El cine español produjo 4.000 películas en los últimos 35 años

‘Marca e identidad del cine español. Proyección nacional e internacional entre 1980 y 2014’ ese es el título del libro presentado en la Academia del cine, una obra que es el resultado de la investigación que el Grupo Complutense de Estudios Cinematográficos (ESCINE) ha realizado en los últimos tres años.

Portada-libro-emilio-dSe trata de un texto necesario para comprender lo sucedido a lo largo de los últimos 35 años en la industria cinematográfica española, que ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad durante el periodo 2012-2014. Sus autores son Emilio C. García Fernández, investigador principal, Jorge Clemente Mediavilla, Luis Deltell Escolar, Cristina Manzano Espinosa y Maribel Reyes Moreno (Universidad Complutense), Rafael Gómez Alonso (Universidad Rey Juan Carlos) y Francisco Perales Bazo (Universidad de Sevilla).

«Hemos puesto sobre la mesa una serie de cuestiones para animar a todo el sector a reflexionar sobre lo que está sucediendo. EStamos en un momento bueno pero no nos debemos dormir», ha comentado Emilio C. García Fernández, Catedrático de Historia del Cine del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad 1 de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.

Para poder realizar esta investigación el Grupo ha contado con la colaboración del ICAA, numerosas instituciones públicas y privadas, entidades de gestión, empresas de cine y televisión, universidades y numerosos profesionales, gestores e investigadores a título personal, tanto en España como en diversos países extranjeros.

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Como punto de partida del libro cabe señalar que la industria cinematográfica española ha producido a lo largo del periodo estudiado (1980-2014) 3.967 películas, de las cuales 2.843 fueron totalmente españolas (72%) y 1.094 coproducciones (28%). Y si tomamos como referencia el último periodo (2000-2014) se han producido un total de 2.436 largometrajes y se han estrenado en salas 1.959 (80%). Y la media de productoras que han intervenido a lo largo de las tres décadas fue de 1.021 empresas, la mayoría de una sola película (60%). Pero entre el 18 y el 20 por ciento de estas películas nunca llegó a estrenarse.

Las cifras pueden parecer impresionantes y lo son, solo el hecho de que en 15 años España haya producido más de 2.400 filmes demuestra que el cine es una industria relevante y así debería ser tratada, aunque es cierto que si estos datos se comparan con otros territorios parecen ridículos o al menos dejan de estar en el Olimpo y se humanizan. Por ejemplo, India sigue liderando la producción mundial anual con 1.966 largometrajes, un 14 por ciento más que en 2013 (1.724), seguido de Estados Unidos con 707 títulos producidos en 2014, es decir, 31 menos que un año antes, y China que el año pasado produjo 618 largometrajes, 20 menos que en 2013. En el ranking de principales países productores aparece en la novena posición España con 216 títulos en 2014, frente a los 231 producidos en 2013.

Siguiendo con algunos contenidos del texto, la actividad industrial y creativa de esta producción ha generado unos rendimientos en taquilla de 2.029.118.218 euros, al tiempo que ha contado con las ayudas del Fondo de Protección a la Cinematografía (en el periodo 1992-2014) de 995.000.000 de euros.

A lo largo de estos 35 años los géneros en los que se han movido las películas con más espectadores han sido: comedia (con 40 películas), drama (22), comedia musical (12), comedia dramática (8), aventuras (7), western (5), animación (3), thriller (3), histórico (3), terror (2), musical (1) y musical romántico (1).

Cabe señalar que en el ranking de las cinco películas que han superado el medio millón de espectadores en su año de estreno, bajo los 14 años de mandato de Felipe González 55 películas superaron ese mínimo (3,5 películas de media); en los 8 años de Gobierno de José María Aznar fueron 53 los títulos (6,8 películas de media); en los 8 años de José Luis Rodríguez Zapatero fueron 54 (6,7 películas de media); y en los 4 años de Mariano Rajoy fueron 19 las películas (4,7 películas de media hasta finales de 2014). Evidentemente, no se pueden extrapolar estos datos sin tener en cuenta cada iniciativa política llevada a cabo desde el ministerio correspondiente. «En estos 35 años solo 181 películas han superado el medio millón de espectadores, tenemos que pensar si debemos reconducir este ritmo de producción», apunta García Fernández.

