‘García y García, la comedia protagonizada por José Mota y Pepe Viyuela, clausura la 24ª edición del Festival de Málaga. Dirigida por Ana Murugarren (‘La higuera de los bastardos’), el filme es una producción de Blogmedia y Clarq Films, con la producción asociada de Mogambo y Lightbox y la participación de RTVE, Amazon Prime, EiTB y Aragón TV.
Con un presupuesto oficial en ese momento superior a los tres millones de euros, ‘García y García’ recibió un millón en las Ayudas Generales del ICAA del año 2019. El rodaje se inició el pasado 27 de julio del pasado año y transcurrió en diferentes localizaciones de Teruel, Zaragoza, Madrid, durante un total de ocho semanas.
La película que se mueve entre aeronaves que chocan contra terminales, hangares donde los aviones no se arreglan y personajes que para mantener el equívoco son capaces de todo, parte de una idea original del arquitecto Carlos Lamela, desarrollada por el productor Joaquín Trincado (‘Todo por la pasta’, ‘La higuera de los bastardos’) y plasmada en guion por la propia directora junto a Ana Galán.
A Contracorriente Films estrenará esta comedia familiar en cines el 27 de agosto, cuyo reparto completan Eva Ugarte, Carlos Areces, Jordi Sánchez, Ricardo Castella, Jesús Vidal, Antonio Resines, además del debut en el cine de Martita de Graná y la youtuber Alexity. Los dos principales impulsores de ‘García y García’ explican su papel trabajo, uno como un productor veterano con varias décadas a sus espaldas y otro que se inicia en este mundo.
Audiovisual451: ¿Qué hace un arquitecto produciendo comedias?
Carlos Lamela: “Sí, yo me dedico a la arquitectura, a través del estudio que heredé de mi padre Antonio Lamela, uno de los grandes arquitectos españoles del siglo XX, uno de los primeros en comprender el mundo empresarial para la arquitectura. Esa es también mi profesión, pero curiosamente tengo una gran relación con la aviación y soy piloto desde hace más de 20 años. Además, he trabajado como arquitecto en proyectos aeroportuarios muy importantes, como por ejemplo la T4 de Madrid, todo esto me ha llevado a viajar muchísimo en avión por todo el mundo. En una época de mi vida prácticamente vivía en un avión. Ese cóctel de arquitecto especialista en arquitectura aeroportuaria, piloto y los viajes me hizo pensar que cuando llegaba de uno de mis viajes y veía una persona esperando con un cartelito con el nombre de un viajero, seguramente muchas veces se habían producido errores, porque hay mucha gente con el mismo apellido. Siempre observaba esta situación con humor. Y en una época en la que vivía en Qatar con mi familia, donde iba y venía todas las semanas, se me ocurrió desarrollar la historia de dos personas a las que confunden en un aeropuerto, porque ambos trabajan en una compañía aérea. Escribí un tratamiento de unas 15 ó 20 páginas, pensando que de ahí se podía sacar una película”.
A451: ¿Cómo fue ese primer contacto con el mundo del cine?
C.L: “Yo no tenía relación con el mundo del cine. Ninguna, pero siempre había tenido una gran devoción por Antonio Resines, que en esos momento era el presidente de la Academia de cine. Ni corto ni perezoso se me ocurre mandarle por correo postal ese argumento que había escrito, junto a un libro profesional de mi estudio. Lo normal en estos casos es que nadie te responda, pero Antonio Resines me llamó a mi despacho para decirme que le parecía interesante la historia y que me pasase a verle por su despacho en la Academia. Me atendió muy amablemente y me puso en contacto con el productor Joaquín Trincado porque la historia, como es obvio, necesitaba un desarrollo. Llamé a Joaquín, me dijo que estaba interesado y quedamos en Madrid para charlar”.
A451. ¿Cuáles fueron los primeros consejos de Joaquín Trincado?
C.L: “Joaquín (Trincado) me dijo que le interesaba y que le gustaría contar para el desarrollo con la guionista Ana Galán, me aconsejó también que montase una productora de cine para llevar a medias el proyecto y así hice. Ese fue el embrión”.
A451: ¿Y qué viste tú en esa historia, Joaquín, qué te atrajo para lanzarte a producirla?
Joaquín Trincado: “Era un desafío, porque el argumento se desarrollaba en una compañía aérea, entre aeropuertos, aviones… algo inusual en el cine español, quizá por la complejidad que entraña y lo costoso que puede llegar a ser. Ten en cuenta que nosotros en la película estrellamos aviones, hacemos persecuciones por pistas, tenemos aviones reales… es una nueva dimensión, por eso lo sopesamos antes de lanzarnos a hacerla, era una comedia muy compleja. Y el diálogo entre nosotros fue muy fluido a pesar de que veníamos de dos mundos distintos, pero hubo desde el principio un gran entendimiento”.
