El director canadiense David Cronenberg es un cineasta difícil de encasillar. A lo largo de los años, su cine ha ido viajando de una forma natural del thriller a la ciencia ficción pasando por el terror, pero manteniendo siempre, eso sí, una profunda carga psicológica tanto en sus historias como en sus personajes. Sus películas siempre son inquietantes y turbadoras, cargadas muchas veces de un fuerte contenido erótico y en ellas la tecnología, la enfermedad, la infección y la muerte ocupan siempre un lugar relevante.
Sus filmes a veces pueden resultar incómodos o provocadores pero a él eso es algo que no le importa. “Yo no soy partidario de la corrección política”, suele decir. “Un artista tiene que ser irresponsable porque tan pronto como empieza a pensar en la responsabilidad social o política comienza a amputarse sus extremidades de artista”, afirma.
El 15 de marzo David Cronenberg cumple 70 años y TCM Autor ha preparado en su honor una simbólica fiesta de cumpleaños emitiendo cuatro películas que sintetizan buena parte de su carrera y de su estilo; ‘Scanners’ y ‘Videodrome’, realizadas a comienzos de los años ochenta, y ‘Spider’ y ‘Una historia de violencia’, que rodó ya comenzado el siglo XXI.
David Cronenberg nació en Ontario. Su padre era periodista y su madre pianista. En la Universidad se licenció en Literatura e incluso llegó a publicar algunos relatos breves, aunque pronto se decantó por el cine. Realizó algunos cortos, un par de largometrajes experimentales y algunos trabajos para la televisión antes de dirigir en 1975 la película que le lanzaría a la fama: ‘Vinieron de dentro de…’, un film de terror en el que contaba la historia de unos parásitos que infectan el cuerpo humano y que se contagian a través del contacto sexual.
La degradación del organismo, la manipulación genética y la investigación científica serían también preocupaciones centrales de sus películas posteriores: ‘Rabia’, ‘Cromosoma tres’ y, sobre todo, ‘Scanners’, un filme que narra la vida de una serie de personas con telequinesia y telepatía, y de una gran corporación que pretende utilizar en su provecho estas capacidades.
A lo largo de su carrera David Cronenberg ha hablado del juego morboso de los medios de comunicación en ‘Videodrome’; de los científicos que se creen verdaderos dioses en ‘La Mosca’; de las perversiones sexuales en ‘Crash’ o de la inestabilidad psíquica en ‘Spider’. En ‘Inseparables’, uno de sus mayores éxitos comerciales, dos ginecólogos gemelos, encarnados por Jeremy Irons, compartían sus conquistas amorosas y reivindicaban la belleza de los órganos humanos.
Su cine ha analizado la violencia intrínseca que habita en los hombres y que es difícil de erradicar en títulos como ‘Una historia de violencia’ o ‘Promesas del Este’. Y ya más recientemente ha sentado, frente a frente, a los dos padres del psicoanálisis moderno, Carl Jung y Sigmund Freud, en Un método peligroso donde combina lo profundamente intelectual con el deseo sexual.
Está claro que David Cronenberg es un cineasta al que le gusta lanzar a los espectadores infinidad de preguntas, aunque la mayoría de las veces sean escabrosas. Y es que el cine, según dice, no tiene que ser necesariamente cómodo sino más bien una exploración filosófica. “Y yo invito a los asistentes a que descubran lo que piensan y lo que sienten”.
Viernes, 15 de marzo:
17:25h ‘Videodrome’ (Videodrome, 1983)
20:50h ‘Spider’ (Spider, 2002)
22:30h ‘Una historia de violencia’ (A history of violence, 2005)
00:10h ‘Scanners’ (Scanners, 1981)
