El próximo 2 de abril se estrena la séptima película de ‘Fast & Furious’.
Rápidos y furiosos, así son los vehículos de la serie «Fast». El guionista Chris Morgan explica que la fórmula es sencilla: “Los coches son como los caballos de los vaqueros o las espadas de los samuráis. Son una extensión de los protagonistas y de sus personalidades. Siempre nos esforzamos en mantener viva nuestra filosofía y en hacerlo de una forma innovadora con cada nueva película. Pero hay una constante: Brian siempre tendrá el coche más veloz, y Dom, el más furioso”.
El coordinador de rodaje de coches Dennis McCarthy siempre ha sido un entusiasta de los vehículos que convirtió su pasión en una profesión. Empezó en la saga trabajando en A todo gas: Tokio Race, y desde entonces se ha ocupado de diseñar las tomas en las que se basa la franquicia más veloz. Con ‘Fast & Furious 7’ vuelve a demostrar que no hay nadie como él para visualizar las más complicadas e imaginativas escenas de acción y sacar el máximo partido a los coches.
Desde el primer momento, Dennis McCarthy sabía qué coches harían falta para cumplir con los requisitos del guión correspondientes a las escenas de acción en tierra y en aire. Desde la escena del rescate en plena montaña con coches únicos, hasta el enfrentamiento definitivo en las calles de Los Ángeles entre el equipo y Hobbs, y los mercenarios de Shaw y Jakande, el coordinador y su equipo modificaron o construyeron la gran mayoría de la flota de vehículos para que resistiesen el trato especificado en el guión y que los especialistas llevan a la práctica.
Trabajó con el supervisor de efectos especiales Dan Sudick (la franquicia ‘Iron Man’, ‘Los vengadores’) y su departamento para conseguir que se rodaran con cámaras, vehículos y especialistas algunas escenas que, en un principio, Dennis McCarthy pensó que deberían realizarse digitalmente.
Fabricó versiones “cabronas” del fiel DODGE CHARGER R/T de 1968 tan apreciado por Dom, así como del DODGE CHALLENGER SRT 392 de 2015 de Letty, del CHEVY CAMARO Z/28 de 1968 de Roman, del SUBARU WRXSTI de 2014 de Brian y del JEEP RUBICON X de 2014 de Tej. Estos coches “frankestein” o, si se prefiere, “frankencoches”, debían resistir a la serie de malos tratos habituales en la saga ‘Fast & Furious’ y a otros requisitos adicionales. Ya lo dice Dom con su impasibilidad habitual: “Quiero un bastardo demoníaco fruto del encuentro entre este Charger y aquello [señala un Humvee del ejército]. Esta vez no basta sólo con ser rápidos”.
Una persecución en Azerbaiyán
Tal vez el mayor reto al que se enfrentaron Dennis McCarthy y su equipo en esta película fue el poco tiempo de que disponían para conceptualizar y construir los cinco vehículos todoterreno necesarios para realizar una persecución por una carretera de las montañas Bas Goynuk en Azerbaiyán. Fueron las primeras escenas rodadas por la segunda unidad, que se ocupó de la filmación de la gran mayoría de secuencias de acción con vehículos.
Dennis McCarthy y su equipo llevan años fabricando coches «Fast», y esta experiencia les permitió tener los coches preparados a tiempo. “Estaba muy interesado en la secuencia con los todoterreno”, dice el coordinador. “Hacía años que tenía ganas de preparar algo parecido. Me apasiona ser capaz de materializar los requisitos del guión. Nos costó mucho construir esos coches, sobre todo el Charger todoterreno. Lo fabricamos desde cero. Fue un auténtico reto encajar todos los componentes hechos a medida de un todoterreno en el chasis del Charger, dejando el espacio suficiente para Vin. Reconozco que es mi vehículo favorito de ‘Fast & Furious 7’.
En cada rodaje de la saga se preparan coches de repuesto para las distintas unidades que ruedan a la vez, y esta entrega no fue una excepción. También se idearon complicados mecanismos que permitieron a James Wan y al director de fotografía Stephen Windon rodar tomas más cercanas y estilizadas de los actores mientras daban vueltas de campana, giraban sobre sí mismos o caían al vacío. El equipo de Dan Sudick diseñó varios mecanismos bautizados según su especialidad: la voltereta, el espetón, la coctelera y la lanzadera.
La relación entre dichos mecanismos y los actores solo puede describirse como de amor-odio. Los veteranos sabían de sobra lo que les esperaba, pero los novatos se quedarían asombrados. Nathalie Emmanuel, a pesar de no haber trabajado nunca en una película de acción, se lanzó de cabeza con entusiasmo: “Me gustaba la idea de rodar algunas escenas de acción personalmente, sin una doble”, dice. “Me lo explicaron todo en detalle antes, pero aun así, entré en el plató sin estar totalmente segura de lo que iba a pasar con los mecanismos. Son superimaginativos. Vin y yo nos pasamos un día entero en el Charger todoterreno mientras nos sacudían de un lado a otro y nos daban vueltas. Regularmente nos preguntaban si todo iba bien. No me sentía nada rara. Y así hasta la última toma, en la que nos dieron tres vueltas seguidas, y entonces me di cuenta de que había llegado al límite”. Y añade, riendo: “Pensé que iba a vomitar, pero lo superé”.
Algunos miembros del reparto estaban mareados y les dolía todo el cuerpo, mientras que otros salían encantados, dispuestos a repetir.