A451: ¿Cómo fue el reparto de roles?
C.L: “Como profesional de la arquitectura respeto siempre mucho a mis colaboradores, porque además siempre tratamos elegir a los mejores y les dejamos trabajar. Esa mentalidad la he aplicado también a esta nueva faceta para mí, yo tenía claro que quien sabía de esto era Joaquín y era el que tenía que tomar las decisiones oportunas, aunque obviamente me comentaba lo que creía necesario. Siempre ha habido una confianza mutua importante”.
A451: ¿Fue sencillo entender el mundo de la producción audiovisual?
C.L: “Para mí también fue muy sorprendente comprobar que construir una película y un edificio guarda muchas similitudes, tanto en el desarrollo del proyecto como el posterior construcción. De hecho la arquitectura y el cine siempre han tenido mucha relación, hay muchos cineastas que han colaborado en proyectos de arquitectura y viceversa. Hay parámetros, como la composición, la fotografía, la estética que son muy comunes, también la planificación y la puesta en marcha. Los agentes que intervienen a veces son asimilables, el arquitecto, el jefe de obra, el promotor… Con el guionista, el director, el jefe de producción… No fue difícil acoplar las dos mentalidades”.
J.T: “Una de las cosas que también nos ha unido a los dos es la búsqueda de la excelencia en nuestro trabajo, creo yo. La búsqueda de la excelencia de Carlos en su trabajo como arquitecto es indiscutible y yo creo que como productor también siempre trato de buscar esa excelencia en el producto, la innovación. Cuando se me plantea la posibilidad de hacer esta película pensé que es una vuelta a los orígenes, el regreso a una comedia con mayúsculas y me apetecía mucho”.
A451: Pero entrar en el mundo del cine de esa manera no es habitual, suele costar muchísimo más que enviar un tratamiento…
C.L: “Es cierto que ha sido sencillo para mí entrar en el mundo del cine, pero tan sencillo y tan difícil a la vez… Que Resines leyese ese tratamiento fue la clave y que además me contestase. En cualquier aventura siempre hay un momento clave y si te equivocas de camino eso marca el resto, a veces esa es la diferencia entre que algo salga o no salga. La vida es así, está llena de carambolas”.
A451: De todos modos, el camino parece que ha sido muy largo, porque Resines hace tiempo que dejó de ser presidente de la Academia…
C.L: “Sí, ha llevado su tiempo. Yo escribí el argumento en el año 2014, han pasado ya siete años y conocí a Joaquín hace unos cuatro años”.
J.T: “Antonio Resines y yo somos muy amigos desde hace mucho tiempo, tenemos una amistad muy sólida. Cuando yo entro en contacto con esta película estaba preparando la película de Ana Murugarren, ‘La higuera de los bastardos’, que yo creo que rodé en 2016. Sí, calculo que hace cinco años por lo menos que estamos trabajando en ‘García y García’”.
A451: ¿Por qué ha pasado tanto tiempo?
J.T: “Piensa que esta es una película de 4,5 millones de euros, ‘García y García’ además de ser una película muy divertida y con vocación comercial es una producción deslumbrante, una comedia muy abierta para un público familiar”.
A451: La pareja protagonista era una de las patas fundamentales de la película ¿Cómo se llega a José Mota y Pepe Viyuela?
J.T: “Teníamos clarísimo que la película tenía que contar con una pareja de cómicos protagonista que estuviera muy metida en el imaginario del público español y creo que nadie mejor que José Mota y Pepe Viyuela. Son dos actores perfectos para una comedia con tanto gag visual. El resto del reparto también es muy importante con Eva Ugarte, Martita de Graná, Carlos Areces, Jordi Sánchez, Antonio Resines, Mikel Losada, Naiara Arnedo, Ricardo Castella, Jesús Vidal…”
A451: ¿Y a Ana Murugarren como directora?
J.T: “Darle la película a Ana Murugarren significa dársela a una persona con un gran conocimiento de lo que es la producción audiovisual. Con una capacidad de liderazgo y de hacer que lo difícil parezca fácil, que era esencial para una película tan complicada como esta”
“Cogió el guión y lo hizo suyo, con Ana Galán, y me gustaría destacar que esta es una historia original, es una comedia original no se trata de un remake de otras comedias europeas o latinoamericanas que fueron un éxito en sus países de origen, algo que últimamente estamos viendo mucho en España. Por eso creo que tiene su mérito crear una marca propia como hemos hecho nosotros».
A451: Se rodó durante ocho semanas ¿cómo se ha sorteado la pandemia?
