Esta noche, desde las 00:30h Canal+ Series estrena la segunda temporada de ‘Masters of Sex’, la serie que con dos nominaciones a los Globos de Oro y el Premio AFI al programa de televisión del año, continúa narrando la historia de la pareja Masters (Michael Sheen) Johnson (Lizzy Caplan), ginecólogo y psicóloga, que en los 60 fueron artífices de toda una revolución sexual. Además, el primer episodio de la segunda temporada estará disponible en Free VoD para todos en Yomvi desde el mismo lunes hasta el viernes 18 de julio (yomvi.es/mastersofsex). También en Yomvi, los clientes pueden disfrutar de la primera temporada al completo.
A continuación, ofrecemos una entrevista con Sarah Timberman, productora ejecutiva de la serie, y Michelle Ashford, guionista y creadora de ‘Masters of Sex’.
¿Dónde empieza la temporada dos?
MICHELLE: La temporada dos empieza más o menos donde lo dejamos. Seguimos ahí durante seis episodios, y luego el episodio siete nos lleva a tres años después.
SARAH: El primer episodio trata el tiempo y los puntos de vista de una forma muy emocionante. Desentraña la forma en que dos personas pueden compartir una experiencia enormemente íntima, y sin embargo, llegar a distintas conclusiones acerca del significado de dicho encuentro. Así que el primer episodio se mueve adelante y atrás en el tiempo. Y tras ese episodio, avanzamos cronológicamente hasta mediados de temporada, donde damos un salto que creo que será muy estimulante.
¿Podéis contarnos algo del argumento en lo que concierne a Libby, a Langham, a Betty, a Scully y a DePaul?
MICHELLE: Esta temporada Libby llega a una etapa de transición, pasa de ser una mujer que cree que la solución es una familia feliz a empezar a cuestionarse esa idea. Langham también pasa por un gran cambio, pero como es un personaje inmune a la reflexión, esencialmente flota como un corcho en el océano por muchas penalidades que atraviese. Betty vuelve como la esposa del rey de los «pretzels», pero su felicidad no está escrita, aunque llegue a entrar en la familia Masters & Johnson. DePaul y Johnson hacen juntos un viaje muy significativo, pero no puedo decir mucho más.
SARAH: Libby, una madre neófita en un matrimonio extraordinariamente complicado, se descarría un poco en la primera mitad de la temporada, y en la segunda mitad empieza a encontrar el sentido de su vida en lugares inesperados. Como ha dicho Michelle, Langham continúa dejándose llevar, de un modo bastante ameno, por la corriente. Scully, Betty y DePaul tendrán, cada uno a su modo, que afrontar verdades difíciles sobre sí mismos, y tomar decisiones que pueden cambiarles la vida.
¿Pensáis presentar algún personaje nuevo esta temporada?
MICHELLE: Sí, muchos personajes nuevos. Una de las cosas divertidas en la temporada dos es que entramos en un mundo muy distinto al de la temporada uno. Masters es lanzado al universo, lejos de la seguridad de su hospital. Y eso lleva a todos nuestros personajes en direcciones sorprendentes, y a la vez entra en juego una serie de nuevos personajes. Esa ha sido una de las cosas más satisfactorias para nosotros de la temporada dos, los nuevos rostros que se han unido a nosotros.
SARAH: Sólo estamos a mitad de la nueva temporada, y ya hemos tenido el placer de trabajar con montones de actores increíbles, entre ellos Sarah Silverman, Courtney B. Vance, Keke Palmer, Danny Huston y Betsy Brandt. Y también hay algunos que nos dejaron en la temporada pasada, como Annaleigh Ashford, y han vuelto, y otros que aparecieron brevemente el año pasado, como Greg Grunberg, y cuyas historias han adquirido mayor trascendencia esta temporada. Es consecuencia de la naturaleza novelística de la narrativa de esta serie, y nos encanta.
Annaleigh Ashford es una actriz habitual esta temporada. ¿Qué hizo que recuperaseis su personaje de una forma más sustancial?
MICHELLE: Nos encantó Annaleigh y decidimos que queríamos que siguiera con nosotros en cuanto la vimos en el piloto. Después le ofrecieron un papel en el musical «Kinky boots», y se fue a Broadway. Pero nuestra experiencia con ella había sido tan buena, y su personaje tan rico e interesante, que decidimos que debíamos recuperarla. Betty es un personaje único en la serie, y pensamos que su energía enriquecía la historia.
SARAH: La primera escena que rodamos para el piloto era una escena con Annaleigh y Michael, y nos enamoramos de la Betty de Annaleigh allí mismo. Ella captaba perfectamente el espíritu de la mujer que había creado Michelle, divertida y sin pelos en la lengua. Y, como sabemos por la temporada Uno, las complicaciones de la vida de Betty y sus circunstancias son perfectas para nuestra serie. Así que esperamos al momento adecuado para intentar volver a atraer a Annaleigh… y, por suerte, lo conseguimos.
¿Cuáles son algunos de los retos a la hora de llevar a la televisión la vida y los logros de Masters y Johnson?
MICHELLE: Nos sentimos obligados a ajustarnos a la historia real, así que tenemos que pensar bien cómo contar las historias que queremos sin apartarnos de los hechos. Somos rigurosos a la hora de presentar el aspecto científico tal como fue. Donde nos tomamos más libertades es en los personajes periféricos. Creemos que podemos ser fieles al espíritu de la serie aun introduciendo personajes que tal vez no existieran, u otros que sean amalgamas de varias personas.
¿Reflejará la serie los acontecimientos del periodo histórico en que está situada?
MICHELLE: Sí, sin duda. Masters y Johnson empezaron ocultando su estudio, trabajando en la oscuridad tras una puerta cerrada. Pero cuanto más presentan su trabajo al mundo, más interactúan con éste. Y fue una época histórica fascinante, en la que acabaron participando de forma muy significativa. Ellos se convirtieron en parte de la historia, y la historia se va transformando en parte de la serie.
SARAH: Por supuesto. Nuestra serie tocará los distintos movimientos de aquella época, los desafíos a la forma de vida y las ideas tradicionales. Aunque se centrará en la exploración de los aspectos más íntimos de las vidas de los personajes. Pero creo que ambas cosas son totalmente compatibles, porque, como todos sabemos, «el hombre es un animal político».