Una de las novedades de la segunda edición del mercado de cine independiente que se celebra en el marco del Festival de Sevilla es el primer premio MERCI Sevilla que ha recaído en un histórico de la distribución y la exhibición como Juan José Daza (1937).
Daza lleva más de medio siglo dedicado al mundo del cine, en toda la cadena de valor, como guionista, productor, distribuidor y exhibidor, además ha escrito diversos libros sobre cine. Hasta el momento ha publicados seis tomos de «Estrenos de Cine en Madrid» (1939-1978).
Diplomado en Periodismo y en la Escuela Oficial de Cine (especialidad de Producción), en 1960 Daza empezó a trabajar en las productoras y distribuidoras Dipenfa y Filmayer. En los años 70 produjo su primer filme independiente, ‘Bruja, más que bruja’ (1976), con Fernando Fernán-Gómez y coescribió los guiones de películas como ‘El abuelo tiene un plan’ (1973) junto a Vicente Coello, ‘Separación Matrimonial’ (1973), con Ana Belén, ‘Mi hijo no es lo que parece’ (1974) de Angelino Fons, ‘El extraño amor a los vampiros’ (1975) con Emma Cohen y ‘El último guateque’ (1978) de Juan José Porto. Paralelamente desarrolló su faceta como crítico de cine y como distribuidor independiente.
Finalmente se hizo cargo de la programación de varias salas de Las Palmas, Valladolid, El Escorial, Las Rozas y Alcalá de Henares y lideró durante 25 años la programación del Cine Paz de Madrid, un recinto perteneciente ahora al circuito MK2 que se ha mantenido en una zona de la capital especialmente afectada por los cierres de cines. Audiovisual451 ha entrevistado a Juan José Daza, después de que recogiera el primer premio MERCI Sevilla.
Audiovisual451: ¿Cómo ha recibido este reconocimiento de los distribuidores?
Juan José Daza: “El premio ha sido una sorpresa y creo que inmerecido, porque, aunque llevo toda una vida dedicada al cine, para mí era una obligación sin transcendencia alguna. Esos sí, cuando me lo comunicaron fue una enorme satisfacción y estoy enormemente agradecido. Me llevo sobre todo el gran cariño de toda la profesión”.
A451: Un premio que podría haber venido de exhibidores, de productores…
J.J.D: “Es cierto que he tocado todas las ramas del cine”.
A451: ¿Qué diferencias hay entre el cine que conoció y el actual?
J.J.D: “La gran diferencia de cuando yo empecé con el momento actual es la gran competencia a la que ahora se enfrenta el cine. En los años 50 fue la televisión, luego el vídeo, ahora las plataformas y en medio la tragedia de la pandemia… No sé como las salas pueden aguantar todavía abiertas”.
A451: ¿Y en el caso concreto de la distribución?
J.J.D: “Yo creo que en lo básico, la distribución se parece mucho, seguimos igual, y tampoco ha cambiado tanto la relación con la exhibición. En mi época de distribuidor independiente teníamos igualmente la competencia brutal de las multinacionales norteamericanas. Por ejemplo, yo traje la reposición de ‘La vuelta al mundo en 80 días’ y un cine de la Gran Vía de Madrid me dijo que le encantaría programarla en verano pero que no podía, porque no la traía la major de turno. Este problema ha existido siempre, en mi opinión esto se ha ampliado ahora por la enorme fuerza que tienen las plataformas”.
A451: Con una oferta de ocio como nunca…
J.J.D: “Exacto y una oferta de ocio sin comparación, nos quejamos de que la gente no va al cine, pero es que nos salen las películas por las orejas, incluso en el móvil”.
A451: ¿Cómo diseñó toda la estrategia de fidelización del público en el Cine Paz de Madrid durante 25 años?
J.J.D: “Mi estrategia en el Cine Paz de Madrid para fidelizar al público era muy sencilla, consistía en estudiar muy bien a nuestro público y buscar un sello propio. En el Cine Paz nos dedicamos a poner títulos de distribuidores independientes, no poníamos los grandes títulos norteamericanos. Yo me di cuenta de que era un público al que le atraía el buen cine, pero en español, nunca en Versión Original. Directores de banco, abogados, médicos… Esto nos permitió estar 25 años con un público muy fiel que iba al Cine Paz sin tener pensado de antemano un título, porque confiaban en que algo de su gusto iba a estar en la cartelera”.
A451: ¿Cómo sabía lo que iba a interesar a ese público?
J.J.D: “Tiraba de intuición y de mi gran amor al cine. Yo sabía que había un público, casi cautivo, que iba a confiar en mi criterio de programación de grandes títulos de autor siempre en español. Ese fue el secreto de Cine Paz durante muchos años”.
A451: ¿Qué puede contar de su etapa como guionista y productor?
J.J.D: “Tuve la suerte de empezar a trabajar en Filmayer y Dipenfa. Me acogió una personalidad muy importante del cine español que era Vicente Coello, guionista de grandes éxitos. Conocía muy bien los resortes de la comedia española y teníamos un platel de estrellas espectacular. Participé en varias películas con él. Con Coello aprendí muchísimo, sobre todo la mecánica del guion cinematográfico. Después hice también varios guiones con Juan José Porto. Y las locuras de juventud me llevaron a ponerme por mi cuenta como productor. Mi primera película como productor independiente fue con Fernando Fernán Gómez. Pero la producción me dio más disgustos que satisfacciones, la producción da muchos quebraderos de cabeza. Aunque fue una buena experiencia, es mucho mejor ser programador de cines, sin duda”.
A451: En producción entran en juego muchos más factores y más difíciles de controlar…
J.J.D: “Sí, hay que manejar muchos egos y jugar con muchos imponderables. Llueve cuando tiene que hacer sol… Por ejemplo, rodé ‘El huerto del francés’ con dos estrellas del momento como Agatha Lys y María José Cantudo y se pelearon en el rodaje. Surgen siempre muchos problemas”.
A451: ¿Qué otras cosas destacaría de su larga carrera?
J.J.D: “Una de las partes más apasionantes de mi vida profesional fue viajar por el mundo buscando películas para el mercado español, a Tokio, a Los Ángeles… Descubrí pequeñas joyas del cine mundial que no se había estrenado en España antes. Trajimos varias películas japonesas de las productoras Toho y Toei, por ejemplo, también de Golden Harvest de Hong Kong. Fue un periodo muy apasionante con películas que dieron muy buenos resultados económicos. Y otro de los campos que exploté fue el estreno en salas de reposiciones de títulos clásicos en versión original como ‘La diligencia’ o ‘Los sobornados’, que fueron grandes éxitos también, antes, claro, que llegaran las televisiones privadas. Fueron unas 25 películas clásicas”.
A451: ¿Cree que esto se podría repetir ahora?
J.J.D: “Ahora creo que esta fórmula no funcionaría porque estas películas están machacadas por la televisión y están todas en las plataformas. La gente ha perdido el gusto por ver estas grandes obras. Los jóvenes no quieren ver cine en blanco y negro. Nos ha perdido la banalización de la cultura existente. Antes había un respeto a la cultura, admirábamos las obras, aunque a veces no las entendíamos. Eso se ha perdido y no sé si se recuperará”.