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Maribel Reyes Moreno (Universidad Complutense), Enrique Cerezo (EGEDA), que también acudió a la presentación del libro, y Emilio C. García Fernández (Universidad Complutense).

 Los datos objetivos, derivados de la información que proporcionan las fuentes oficiales, apuntan a una industria inestable y sujeta a los vaivenes de las ayudas públicas y la participación de empresas del sector audiovisual, confirmando la debilidad del tejido productivo propio, hecho que se constata con la desaparición de la figura del productor tradicional. Si a esto le añadimos la opacidad generalizada del sector a la hora de ofrecer información sobre el negocio real, nos encontramos con obstáculos que deben ser solucionados urgentemente dado que se habla de un producto privado financiado, especialmente, con fondos públicos.

«La industria cinematográfica española necesita más independencia económica, no puede estar a expensas del apoyo de las televisiones o de las ayudas públicas de turno. La intervención política no ha sido positiva en estos 35 años, se ha aprobado una gran cantidad de normativa que ha dificultado mucho las cosas.  En definitiva, la normativa cinematográfica española ha sido un continuo parcheo desde el año 1941», afirma el Catedrático.

El libro también analiza cuestiones de gran calado como la fiscalidad que se aplica a la industria del cine o la piratería, por poner solo dos ejemplos. Si se analiza detenidamente la situación de los impuestos existentes en la industria cinematográfica y audiovisual española se aprecia que el incremento del IVA se ha proyectado sobre el negocio y la afluencia del público a las salas. Se ha producido un efecto muy negativo porque dicha tasa lo que ha supuesto es que los empresarios de sala repercutieran dicho incremento sobre el precio de la entrada, lo que ha llevado a que los ciudadanos españoles tuvieran que afrontar directamente el mismo cada vez que se han acercado a una sala.

Fiesta del cine logoLos autores del libro consideran que el IVA cultural ha de situarse en el 5% y dicha reducción ha de repercutir en el precio de la entrada que paga el ciudadano. No tiene sentido rebajar el IVA y que el negocio siga manteniendo los niveles actuales, por lo que el precio de la entrada ha de abaratarse adecuada y proporcionalmente. Sería un importante aliciente para la reactivación de la asistencia de público a las salas y reforzaría iniciativas empresariales e institucionales como la “Fiesta del Cine”.

Sobre la fiscalidad en el ámbito cinematográfico y audiovisual, están convencidos de que una política adecuada, en la que se contemplen las desgravaciones correspondientes y ajustadas a la realidad del sector, permitiría un mayor y más adecuado desarrollo de la industria, tanto en el terreno de la producción como en la generación de empleo, y una mayor competitividad. Además, dicha política fiscal impulsaría la presencia de inversores ajenos a la industria y serviría de atracción para iniciativas de todo tipo, tanto directas como indirectas, y en la promoción de España como espacio preferente para el rodaje de producciones cinematográficas y audiovisuales en general.

Entre las conclusiones proporcionadas por el Estudio se pueden destacar dos aspectos: que sólo con acciones políticas conjuntas (Estado e Industria) se podrán fortalecer los mercados naturales e internacionales, porque el mercado interno es inestable y dependiente (instituciones públicas, televisión, programas europeos, etc.) y el externo, además, muy competitivo, lo que obliga a replantearse el mercado iberoamericano, buscar otros nuevos y ser conscientes de que el sector internacional está muy controlado por industrias fuertes.

Si a lo largo de 35 años se ha hecho muy poco internamente, también se aprecia cómo se ha abandonado el mercado exterior, con iniciativas que no llegaban a ningún puerto o lo hacían sin convencimiento. Es lo que está sucediendo desde hace una década con la posibilidad que ofrecen todas las ventanas de comercialización, especialmente el sector digital. La industria elegirá entre afrontar el reto o escudarse en los problemas derivados de la piratería para no hacerlo.

