El joven actor Eddie Redmayne acaba de recibir el Globo de Oro al Mejor Actor por su interpretación del astrfísico Stephen Hawking.
“Encarnar a Stephen Hawking iba a ser intimidante para cualquier actor”, dice el guionista y productor Anthony McCarten. “Es una figura pública, un icono. Además, el guión requería que el actor encarnara a Stephen Hawking durante 25 años, desde la época en que estaba bien, hasta que solo podía utilizar unos cuantos músculos. Básicamente, mover la mano, realizar algunos movimientos faciales y hablar a través de una máquina”.
El director James Marsh añade: “La persona que interpretase el papel debía pasar por una larga preparación, además de ser convincente como el tímido universitario al que pocos conocieron”.
Los productores Tim Bevan y Eric Fellner habían trabajado no hacía mucho con Eddie Redmayne, una de las estrellas masculinas inglesas en auge en la taquillera ‘Los miserables’, y el actor había oído hablar del guión de Anthony McCarten. “Estaba entusiasmado cuando salió el nombre de Eddie Redmayne”, reconoce el director. “Me pareció perfecto para el papel. Se entregó de un modo extraordinario. No solo se prestó a una rigurosa preparación física, sino también a una preparación mental”.
“Eddie aportó una intensidad incansable desde el primer día”, explica la productora Lisa Bruce. “Fue asombroso ser testigo de su evolución a medida que se hacía con las diferentes capas del Stephen Hawking que todos creen conocer y del hombre que vive detrás de esa imagen”.
El propio Eddie Redmayne dice: “Leí el guión y me quedé atónito ante la envergadura de lo que este hombre había pasado y hecho desde 1963. Es una de las historias más inspiradoras que he leído. Stephen Hawking es un baluarte de esperanza”.
“Pero esta película también trata del ser humano que hay detrás del icono”, sigue diciendo. “Cuando le conocemos tiene 21 años, está fuerte, es un deportista. Le brillan los ojos, está lleno de vida, pero nada de eso cambia. Tiene varias facetas, la inteligencia, la brillantez, la testarudez… Mi impresión fue que poseía la personalidad de una estrella del rock”.
Al documentarse acerca de la vida de los dos protagonistas, el actor descubrió que Stephen Hawking procedía de una familia tradicionalmente intelectual, mientras que el empeño de Jane Wilde en tener una carrera aún era considerado como algo atrevido para una mujer a principios de los años sesenta. “Eran personas muy diferentes, dos personalidades extraordinarias y totalmente opuestas”, dice. “Me atrajo profundamente la idea de dos seres humanos complementándose y decididos a superar cualquier reto. Además, es tan romántico…”
Las dificultades físicas para interpretar a Stephen Hawking no eran pequeñas. Como le dijo su amigo, el actor Charlie Cox, que no tardaría en unirse al reparto de ‘La teoría del todo’: “No tienes más remedio que poner el 3.000%”.
Eddie Redmayne estudió hasta los detalles más pequeños del hombre al que iba a encarnar: “Jane explica en su libro que Stephen tenía unas cejas tremendamente expresivas, por lo que me pasé meses ensayando delante del espejo”.
Y sigue diciendo: “Cuando conocí a Stephen me di cuenta de que expresaba “sí” mediante una especie de sonrisa, y “no” con una mueca en la que solo utilizaba un par de músculos. Aprendí a aislarlos para imitarle”.
“Los productores me rodearon de un equipo extraordinario”, añade. “James Marsh alentó a todos para que colaboraran conmigo, y me dio libertad total para trabajar con los diferentes departamentos. Uno de los grandes placeres de este papel ha sido trabajar con personas que están en la cumbre de su profesión. Todos nos enfrentábamos a algo que nunca habíamos hecho antes. Era muy especial”.
La asesora vocal Julia Wilson-Dickson y el director de movimientos Alex Reynolds se unieron muy pronto al equipo para trabajar con el actor. Alex Reynolds le enseñó exactamente qué cambios implicaban las etapas degenerativas descritas en el guión.
Eddie Redmayne obtuvo la autorización de visitar, tanto en clínicas como en casas particulares, a pacientes de ELA. “Siempre pensé que debía interpretar la enfermedad con la mayor veracidad posible”, explica. El actor se siente afortunado por haber conocido a Stephen Hawking en persona. Lo primero que hizo al verle fue disculparse por “haber estudiado Historia del Arte”.
Al no existir documentos gráficos de Stephen Hawking en las primeras etapas de la enfermedad, Eddie Redmayne y Alex Reynolds hablaron con un especialista para saber exactamente cómo evoluciona. Con el fin de que toda esta documentación le fuera útil durante los 48 días de rodaje, el actor creó una tabla con números indicando el progreso de la enfermedad de acuerdo con cada escena. El método demostró ser perfecto ya que ‘La teoría del todo’, al igual que la mayoría de películas, no se rodó en orden cronológico.
“Eddie se preparó durante meses para estar dispuesto a enfrentarse a cualquier nivel de interpretación”, recuerda Anthony McCarten, maravillado. “Cada día tenía que ser capaz de interpretar el nivel 4 vocal o el nivel 3 corporal”.
“Pasaba de un día 4/3, a filmar al día siguiente una escena correspondiente a diez años antes, es decir un día 2/7”, explica el director. “Cada día de filmación exigió todo su talento, disciplina e inteligencia”.
James Marsh consideraba la tabla inventada por Eddie Redmayne como “un texto sagrado, porque nos enseñaba qué podía hacer Stephen y qué no podía hacer en cualquier momento del rodaje. También fue muy útil para el director de fotografía Benoît Delhomme a la hora de rodar una escena o de escoger un encuadre”.
“Eddie se enfrentaba a la casi imposible tarea de comunicarse con los espectadores mediante una breve mirada o un pequeño cambio de posición”, sigue diciendo el director. “No es tarea fácil para ningún actor, y lo pasó mal físicamente. Tuvo que mantener posturas incómodas durante horas sin por eso dejar de proyectar y sacar al personaje de su invalidez física”.
“Trabajando con Eddie día tras día en el plató, acabé por ver a Stephen Hawking y no a Eddie”, añade.
Y termina diciendo: “La interpretación física de Eddie es realmente impresionante, pero la emocional lo es aún más”.