El pasado 14 de septiembre se presentaba en Madrid ECAM Industria, la nueva denominación que engloba el conjunto de iniciativas de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid destinadas al impulso de la producción de largometrajes, al apoyo del talento emergente, a dinamizar el tejido audiovisual nacional y la distribución de las obras de los alumnos. En el marco de ECAM Industria aparecen propuestas como La Incubadora, Start Me Up, La Distribuidora y Talento ECAM.
En el fondo se trata de aglutinar todas las actividades que se acercan al lado profesional bajo un mismo paraguas y potenciar estas sinergias entre el mundo educativo y el mundo laboral real. Aunque ECAM Distribución era ya una marca reconocida por la multitud de festivales nacionales e internacional que recibían cada año las obras de los alumnos de la escuela, ahora, con su nueva denominación de La Distribuidora, se da una vuelta de tuerca más para tratar explotar y visibilizar al máximo el talento emergente y sus obras. Brais Romero, responsable de La Distribuidora, cuenta los detalles de este nuevo impulso al área de distribución de ECAM.
A451: ¿Cómo será la nueva Distribuidora para los alumnos de la ECAM?
Brais Romero: «El principal cambio que va a suponer esta iniciativa es que vamos a pasar de un enfoque más centrado en conseguir selecciones de cara a festivales a un enfoque mucho más pedagógico que se va a traducir en una nueva etapa formativa, algo así como un cuarto curso en el que vamos a explicar a nuestros alumnos, no ya a qué festivales vamos a ir, sino por qué elegimos unos certámenes en concreto y no otros. Vamos a mantener reuniones personalizadas con cada uno de los equipos para valorar cuáles son sus expectativas y qué posibilidades existen, porque, en el caso de una diplomatura como esta, cuyo resultado es una película, hay que saber manejar muy bien las expectativas. Pocas personas tienen la suerte de ganar un Goya nada más debutar y hay que ser consciente de ello. Los premios, al final, son algo muy cortoplacista, y lo que nosotros queremos es potenciar jóvenes talentos, no solo sus películas».
A451: ¿Se trata de un servicio adicional por el que los estudiantes van a tener que pagar?
B.R: «Esta iniciativa se enmarca dentro del departamento de ECAM Industria y arranca, en general, cuando los alumnos han finalizado la etapa de estudio. No es un servicio más por el que ellos tengan que pagar, simplemente es una vuelta de tuerca a lo que ya hacíamos antes, es decir, se trata de distribuir las películas haciendo hincapié en enseñar a los estudiantes cómo se diseña una verdadera estrategia de distribución y cuáles son los recursos que se necesitan. Otra de las cosas que vamos a hacer es asesorar a aquellos alumnos que cuenten con un proyecto realizado con anterioridad o con posterioridad a matricularse en la ECAM, porque lo que nos interesa es potenciar a los cineastas. Sabemos que mover una película hecha con amigos y con poco dinero es muy complicado, pero tratamos de dar las claves de cómo hacerlo, cómo hacer contactos en festivales».
A451: Ahora estamos hablando únicamente de cortometrajes y documentales, ¿no es así?
B.R: «Ahora mismo es así. Todavía no contamos con ningún largometraje, pero nunca se sabe, porque, al final, todo depende de las ambiciones de cada equipo y de cada proyecto. Por ejemplo, recientemente pasó por aquí ‘Tener tiempo’, un largometraje documental que estuvo presente en el Festival de Málaga y funcionó muy bien. Lo que quiero decir es que nosotros trabajamos con películas y las películas pueden tener múltiples duraciones. Cada proyecto necesita una duración distinta y lo que le decimos a los alumnos es que no piensen en eso como algo que les puede cerrar puertas, sino como algo que tiene que encajar con la naturaleza y la forma de cada proyecto, nada más».
A451: Aún así, la duración sí que supone un límite, muchas veces, a la hora de poder competir en un festival u otro…
B.R: «Desde luego. Una duración de unos quince o veinte minutos suele ser percibida como la más idónea, porque, si un corto sobrepasa ya los treinta minutos hay muchos festivales que no lo quieren, pero si el proyecto es muy bueno y dura cuarenta minutos porque los necesita para que la historia pueda contarse bien, recortar su duración con el mero objeto de acceder a determinados festivales, al final, juega en su contra, no solo del alumno y de su película, sino del cine en general. Por eso, queremos que los estudiantes entiendan cómo funciona la programación de los festivales y que, si un festival no está interesado en su película porque no se ajusta a lo que buscan, siempre podrá encontrar otro espacio donde su proyecto va a encajar. Nosotros les damos libertad para que ellos trabajen sobre aquello que les interesa y luego les enseñamos el camino a seguir. Ese es nuestro trabajo».
A451: Es de suponer que el concepto de distribución que manejáis no incluye las salas comerciales…
B.R: «Yo siempre he seguido la máxima de nunca digas nunca. Sí que es verdad que, ahora mismo, estamos muy centrados en el mundo de los festivales, pero también estamos trabajando con plataformas VoD y puede que algún día hagamos algo, aunque sea pequeño, en ese sentido, ¿por qué no?».
