El 19 de febrero se estrena en cine ‘¡Ave, César!’, la última película dirigida por los hermanos Coen. Se trata de una comedia que retrata los últimos años de la época dorada de Hollywood.
Scarlett Johansson ensayó la secuencia del ballet acuático con cola de sirena en «una piscina bastante mugrienta en pleno Manhattan», dice, riendo. «El traje era muy ligero, pero la cola flotaba, y tuvieron que inventarse algo para que no se levantara mientras nadaba. Lo consiguieron después de unos cuantos intentos».
«Scarlett estaba dispuesta a todo», dice Mesha Kussman, que se encargó de coreografiar la secuencia del ballet acuático. «Es muy dinámica. En cuanto le pedíamos que hiciera algo, brillaba. Fue fantástico verla».
Mesha Kussman, la directora del grupo de natación sincronizada Aqualillies, se ocupó de toda una secuencia que transcurre en la superficie de una piscina: «Joel y Ethan sabían perfectamente lo que querían. Los movimientos debían ser perfectos y estar llenos de gracia, como en las películas de la época. Acordamos trabajar con treinta y dos nadadoras que desarrollaran formas cambiantes para crear una ilusión caleidoscópica. Treinta y dos nadadoras era el número exacto para dar la sensación de que había muchas más nadando en círculos perfectos y para que Scarlett pudiera zambullirse entre ellas con el suficiente espacio».
La coreógrafa se inspiró en las películas de Esther Williams, cuyos ballets acuáticos solían estar coreografiados por el gran Busby Berkeley. No fue una casualidad que la secuencia se rodara en la piscina del plató 30 de los estudios Sony, entonces MGM. Los cineastas y el director de fotografía también se «empaparon» viendo películas de Esther Williams, lo que les ayudó a decidir cuál era la mejor posición para la cámara y a cuántas nadadoras necesitarían para conseguir el efecto deseado. «Fuimos las primeras nadadoras en usar la piscina para una escena de este tipo desde la época de Esther Williams», dice Mesha Kussman con una enorme sonrisa. «Estábamos entusiasmadas con la idea».
El coordinador de especialistas Tad Griffith estuvo muy ocupado durante el rodaje con las escenas de la película de vaqueros y echando una mano a Mesha Kussman con el ballet acuático. La piscina se preparó con enorme cuidado para evitar cualquier tipo de sorpresa. «Nos pusimos de acuerdo con los diversos departamentos durante la preproducción, poniendo el énfasis en la seguridad de todos los miembros del equipo y en la preparación de la piscina, es decir, atrezo, decorado, etcétera», explica el coordinador. «Luego trabajamos con especialistas en sistemas de poleas para las plataformas y con la gente de efectos especiales que debían crear las fuentes en el decorado. Ensayamos con dobles para descubrir cualquier posible problema y estar preparados para cualquier eventualidad».
Tad Griffith, un especialista de tercera generación que empezó a trabajar en el cine a los cinco años, también supervisó y ayudó a Alden Ehrenreich a entrenarse para algunas de las escenas más complicadas. «Nos preparamos mucho con los caballos», explica. «Alden se entrenó durante seis semanas, tres veces a la semana. Lo primero fue enseñarle a relajarse cuando estaba encima del caballo y decidir a qué velocidad se sentía cómodo».
Gattlin Griffith, el hijo del coordinador, se encargó de algunos de los movimientos a caballo más complicados, pero Alden Ehrenreich aprendió a manejar el lazo y a disparar desde la silla, y pudo hacer la mayoría de lo que requerían los cineastas. «Estoy muy orgulloso de Alden», dice Tad Griffith. «Aprendió muy rápido, casi puede vanagloriarse de ser un verdadero vaquero. Ya sabe hacer trucos encima de un caballo en movimiento, lanza el lazo y dispara como un profesional. Si vuelven los espectáculos del Lejano Oeste, tiene una plaza asegurada».
El actor es algo más modesto hablando de sus logros: «No me describiría como un experto con el lazo. Vamos a dejarlo en que soy un buen principiante. Me enseñó Cliff McLaughlin, cuyo padre fue el mejor lacero del mundo y trabajó con Roy Rogers y Gene Autry. Aprendí a hacer un ‘flat loop’, un nudo especial, y lo básico con el lazo. Me divertí mucho».
Otro especialista muy valioso fue el coreógrafo Christopher Gatelli, ganador de un Tony por el musical «Newsies», estrenado en Broadway, y nominado a un Tony en 2008 por «South Pacific». Sin embargo, la coreografía del número principal de Channing Tatum era su primer encargo para un largometraje. Reconoce que la oportunidad de homenajear a bailarines de cine tan famosos como Gene Kelly y Fred Astaire fue un sueño hecho realidad.