Caída libre en Colorado y Arizona
Los afilados y vertiginosos picos de Colorado sirvieron de escenario para la secuencia conocida entre el equipo como “coge y corre”. Sin duda alguna es la escena más ambiciosa filmada con cámaras en esta película. Dom, Brian y el resto del equipo se tiran en coche desde un avión de carga C-130 y realizan una caída libre antes de abrir los respectivos paracaídas para aterrizar en una estrecha carretera de montaña e interceptar a un convoy.
La segunda unidad, encabezada nuevamente por Spiro Razatos, director de la segunda unidad y coordinador jefe de especialistas, e Igor Meglic, director de fotografía de la segunda unidad (‘Fast & Furious 5’, ‘Fast & Furious 6’), empezó a filmar en octubre de 2013 con los coordinadores de especialistas, los hermanos Andy Gill (‘Fast & Furious 6’) y Jack Gill, codirector de la segunda unidad (‘Fast & Furious 5’). Los cuatro han perfeccionado el método para filmar escenas excepcionalmente complicadas y volvieron a superarse en esta ocasión. Cada uno de los vehículos usados en la secuencia fue hecho a medida por Dennis McCarthy y su equipo para enfrentarse a varias tareas muy específicas, como derrapajes, pasar de una carretera a una pendiente sin asfaltar muy pronunciada a toda velocidad y, lo más increíble de todo, saltar desde un avión de carga y aterrizar en una carretera. Los cineastas quisieron rodar el máximo de tomas y dejar únicamente algunos detalles en manos de la posproducción digital.
Durante tres días en Arizona, con el avión de carga C-130, cámaras en helicópteros y expertos en caída libre manejando cámaras, la segunda unidad rodó la caída de cada uno de los coches (sin conductores) desde alturas comprendidas entre 3.000 y 3.600 metros para captar imágenes nunca vistas.
La segunda unidad se desplazó a Colorado, concretamente a Pikes Peak y Monarch Mountain, dos lugares situados a una considerable altitud. Todos los miembros estaban preparados para enfrentarse a un clima duro, pero a mitad del rodaje las temperaturas bajaron drásticamente después de una ventisca y una tormenta de nieve que les impidió seguir rodando durante un tiempo.
Por suerte, el destino siguiente era la cálida Atlanta, donde se reunieron con la unidad principal para rodar partes del cataclísmico enfrentamiento en el tercer acto con Dom, Hobbs y el equipo contra Shaw, Jakande y Kiet.
Bóvedas acorazadas en Abu Dabi
La famosa secuencia “coge y corre” está basada totalmente en la tremenda y furiosa fuerza de los vehículos, pero en las escenas que transcurren en los Emiratos Árabes, los coches son bellos y veloces. Cuando el equipo aterriza en Abu Dabi, la capital de uno de los países más ricos del mundo, se hace con lo mejor, lo más exótico y lo más caro: un DODGE CHARGER de 2015 de color burdeos para Dom, al que siempre le han gustado los coches con músculo; un McLAREN P1 azul para Brian, amante de coches de marcas internacionales; un DODGE VIPER de 2014 negro para Letty; un FERRARI 458 amarillo para Tej, y un BUGATTI VERYON de 2012 blanco para Roman.
Pero la joya de la corona para la secuencia de Abu Dabi es el W MOTORS LYKAN HYPERSPORT, valorado en varios millones de dólares, que un multimillonario guarda en una bóveda en su ático situado en el piso 80 de una torre que domina la ciudad. Pero ¿es esa la razón por la que Dom y la familia se han desplazado al otro lado del mundo? Da la casualidad de que el artefacto de rastreo de Ramsey está escondido en el motor del supercoche.
El coche es uno de los más rápidos del mundo y solo existen siete ejemplares, todos fabricados en 2013. No solo es muy rápido, sus acabados son absolutamente lujosos con toques de oro blanco, diamantes y zafiros, una de las razones por las que su dueño lo guarda en una bóveda. El Hypersport era exactamente lo que el director y los productores querían para la escena.
Dennis McCarthy se ocupó de realizar cinco réplicas que se usarían para rodar la acción propiamente dicha. El modelo original, de 3,5 millones de dólares, se reservó para primeros planos.
Además del incondicional Charger, Dom aparece a toda velocidad en un FORD GRAN TORINO de 1969 y en una especie de monstruo conocido como MAXIMUS ULTRA-CHARGER, una reinvención con acabado metálico tipo cepillado del Dodge Charger del 68 con ruedas anchas y un motor de 2.000 caballos que impresiona a cualquiera. Dennis McCarthy visitaba la feria de coches SEMA (Asociación de Equipamiento Especial) en Las Vegas cuando descubrió el vehículo y supo que le había tocado el gordo. Buscaba algo realmente especial para Dom, y el supercoche de lujo, valorado en un millón de dólares, era perfecto.
El sexy PLYMOUTH BARRACUDA de 1970 de Letty, que se vio brevemente hacia el final de ‘Fast & Furious 6’, deja atrás con facilidad a sus competidores en la escena de las Race Wars (Guerras de carreras), y un estelar TOYOTA SUPRA de 1998 también aparece en una de las escenas finales de ‘Fast & Furious 7’.
El rodaje y los efectos especiales fueron suplementados con brillantez por los magos dedicados a supervisor los efectos visuales, Michael J. Wassel y Kelvin McIlwain, que han estado en la serie desde ‘A todo gas: Tokio Race’. Sin el impecable trabajo de su equipo, muchas de las escenas no alcanzarían la enorme espectacularidad que se ve en la pantalla.