Muchas son las filosofías del cine que de modo sistemático o no se han desarrollado en las últimas décadas, las pocas que lleva el cine entre nosotros. La propuesta que se presenta en el libro “Filosofía del cine”, de José Luis Pozo Fajarnés, editado por Pentalfa, quiere ser de las primeras mencionadas, las sistemáticas. Solo de este modo consideramos que puede entenderse qué es el cine: sus relaciones con las ciencias, por un lado, y sus relaciones con los problemas tratados por las distintas propuestas filosóficas, por otro lado
El libro está estructurado en dos partes, la primera (la crítico–regresiva) aborda cinco cuestiones disputadas: 1) Que el cine no es el Séptimo Arte; 2) La cuestión del cine como educador de masas; 3) La involucración del cine con el lenguaje, de modo que se demuestra que el cine no es un lenguaje; 4) La crítica a Walter Benjamin y Theodor Adorno; y la 5) La crítica a los autores posmodernos que teorizan sobre cine, sobre todo la crítica a Gilles Deleuze.
En la segunda parte, más extensa, se tratan diversas temáticas, entre las que destacan las siguientes: la primera de ellas es la relación del cine con la ciencia. Se presenta esta relación mediante un cruce de tres parámetros diferentes: las distintas acepciones de la idea de ciencia, la doctrina de las metodologías científicas y, por último, la doctrina de los planos ontológicos de una construcción artística. De ello surge una clasificación que permite ver cuándo la ciencia tiene un papel relevante en el cine y cuando no.
Cuestión aparte es la de señalar el papel de la verdad en las producciones cinematográficas. “La verdad se dice de muchas maneras”. Una afirmación tomada de Aristóteles (parafraseándolo), pero que cobra pleno sentido en la filosofía de Gustavo Bueno, el cual es el referente primordial de este libro de «Filosofía del cine». Por otra parte, también se considera cómo se presentan las ideas en los filmes, teniendo en consideración si este aparecer es veraz o falaz.
También se ha considerado en el libro más que pertinente proponer una clasificación de las películas que tome distancia de los criterios clasificatorios habituales, que no suelen tener en consideración el cómo en la elaboración llevada a cabo por los agentes cinematográficos. Esas clasificaciones desechadas no atienden a las necesarias anamnesis y prolepsis presentes en toda construcción humana. De este modo, se diferencia el cine de otras artes, que incluso se suelen tener como semejantes, como por ejemplo el teatro.
Para concluir con esta escueta presentación del libro, cabe mencionar que el cine es considerado en él como una esencia que está en proceso y que, por lo mismo, está constantemente cambiando, y que tiene un núcleo, un curso y un cuerpo. Que tiene además un género generador que debe ser rastreado en técnicas previas.
, como la tecnología que es, tiene una estructura categorial. Con ello, por tanto, estamos señalando cuál es la esencia del cine. Con este señalar acompañado de las cuestiones mencionadas, y de otras muchas que son imposibles de presentar aquí, lo que hacemos en las páginas del libro es responder a una recurrente pregunta: la de ¿Qué es el cine?