Quede claro que Mrs. Robinson sólo hay una, Anne Bancroft, y a ti te encontré en la calle. Pero Sharon Stone logró seducirnos. A mi, a Ovedito, el oso cinéfilo, y a los 500 asistentes que acudimos al secreto mejor guardado de Hollywood, los Live Read que se organizan en el museo LACMA de Los Angeles y que esta vez adaptó a este formato un clásico como ‘El graduado’.
Se trata de una iniciativa personal de Jason Reitman, que además de hacer películas que nos gustan como ‘Juno’, ‘Gracias por fumar’ o ‘Up in the Air’ también hace cosas con los filmes que a él le gustan. Como este programa llamado Live Read en el que dirige una lectura pública del guión de rodaje de películas tan diversas como ‘Atrapado en el tiempo’, ‘Space Jam’, ‘Boogie Nights’ o ‘Reservoir Dogs’, entre otras. Y desde que comenzó con este proyecto, hace ya más de tres años, siempre quiso llevar al escenario la lectura de un clásico como El graduado.
Finalmente lo hizo esta semana con la mejor de las Mrs. Robinson, Sharon Stone, que sedujo por igual a la audiencia y a un joven Jay Baruchel, en el papel de Benjamin Braddock que Dustin Hoffman inmortalizó en el filme de 1967.
Las reglas del Live Read: en el escenario no hay más que un puñado de sillas, un puñado de micrófonos y un puñado de actores que leen los papeles, en ocasiones más de uno si son los de menudillo. Jason Reitman lee las indicaciones del guión y por toda referencia al filme en cuestión se proyecta en la pantalla un fotograma del espacio en el que transcurre la escena que se está leyendo en cada momento.
Otra de las peculiaridades de este programa es que los asistentes no saben hasta que no empieza la lectura quién va a leer. El reparto siempre es jugoso pero a todos los presentes se nos cayó la lengua al suelo cuando vimos a Sharon Stone, en toda su gloria, leer el papel de Mrs. Robinson. Nunca fue tan cierta esa frase de “Sra. Robinson, está usted tratando de seducirme” como cuando se la dijo Baruchel a la Stone. La actriz no necesitó levantarse para tal conquista. Sentada en el borde de la silla, con minifalda, las piernas cruzadas, voz aguardentosa más rasposa de lo normal por una inopinada tos que no la dejó durante toda la representación Stone nos enamoró a todos como si fuera la primera vez.
No me extraña que Baruchel le plantara un beso en los labios fuera de programa. Nosotros también lo habríamos hecho si hubiéramos podido. Pero nos conformamos con estar en la audiencia junto al autor del guión, Buck Henry, y del productor de la cinta, Lawrence Truman. Disfrutando de lo que Reitman describió como una “experiencia única” para los que allí estábamos y a los que nos pidió que, en una cultura en la que todo es “downlodeable y streameable” (toma palabros), en el momento disfrutáramos del momento sin subirlo a la red.
Copyright de las fotos: Wire Images (excepto imagen Ovedito, que pertenece a R&R Communications).
