Aprovechando nuestro paseo por Panamá gracias a la primera edición de los Premios Platino, Ovedito ha decidido culturizarnos un poco sobre este país centroamericano.
Cuando llegamos poco sabíamos más allá de lo lógico: Que tiene un canal, un sastre y un sombrero.
Pues al parecer lo del sombrero de Panamá es una falacia por mucho que Victoria Abril se empeñara en la ceremonia de los Premios Platino en llevar uno de los verdaderos. Lo llamó verdadero porque al menos el suyo estaba hecho por locales, porque la mayor parte de los sombreros que se venden en Panamá, y se venden muchos, están hechos en Ecuador y, sobre todo, en China. Los sombreros son ecuatorianos de origen y tradición desde el siglo XVII pero, según nos contó un local, su nombre le viene de cuando el presidente estadounidense Theodore Roosevelt pasó por las obras del canal y abanicándose con el sombrero de marras dijo “Panamá hot, Panamá hot” y una mala traducción de hot por hat bautizó el tocado. Historia apócrifa pero nos gusta.
En cuanto al sastre, habrá muchos en Ciudad de Panamá pero la verdad es que paseando por las calles del Panamá más colonial, el casco viejo, es fácil sentirse como en la novela (y luego película) de John le Carré. La cinta con Pierce Brosnan y Geoffrey Rush fue filmada en la ciudad y lugares como el Palacio de las Garzas, como se llama el palacio presidencial por las garzas que allí se pasean, o la casa de Rubén Blades, con ese tono rosadito que tiene, enseguida te lo recuerda. También recuerda al Bolivia de otro filme de espionaje, ‘007: Quantum Solace’. La razón es clara: ¡Estuvo rodada en Panamá!
Pero nada habla tanto de Panamá como su canal, ese que ahora cumple cien años y que fue el eje central en la trama de ‘El sastre de Panamá’. Allí estuvimos también gracias a la celebración de los Premios Platino que convirtieron el teatro AtlaPa en otro punto hollywodiense de referencia de la ciudad dada la congregación de famosos que asistieron a esta primera edición que podéis ver aquí http://www.premiosplatino.com/PPla_Videos.aspx?s=1
Y para el futuro os recomendamos el nuevo museo de la biodiversidad, una joyita diseñada por Frank Gehry, autor de esos edificios también de Bond, James Bond, como el Guggenheim de Bilbao y casado con una panameña. Allí Ovedito hasta se echó un amigo en el oso dEmo, compañero de viaje de Nacho Cano.
Un viaje que acabamos con Ovedito camuflado en una de las máscaras hechas por los emberás o pueblo amerindio de la zona que durante años habitó en las proximidades del canal y donde incluso se encargaron de entrenar a militares estadounidenses en tareas de supervivencia, ya fuera para ir a la Luna en plan ‘Elegidos para la gloria’ o para ir al Vietnam de ‘Platoon’.
Copyright de las fotos: R&R Communications.