J.T: “Sí, fueron ocho semanas de rodaje en total. Tuvimos que suspender todo en plena preproducción, con mucha gente del equipo dada de alta, sobrevino la pandemia y no sabíamos la dimensión que iba a alcanzar y surgieron muchas dudas. Esperamos y cuando pudimos retomar la actividad incorporamos al equipo a personal de enfermería, tuvimos que hacer compras masivas de test para poder trabajar con toda la seguridad posible. Al final, se puede decir que tuvimos suerte, porque no tuvimos que suspender el rodaje y eso que es una película con muchísima figuración, a veces teníamos a 70 o 80 personas en un avión y no es un espacio demasiado amplio. Trabajamos con mucho rigor”.
A451: ¿Qué secuencias destacarías?
J.T: “Hay muchas secuencias, pero a veces la complicación en el cine surge dónde menos te los esperas. Especialmente complicado fue el rodaje en las pistas de los aeropuertos, entre aviones, con persecuciones con los vehículos de las instalaciones aeroportuarias. Además las pistas de los aeropuertos son espacios tremendamente grandes. También entraña complejidad trabajar con aviones tan grandes, pedir que salga del hangar un avión y meter otro, colocar un motor de avión en una escena determinada… Nosotros ya lo habíamos interiorizado todo en la preparación y lo veíamos con cierta normalidad, pero no deja de ser complejo y nada habitual en una comedia”.
A451: ¿Y la postproducción?
J.T: “La postproducción no ha sido tan complicada como pueda parecer. Ana Murugarren es una excelente montadora y junto a Antonio Frutos han hecho un gran trabajo. Desde el minuto uno ya trabajamos en el montaje. Es verdad que sí hay un trabajo importante de VFX, como es lógico, y el responsable ha sido Jaime Cebrián, de Entropy Studio, que están en Zaragoza. Hemos trabajado muy bien con él y hemos dedicado una buena parte del presupuesto a esos efectos visuales”.
A451: ¿Qué supone clausurar el Festival de Málaga?
J.T: “La verdad que es fantástico poder clausurar el Festival de Málaga. Cuando nos llamó Adolfo Blanco de la distribuidora de la película, A Contracorriente Films, para hablarnos de la posibilidad de estar en el Festival de Málaga, él siempre sentía predilección porque la película clausurase el certamen. Ya lo había conseguido antes en otros festivales con otras de sus películas. Le gusta mucho clausurar los festivales. Coincide además que Carlos (Lamela) está trabajando mucho en la ciudad de Málaga como arquitecto”.
C.L: “Ha sido una casualidad, estamos ahora con dos proyectos de arquitectura muy importantes allí entre ellos un nuevo hospital para Málaga. Viajaremos allí con dos gorras, la de arquitecto y la de productor”.
A451: También echáis el resto con el estreno en cines, a finales de agosto una de las fechas más importantes del año, al menos antes de la pandemia…
J.T: “Sí, estrenar el último fin de semana de agosto es un clásico para el cine español con vocación más comercial, ‘El niño’, ‘Tadeo Jones’, ‘Cuerpo de élite’… Una de las cosas que nos preocupaba a la hora de elegir la fecha era el momento de los cines, necesitábamos que la exhibición volviera a su ser. Esta es una película con una gran inversión y no queríamos perder la posibilidad de ser una de las comedias del verano, pensamos que a finales de agosto los cines estarán ya más recuperados y el público apoyará la película. Málaga nos va venir muy bien para comenzar con la promoción. Y vamos a llegar a los cines después de algunas otras comedias españolas importantes que se estrenarán antes y que van a ir calentando el ambiente. Confío en que la gente va a tener ganas de ir a pasarlo bien al cine”.
A451: ¿Cuáles son las previsiones de pantallas?
J.T: “Estrenaremos por encima de las 300 copias, pero habrá que afinar cuando se acerque la fecha de estreno”
A451: Habláis de haber creado una marca ¿habrá entonces ‘García y García 2’?
J.T: “Sin duda, lo tenemos en mente. A lo mejor si no hubiera habido pandemia incluso es posible que estuviéramos más avanzados. Estamos trabajando en esa idea de ‘García y García 2’”
A451: ¿Y seguirá adelante este binomio?
C.L: “Mi idea es seguir haciendo películas junto a Joaquín, queremos dar a esta alianza una robustez en el tiempo, que no sea flor de un día. Tenemos otros proyectos entre manos. Constituí mi productora Clarq Films (Carlos Lamela Arquitecto Films) y si todo va bien con esta primera película, que creo que sí habrá continuidad. Quiero además producir algunos documentales relacionados con el mundo de la arquitectura. En primer lugar mi idea es hacer un documental sobre la vida y obra de mi padre, teniendo en cuenta que dentro de cuatro años se celebra el centenario de su nacimiento”.