A451: Dependerá mucho de la naturaleza y las ambiciones de cada proyecto, claro…
B.R: «Efectivamente. Por eso, para nosotros, es muy importante ser sinceros con los cineastas, sobre todo porque pensamos que, en un momento en el que todavía se están formando, es necesario que alguien con un bagaje les dé un feedback y, de manera honesta, les diga qué película tienen delante. La crítica no tiene por qué ser algo negativo, simplemente se trata de encontrar los puntos fuertes y los puntos débiles para saber qué se puede mejorar y conseguir algo más perfecto. No queremos engañar a nadie y menos a cineastas que están al principio de su carrera y tienen toda la vida por delante».
A451: Aproximadamente, ¿Cuántas obras pasan por la ECAM cada año?
B.R: «Habitualmente, lo que hacía ECAM Distribución era trabajar con la última promoción de películas que salía de la escuela. Ahora, la diferencia es que desde La Distribuidora vamos a trabajar, en general, con todo el catálogo de la ECAM, que es muy amplio. Cada año, la ECAM produce diez películas, unos tres documentales y siete obras de ficción, que se añaden a ese catálogo. El funcionamiento ha ido cambiando durante estos últimos veinticinco años y la cantidad de producciones varía mucho de una promoción a otra, por lo que es difícil decir el número exacto de obras que componen ese catálogo, aunque, seguramente, estemos hablando de cientos de películas».
A451: Aún así, os centraréis más en las diez películas de la promoción más reciente…
B.R: «Es posible, pero, a la vez, también trabajamos con bastantes proyectos de años anteriores. Cuando los alumnos terminan sus películas, durante el primer año, tratan de cumplir sus aspiraciones y se centran en presentarlas a los grandes festivales de clase A. Luego, al año siguiente, quedan muchos otros festivales más pequeños que no exigen tantos requisitos, sobre todo, en lo relativo a las fechas de producción. Sin duda, esto supone para nosotros una gran oportunidad que hay que aprovechar».
A451: ¿También os encargáis de hacer selecciones para ciclos externos?
B.R: «Sí y también estamos trabajando de una forma diferente a ese respecto. La Distribuidora funciona de una forma muy transversal y está interconectada con el resto de departamentos de la ECAM. No solo nos centramos en la distribución, también nos preocupa la comunicación, el talento e incluso el propio plan de estudios de la escuela. Ahora mismo, estamos iniciando nuevas colaboraciones con algunos festivales y estamos tratando, por ejemplo, de incluir programas especiales de la ECAM en certámenes internacionales, siempre con el objetivo de visibilizar nuestra producción, que es enorme».
A451: Los viajes a festivales de todo el mundo deben ser una constante…
B.R: «Así es. Precisamente procedo del mundo de la programación de cortometrajes, colaboré en el festival Curtocircuíto de Santiago de Compostela y cuando me ofrecieron trabajar en la ECAM, acepté porque tenía muchas ganas de ver el juego desde el otro lado. Es decir, pasé de buscar las películas a enviarlas y es un trabajo muy interesante porque está compuesto por muchos pequeños procesos y te permite estar en contacto con un gran número de cineastas. Viajo mucho y recorro muchos festivales, pero a nadie le amarga un dulce. Los festivales son la clave de todo porque es donde están los contactos y eso es lo que tratamos de explicar a nuestros alumnos».
A451: ¿Cómo planteáis exactamente esa asesoría que ofrecéis a los estudiantes?
B.R: «En La Distribuidora, trabajamos dos personas, Jorge Fernández-Mayoralas y yo, que somos dos cinéfilos empedernidos y, gracias a eso, conocemos muy bien el mundo de los festivales, los equipos que los gestionan y sus líneas de programación. Cuando vemos una película, tratamos de visualizar en nuestra cabeza el recorrido que podría seguir y si le conviene más ir a un festival más o menos potente, porque, luego, todo eso influye en que la película pueda gozar de un efecto bola de nieve. Es decir, que si consigue una selección muy importante, el resto cae como si fueran fichas de dominó, aunque no siempre es así. Una vez hecho esto, nos reunimos con los directores y les preguntamos si ya tienen en mente algún festival al que les gustaría ir o si conocen a algún programador de un certamen concreto. Toda esa información la vamos añadiendo a nuestra base de datos para trazar un recorrido que se traduce, al final, en una serie de inscripciones diarias».
A451: Desde luego, no os vais a aburrir, eso es seguro…
B.R: «Para nada. Es imposible, porque cada año nos llegan diez nuevas películas y la promoción varía mucho de una a otra. Lo mejor de todo es que esto nos permite estar muy al tanto de lo que va a ser el cine de mañana, desde sus primeras etapas. También nos permite ayudar a los alumnos, con un enfoque más pedagógico, para que aprendan a moverse por los festivales, que no es fácil, y menos cuando es la primera vez que van y no conocen a nadie. Tratamos de animarles para que sean proactivos y, para mí, es maravilloso cuando voy a un festival y veo con mis propios ojos el fruto de todo este trabajo».