La secuencia se centra en el personaje de Channing Tatum, un marinero bailarín a punto de zarpar: «Channing es muy físico, muy al estilo de Gene Kelly, lo que era una ventaja», dice el coreógrafo. «El baile gira en torno al amor, e incluye claqué y acrobacias, tanto para Tatum como para los bailarines que le apoyan. Channing sabía bailar, pero no tenía ni idea de claqué. Eso sí, aprendió rápido. Tiene un don innato que nos vino muy bien porque debía bailar con algunos de los mejores bailarines de claqué que conozco.
Channing Tatum también demostró estar a la altura de las acrobacias requeridas en la secuencia. «Ocurren muchas cosas», explica Christopher Gattelli. «Hay swing, saltos. Por ejemplo, en un momento dado, Channing hace el pino, da una voltereta hasta la barra y acaba en una mesa de un salto. Estuvo fenomenal. Encarna la perfecta combinación como actor».
Channing Tatum también es bastante más modesto describiendo sus logros, sobre todo en lo que respecta al claqué: «Sabía desde el principio que aprender claqué no sería fácil», recuerda, riendo. «Pero no tenía ni idea de que fuera tan difícil. Me quito el sombrero ante Chris Gattelli y Meredith Patterson (la asistente coreógrafa); fueron muy pacientes y comprensivos».
El actor reconoce que solo se aprende repitiendo los movimientos una y otra vez: «Lo más difícil es aprenderse la coreografía de memoria. Para bailar claqué no solo hay que aprender a hacer el sonido, sino a ser musical. Es como tocar un instrumento. No debería llamarse claqué, sino percusión del pie. Tocas parte de la canción con los pies».
Obviamente, una película en torno a la edad de oro del cine debía rodarse en Los Ángeles. Los cineastas debieron encontrar decorados icónicos que no hubiesen sufrido grandes cambios desde los años 50, además de lugares famosos conocidos por el público amante de las películas clásicas.
Según el director de localizaciones John Panzarella, «The Lot», antaño Warner Hollywood, y antes Goldwyn Studios, situado en Hollywood Oeste, sirvió de base de operaciones para ‘¡Ave, César!’
Muy pronto en la preproducción se escogieron dos decorados clave, donde se rodaría la película del Oeste y, sobre todo, la de romanos. «Ahí estábamos, en el sur de California, pero necesitábamos la Vía Apia, que se encuentra en Italia», explica John Panzarella. «Había que descubrir dónde se rodaría la secuencia en el Hollywood de 1950».
Los cineastas acabaron decidiéndose por el Big Sky Movie Ranch en el valle Simi, donde se rodó la famosa serie ‘La casa de la pradera’. «Escogimos un camino de tierra totalmente recto, colocamos varios pinos piñoneros, unos cuantos monumentos y un arco, y lo convertimos en la Vía Apia con 200 centuriones», dice.
Para las secuencias de la película de vaqueros, se inclinó por un decorado típico de las películas de la época, el parque natural Vasquez Rocks. «Se rodaron un sinfín de películas del Oeste allí», dice, «y uno de los más famosos episodios de ‘Star Trek’, ‘The Arena’. También sirvió de decorado para el pueblo de Piedradura en las películas de ‘Los Picapiedra’. Es el típico paisaje de las películas del Oeste, fue genial rodar allí».
No tuvieron que desplazarse muy lejos para encontrar el pozo de Josafat para la epopeya bíblica. Las Cuevas Bronson se encuentran en el parque Griffith de Los Ángeles, y la antigua cantera empezó a servir de decorado en 1919. «La primera entrega de ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’, ‘Batman’ y también ‘The Monkees’ se rodaron allí».
El interior del cabaret donde Hobie y Carlotta aparecen juntos por primera vez se rodó en el Hollywood Palladium, que hoy se usa como sala de conciertos, y el exterior es la fachada del cercano Fonda Theatre. «El Palladium se inauguró la noche de Halloween de 1940», dice John Panzarella. «Los primeros en salir fueron Tommy Dorsey y Frank Sinatra. Desde entonces, todo el mundo ha tocado allí, los Rolling Stones, Bob Dylan, los Grateful Dead, Neil Young, Tito Puente y un montón de grupos latinos. No ha cambiado mucho desde esa noche de 1940, era el mejor sitio para rodar la secuencia del supercabaret, ¿verdad?»
El hogar del solucionador de problemas acabó siendo dos casas: los interiores se rodaron en Silver Lake y el exterior en Echo Park.
La famosa piscina del plató 30 de Sony sirvió para la secuencia del ballet acuático, pero fue bastante más complicado encontrar los exteriores de Capitol Pictures, ya que la mayoría de los grandes estudios has modernizado sus edificios. El único que encajaba era el de Warner Bros., explica John Panzarella: «Ha mantenido en gran parte el aspecto de entonces y es un edificio totalmente al estilo clásico de Hollywood. Nos bastó con retirar los coches y algún que otro equipo. Las personas que trabajan allí se quedaron asombradas cuando vieron las calles totalmente desiertas, sin vehículos, como en la época».
Capitol Studios también tuvo la aportación de algunos exteriores rodados en la magnífica Union Station, en pleno centro de Los Ángeles.