Es importante señalar que la percepción que el ciudadano español tiene de su cine es más positiva de lo que se cree y se difunde. Sin duda se queja del aumento constante del precio de la entrada, lo que provoca retraimiento hacia la sala, pero sí consume y valora la aportación de algunas producciones. El estudio realizado en este sentido así lo demuestra. «Para opinar sobre el cine español hay que conocerlo, eso es fundamental. No se puede decir que el cine español es malo por naturaleza», opina el docente universitario.

Aunque en muchos países europeos se percibe un estancamiento y en algunos de ellos se produce una disminución de la venta de entradas, en ninguno resulta tan acuciante como en España. El cierre continuado de salas de cine aunque acontece en la mayoría de los países de nuestro entorno, en ninguno de ellos se produce de una manera tan dramática como en el nuestro.

pirateriaAsimismo, el estudio apunta que la piratería no afecta al producto español tal y como siempre se ha comentado. Desde luego hay que atajarla, pero el ciudadano español consume, prioritariamente, producción internacional y la proporción de cine español es muy reducida.

También concluye que la oferta y promoción digital se encuentra poco o nada desarrollada en el entorno del cine español. A diferencia de la mayoría de los países europeos no existen aún plataformas que ofrezcan contenidos audiovisuales (no sólo cine, sino también series y otros) con una oferta realmente atractiva para el espectador.

En libro resalta que una de las parcelas más débiles del cine español ha sido su promoción. En el mercado interior no se han consolidado estrategias publicitarias que permitieran diseñar un plan de marketing adecuado a cada producción. Y en el ámbito exterior, se han llevado a cabo numerosas acciones de las que apenas se conocen unas pocas por parte de las asociaciones y los profesionales, y que el ciudadano de a pie ignora por completo.

Es enorme el esfuerzo institucional que se hace y, sin embargo, muy pobre la repercusión social del mismo. La inversión pública es muy importante pero, en líneas generales, y viendo la relación que se mantiene entre todos los organismos e instituciones, falta una planificación conjunta que unifique la política de promoción del cine español.

sala-de-cinePor otro lado, para los autores, la política institucional requiere una mejor organización. Más allá de los protagonismos que se perciben, si lo que se busca es proyectar la imagen del cine español en el exterior, debe hacerse con sentido desde un organismo que aglutine todos los esfuerzos y programas. Son numerosos los organismos y entidades públicos que intervienen en el desarrollo del audiovisual español, al igual que las instituciones y entidades profesionales que dependen de los anteriores, lo que diversifica las inversiones y pierden su verdadero potencial. Emilio C. García Fernández quiso dejar claro que «el cine español quizá sea la industria española menos subvencionada, solo hay que mirar otros sectores como el naval o el ganadero para darse cuenta».

En la posibilidad de creación de Marca Cine Español, la investigación confirma la evolución de la industria y sus públicos a través del cartel cinematográfico. También destaca la importancia de los actores y actrices como configuradores de imagen de marca a través de su presencia en declaraciones políticas, manifestaciones sociales o reclamaciones culturales. Las actuaciones positivas han sido más que las negativas, aunque alguna de ellas determinantes para el conjunto de la sociedad española.

Se analiza con detalle el medio digital y cómo se ha enfrentado al nuevo público. En este sentido la lentitud en la innovación es una constante y la visibilidad de los contenidos y la oferta no es la adecuada. Las redes sociales se convierten en espacios de gran importancia para la difusión y publicidad de los contenidos audiovisuales. Tanto los profesionales como las películas tienen pendiente utilizar en mayor medida estos medios, lo que supone una pérdida de público. Estas son solo algunas pinceladas del este completo y necesario estudio de más de 800 páginas, publicado en la colección Biblioteca de Ciencias de la Comunicación de la Editorial Fragua.

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