Matt Damon regresa a uno de sus mejores papeles: Jason Bourne. Y en la dirección Paul Greengrass.
Ir de una localización a otra a nivel global mientras se rueda una importante película de acción requiere una planificación muy precisa. El trabajo durante las semanas previas al rodaje y durante la filmación para diseñar, organizar, construir, anticipar cualquier problema y transportar el material puede volver loco a cualquier equipo, excepto al de Paul Greengrass.
«Si hablamos de superproducciones, ‘Jason Bourne’ no entra en la categoría de pesos pesados, más bien es un peso gallo», dice el director con gran humildad. «Pero aun así, hay que preverlo todo, y son muchos elementos al mismo tiempo: multitudes, trucos, vehículos, decorados, efectos. Todo depende de la preparación. Nos preparamos con mucho tiempo de antelación y el equipo era maravilloso. Todo cuajó. Hacer cine es una actividad llena de personas. Una película como esta mueve a unas 300 personas que deben trabajar juntas entendiendo lo que hace cada una. Si todo va bien, cada miembro se siente más seguro de sí mismo. En realidad, es como cualquier actividad, como los deportes, es lo mismo. Al principio parece que se tambalea, pero los cimientos se asientan pronto y todo va bien».
Entre los muchos y experimentados técnicos que Paul Greengrass y los productores reunieron para el rodaje está Simon Crane, director de la segunda unidad encargada de rodar las secuencias de acción, que ha trabajado en algunas de las películas más importantes de la industria desde que empezó hace treinta años. «Me gusta el desafío de enfrentarme a algo nuevo, y eso es lo que hacen las películas de ‘Bourne’. Escogen secuencias habituales y las transforman en algo totalmente inesperado sin que pierdan realismo», explica. «No nos va el espectáculo, todo gira en torno a Bourne. Por eso, los efectos son reales, no utilizamos efectos visuales. Los coches no alcanzan alturas inconcebibles, por ejemplo. Debe ser creíble, pero mucho depende del trabajo de los actores».
Otro factor en las exitosas entregas de ‘Bourne’ son las localizaciones internacionales. En este caso, se rodó en Tenerife, Londres, Berlín, Washington DC y Las Vegas, además de interiores en platós. Pero ya lo dice el productor Frank Marshall: «Filmamos en sitios reales que los espectadores quieren ver».
El rodaje principal de ‘Jason Bourne’ duró 85 días y otros 30 días para la segunda unidad. En su gran mayoría, la película se rodó cronológicamente. Todos los que trabajan con Paul Greengrass, tanto actores como técnicos, saben que puede haber cambios en las secuencias de peleas, escenas reescritas o completamente nuevas, lo que haga falta para que la sensación de inmediatez quede reflejada en la película. La flexibilidad siempre merece la pena, según el director.
Riz Ahmed expresa la opinión de sus compañeros de reparto: «Paul tiene el asombroso don de pensar mientras rueda y reescribir escenas en el plató. Los cambios no le preocupan. Está abierto a sugerencias y nos pidió que colaborásemos con él aportándole ideas. En varias ocasiones rodé escenas que había cambiado la noche anterior. Rodar así solo es posible porque hay un trabajo previo muy preciso y todo está anclado en la realidad. Me había aprendido las escenas y me había documentado, por eso no era muy grave para mí tener que trabajar con una versión diferente de la escena. Paul siempre quiere pulir más». De hecho, para una de las escenas más importantes del papel de Riz Ahmed, cuando da un discurso en el simposio EXOCON, Paul Greengrass le entregó una versión totalmente nueva de dicho discurso la mañana misma del rodaje.
Quizá sea una de las razones por las que Frank Marshall trabaja tan a menudo con el realizador. «Es un modo maravilloso de hacer una película», dice. «Nadie tiene miedo de dar su opinión porque sabe que será bien recibida. A nadie le da miedo hablar de los problemas. Hicimos cambios de última hora en algunas escenas porque nos dimos cuenta de que algo no funcionaba, de que no iba bien encaminado en opinión de Matt, por ejemplo. Se acercaba a Paul y le decía: ‘No creo que Bourne dijera una cosa así’. Y tenía razón. Hicimos muchos cambios para mejorar».
Aunque parezca una locura, Paul Greengrass dice que es método muy utilizado por él: «Sin una buena planificación, no se puede rodar una película como esta, enseguida surgen problemas. Pero no por eso debe perderse la habilidad de innovar si algo no encaja del todo. Se busca otra forma de hacerlo, se prueba con algo diferente. Al fin y al cabo, estamos para eso. Los que trabajamos en cine sabemos que la sencillez es lo mejor».
Los intérpretes también debieron preparase en muchos aspectos. Concretamente, en el caso de Matt Damon, que había decidido no usar un doble para las escenas de pelea, significó entrenarse a fondo físicamente. «Tengo unos cuantos años más que en las anteriores películas y tardo más en ponerme en forma. Hice muchas pesas, boxeo y corrí, además de seguir un régimen muy estricto. Mi objetivo era ser creíble en el papel de Bourne, por eso debía cuidar de mi aspecto físico».
Antes de empezar a rodar ‘El caso Bourne’ en 2002, a Matt Damon le sugirieron que aprendiera a boxear porque cambiaría su forma de andar, y se entrenó cada día durante seis meses empezando desde cero. «Tenía 29 años entonces, ahora tengo 45, pero he seguido boxeando durante los pasados 16 años porque descubrí que me gustaba», dice. «Además, le viene muy bien al personaje de Bourne, es un papel muy físico. Siempre que preparo una película ‘Bourne’, vuelvo a boxear a fondo, me ayuda mucho».
El entrenador personal Jason Walsh trabajó con Matt Damon para «tunearle», ya que siempre se mantiene en buena forma física. Se dedicó sobre todo a reforzar la musculatura, tanto del torso como de las extremidades inferiores. Dada la situación de Jason Bourne al principio de la película, todos estaban de acuerdo en que el golpe psicológico le había estresado y se decidió exagerar el entrenamiento del actor para conseguir una musculatura adecuada acorde con las escenas de boxeo a puño desnudo.
Una vez logrado el aspecto físico, Matt Damon también se entrenó durante el rodaje para mantener el mismo aspecto. La acción de ‘Jason Bourne’ transcurre en un periodo de siete días, por lo que la apariencia externa solo podía cambiar mínimamente, dependiendo de lo que había ocurrido el día anterior.
Asimismo, Matt Damon siguió entrenándose con el boxeador Matt Baiamonte, al que conoció mientras se preparaba para los papeles en ‘Invictus’ y ‘Destino oculto’. Matt Baiamonte trabajó con el legendario Angelo Dundee, preparador de estrellas de la talla de Muhammad Ali, Sugar Ray Leonard, George Foreman y Héctor Camacho. Roger Yuan guió al actor por la coreografía de las peleas, y Gary Powell, el coordinador de especialistas, supervisó todo el proceso.