Raimundo Hollywood se adentra al lugar donde estrellas y mortales son iguales: El cuarto de baño.
Para que no se diga que siempre hablo de gambas, fiestuquis y comidas hoy Ovedito, el oso cinéfilo, y yo nos adentraremos al secreto mejor guardado de las estrellas: el de sus cuartos de baño.
Tenemos baños públicos como el que está frente al hotel Beverly Hills y donde pillaron hace años a George Michael con las manos en la masa de alguien. O esos más privados como los de Emma Thompson, Susan Sarandon, Elizabeth Taylor o Jodie Foster, todas ellas actrices que acostumbran a guardar en el baño sus Oscar porque, más tarde o más temprano, todos sus invitados pasarán por allí. Chicas previsoras.
También está el baño del Beverly Hilton, donde ya es normal que nos crucemos, año tras año con Al Pacino durante la entrega de los Globos de Oro. Digamos que tenemos las vejigas sincronizadas.
Pero si vamos a hablar de baños, hablemos del más visitado, el que hay detrás del escenario del teatro Dolby donde se celebran los Oscar. El baño de las estrellas. Porque como sólo hay dos, las colas son estelares, nunca mejor dicho.
Ahí por ejemplo presenciamos este año como un veterano Robert DeNiro se quiso saltar las mínimas normas de educación y galantería para saltarse la cola delante de Kim Novak. Tendremos piedad que DeNiro tuvo cáncer de próstata y seguro que le pasó como al resto de los mortales, que tampoco reconoció a la Novak.
La otra que pasó por allí como una exhalación fue Jennifer Lawrence, con un apretón que te pasas mientras gritaba eso de: “¡Que alguien me ayude que el vestido es muy apretado y no puedo yo sola!”. Menos mal que su noviete Nicholas Hoult estaba allí para ayudarla porque sino la propia Lupita Nyong’o pensaba entrar en el baño con ella y echarle una mano con la cremallera.
Es el mismo cuarto de baño en el que Daniel Day Lewis tuvo que esperar pacientemente a que salieran mientras Zac Efron le daba la brasa en plan “fan number one”. Afortunadamente, todo un caballero, Day-Lewis se libró de la charleta en cuanto se abrió la puerta con un educado: “Si me perdonas voy a entrar antes de que se nos cuele alguien”.
Y hablando de todo un poco, mucho se habrá comentado la pizza que Ellen DeGeneres repartió entre las estrellas pero de lo que no se habló tanto es de lo que no compartió Kristen Bell. Porque como aseguró la voz de ‘Frozen’ en su Twitter “cuando me veas en la alfombra roja, que sepas que llevo un burrito en mi bolso”. Y es que estas estrellas, siempre tan sofisticadas.
Copyright de las fotografías: R&R Communications.