Con Ovedito como fiel compañero de aventuras un año más nos fuimos al Festival Internacional de Cine de Toronto (o TIFF lo mismo que el Festival de Tokio o el de Transilvania o algún otro que empieza por T) para ver estrellas y disfrutar de buen cine. O ver de cerca las campañas con las que nos van a meter por la boca el cine que se merece un Oscar. Este año se lleva ese premio ‘Ha nacido una estrella’ porque te guste o no, la tendremos hasta en la sopa.
También fuimos a decir adiós a Robert Redford, que dice que ’The Old Man & the Gun’ va a ser la última. O eso dijo hasta que hablamos porque ahora dice que quizá sea la última… vamos como Miyazaki o los Rolling Stones o cuando uno va de copas a tomar la última.
De copas nos fuimos probando los cócteles con los que pasar el mal rollo que te da ‘Beautiful Boy’ y nos pusimos hasta las orejas de ostras con Sissy Spacek y Melissa McCarthy en la fiesta de Fox Searchlight. Y sobre todo nos dimos una ración de vista en la fiesta de InStyle/HFPA donde calentando motores para los próximos Globos de Oro fueron muchos los que se pasaron a saludar. Matthew McConaughey se la pasó abrazando a todo el mundo, que hay que remontar esa cosa llamada ‘White Boy Rick’. Timothee Chalamet también estuvo de un sobón subido. Mucho más divertido fue Darren Criss, que casi ya con el Emmy por ‘Versace’ en la mano demostró lo bueno que es haciendo selfies. También pasaron por allí una de las Fanning, Elle, uno de los Skarsgard, Alexander, y se llevó el premio al más alto Florian Von Donnersmarck, que le ha tomado diez años volver a ser el niño prodigio de Hollywood con ‘Never Look Away’.
Mal que le pese a alguna no vimos a Ryan Gosling pero ‘First Man’ estuvo bien representado por su director Damien Chazelle, otro de los grandes contendientes de este año, mientras que para levantar las pasiones de sus fanes ahí estuvo Jon Snow, perdón, Kit Harington, sin su esposa pero orgulloso de su anillo de casado que nos mostró todo contento.
Una velada divertida en un festival que sabe pasárselo bien dentro de tanta campaña. Eso sí, los canapés de la fiesta de la HFPA, tan malos como la comida que sirven en los Globos de Oro. Pero según parece a estas ceremonias nadie va a comer menos Raimundo Hollywood, siempre a la busca de la mejor gamba.
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