Otro año pasa, y Brasil sigue rezagado con respecto a los demás países que comprenden los enormes beneficios generados por incentivos a la producción de contenido audiovisual.
Colombia, por otro lado, una vez más cosecha los frutos de su estrategia a largo plazo de ofrecer beneficios para la producción de contenido audiovisual y muestra los resultados de esta política pública con la impresionante producción de ‘Cien años de soledad’, estrenada en Netflix el mes pasado.
La famosa novela de Gabriel García Márquez es uno de los proyectos audiovisuales más ambiciosos en la historia de Latinoamérica, como se ve en los datos publicados recientemente por el gobierno colombiano (Proimágenes y Colombia Film Commission).
La serie fue filmada en su totalidad en Colombia, luego de que Netflix adquiriera los derechos de la obra en 2019 y, en 2021, el proyecto fuera aprobado para recibir el incentivo CINA (Certificado de Inversión Audiovisual), una herramienta tributaria de la Ley 1556 que otorga un crédito fiscal transferible del 35 % sobre el gasto total realizado en el país para producciones internacionales elegibles. En este caso, para la inversión de la serie en Colombia, el incentivo CINA fue de aproximadamente 47.000 millones de pesos (10,8 millones de dólares).
El CINA y el Fondo Fílmico Colombia (FFC), un incentivo que ofrece un cash rebate (devolución de una parte de la inversión realizada en servicios audiovisuales y logísticos), fueron esenciales para crear un entorno favorable para la producción audiovisual internacional en el país. Estos incentivos han permitido a Colombia atraer producciones exitosas en los últimos años, como ‘Paddington en Perú’, ‘Freelance’, ‘Shadow Force’, ‘The Long Game’ y ‘Ni en Sueños (Long Shot)’.
De hecho, el sofisticado sistema colombiano de incentivos a la producción comenzó en 2012 con el cash rebate del FFC y solo empezó a ofrecer también el modelo de transferable tax credit (crédito fiscal transferible) en 2020. Por lo tanto, no es sorprendente que, para Brasil, el estudio reciente de Olsberg SPI recomiende inicialmente establecer un incentivo en formato de cash rebate.
El ‘Estudio de Impacto Económico para un Nuevo Incentivo Federal a la Producción Audiovisual en Brasil’ de Olsberg SPI, publicado en agosto de 2024, detalla cómo un incentivo federal para el audiovisual en Brasil podría estimular significativamente la producción de contenido y generar beneficios económicos y estratégicos.
El estudio indica que, si se introdujera un incentivo federal en 2024 con un límite anual de 25 millones de dólares y otro de 100 millones de dólares, Olsberg SPI estima que, para 2030, el sector de producción audiovisual podría generar hasta 730 millones de dólares y 1,03 mil millones de dólares en gastos directos con la producción, respectivamente. Esta actividad podría crear directamente unos 11.000 y 15.500 puestos de trabajo hasta 2030, respectivamente.
El impacto de ‘Cien años de soledad’ en números
Gracias a las políticas públicas audiovisuales coordinadas del gobierno de Colombia, que ha entendido claramente los beneficios del impacto de los incentivos en los gastos y en la creación de empleos, el país sigue liderando en la región en términos de atracción de producciones internacionales. El proyecto basado en la obra de García Márquez reafirmó a Colombia como un destino competitivo para producciones internacionales. Entre 2023 y 2024, el país aprobó 64 proyectos con el incentivo CINA, con un valor total de inversión de 249,8 millones de dólares, y 9 proyectos para el FFC, con 24,4 millones de dólares.
Según datos de Netflix, la producción de ‘Cien años de soledad’ aportó más de 52 millones de dólares a la economía del país. Esta cifra es una medida del impacto en el PIB e incluye tanto el impacto del gasto directo en la producción como el gasto que se produce en la cadena de suministro. Además, la producción involucró a más de 5.000 personas entre equipos técnicos, artísticos y los extras necesarios para todas las escenas, más de 100.000 noches de hotel, más de 850 proveedores de bienes y servicios locales, 40.000 piezas de vestuario, entre otros artículos.
Es evidente que incentivos a la producción bien diseñados son herramientas económicas cruciales, proporcionando beneficios directos e indirectos con la creación de empleos, la inversión en infraestructura e incluso el turismo. Los incentivos a la producción generan valor económico más allá de los costos iniciales de producción, convirtiéndose en una inversión beneficiosa para el país en su conjunto.
Así que la pregunta sigue siendo la misma: ¿cuándo se unirá Brasil a los países que compiten por producciones audiovisuales para generar crecimiento económico y empleos y desarrollar las industrias culturales, implementando un incentivo nacional para la producción de contenido audiovisual?