Antonio Saura: “La nueva ley del cine me parece nefasta y espero de todo corazón equivocarme”

El nuevo modelo de ayudas al cine entró en vigor en España el pasado 1 de enero 2016, y con él llegó el debate: ¿Es mejor que el anterior? ¿Se adapta a la nueva realidad audiovisual? ¿Favorece a unos y perjudica a otros? ¿Elimina los huecos legales? ¿Da el mismo trato al cine comercial que al cine de autor?

Tras meses de redacción el ICAA de Lorena González cambiaba las reglas del juego para centenas de productores y recogía el comentario bastante generalizado de que se trata de “un buen modelo mejorable”. Sin embargo, para algunos productores, de tamaño pequeño y mediano, este sistema de ayudas a priori basado en la suma de puntos según el proyecto que se presente supone casi de manera automática la negación de la subvención.

Conviene recordar que tanto las ayudas generales a la producción de largometrajes, que ahora pasan a ser previas, como las de cortometrajes, distribución, participación de películas en festivales y organización de festivales, están íntegramente reguladas con la norma de 2016. En lo que se refiere a las ayudas a la producción de largos, ahora hay dos tipos de subvenciones, por un lado están las ayudas selectivas destinadas a un cine diferente, más experimental, de nuevos realizadores, que tiene más recorrido en festivales, con un especial valor cinematográfico, cultural o social y que no busca tanto la comercialidad, es decir, las antiguas ayudas sobre proyecto. En segundo lugar, están las ayudas generales sobre proyecto, que sustituyen a las ayudas a la amortización, aplicadas de una forma objetiva y que van dirigidas a películas de mayor impacto industrial. Hasta 2018 estas ayudas generales convivirán de manera transitoria con las ayudas a la amortización, esas de 2009 que se basaban en los resultados de taquilla y que tantos titulares están acaparando en la prensa generalista por las prácticas que algunos productores han realizado con el fin de no perder la ayuda.

Antonio Saura es, entre otras, productor en Zampa Audiovisual.

Antonio Saura, productor bajo la firma Zampa Audiovisual, entre otras ocupaciones dentro del sector cinematográfico, ha charlado con Audiovisual451 sobre el nuevo modelo de ayudas, justo en la semana en que Televisión Española ha celebrado su primer comité de 2017, se convocan las primeras ayudas selectivas para la producción de largometrajes sobre proyecto del año y el sector se encamina hacia el Festival de Málaga.

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Para Saura, que nació en el audiovisual, lo primero que hay que señalar es que “desgraciadamente el sector audiovisual tiene una gran dependencia de las legislaciones que se hacen en cada momento. Así como en el pasado estas legislaciones han resultado positivas, con la consecuencia de un crecimiento en calidad y número de las producciones, ahora el panorama nacional vive en convulsión. Por una parte, por la puesta en marcha de una nueva ley, y por otra, porque esta ley profundiza en la distorsión de mercado que han provocado la brillante irrupción promocional de las cadenas de televisión privadas”.

“En el fondo, aunque las televisiones se quejen de la imposición de invertir en cine, les está yendo bien, con mucha inteligencia han revertido la ley en algo positivo. Y eso, que ha significado un importante pilar en el crecimiento del cine español, también ha creado distorsiones en el mercado, porque las películas que no son apoyadas por estas corporaciones no tienen acceso a esas magníficas campañas de marketing.»
‘Palmeras en la nieve’.

La situación del cine español desde hace tiempo es la siguiente: las televisiones, obligadas por la ley europea a invertir el 5 por ciento de sus ingresos en obras audiovisuales, han entrado en la producción de largometrajes cinematográficos y han hecho de la obligación un negocio. Un negocio, en muchas ocasiones, rentable y basado, sobre todo, en el marketing. Atresmedia y Mediaset España ponen al servicio de los estrenos de sus películas toda la maquinaria promocional posible, de manera que las producciones no participadas por estas televisiones quedan fuera y lejos de esas posibilidades publicitarias y pierden visibilidad. ‘Las aventuras de Tadeo Jones’, ‘Ocho apellidos vascos’, ‘Perdiendo el norte’, ‘Palmeras en la nieve’, ‘Cuerpo de elite’, ‘El guardián invisible’ no habrían registrado esas abultadas recaudaciones sin Antena 3 o Telecinco detrás. “En el fondo, aunque las televisiones se quejen de la imposición de invertir en cine, les está yendo bien, con mucha inteligencia han revertido la ley en algo positivo. Y eso, que ha significado un importante pilar en el crecimiento del cine español, también ha creado distorsiones en el mercado, porque las películas que no son apoyadas por estas corporaciones no tienen acceso a esas magníficas campañas de marketing. Por tanto, el que se ha demostrado brillante criterio de los ejecutivos de empresas como Atresmedia o Mediaset España a la hora de apoyar el cine que les resulte más rentable, ha provocado que si has desarrollado un concepto que se sale de los parámetros de esas empresas – que lógicamente defienden sus intereses empresariales – te conviertes en un producto con menos visibilidad y menos oportunidades” afirma Antonio Saura entrando ya en materia.

“A esto súmale la crisis económica, la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos y, por tanto, la bajada de consumo de ocio, la piratería (o como la llaman ahora, la gorronería) y cómo se ha traducido todo este escenario en recortes para la cultura. Ahora mismo, los presupuestos para la cultura están pensados más bien para satisfacer las imposiciones de Hacienda que para apoyar realmente al sector cultural, que están destrozando. El remate ha sido el nuevo modelo de ayudas del ICAA” describe Saura. Y es que la nueva ley establece un sistema de puntos muy criticado por beneficiar a aquellos proyectos que cuenten con el respaldo de una televisión.

Carácter cultural del proyecto: Hasta 6 puntos.

Solvencia del beneficiario, o productor-gestor del proyecto: Hasta 22 puntos. En el caso de que dicho productor-gestor tenga menos de dos años de experiencia profesional en el ámbito de la producción cinematográfica, se valorará la solvencia del productor ejecutivo contratado para la ejecución del proyecto.

Viabilidad económica y financiera del proyecto: Hasta 40 puntos.

Impacto socioeconómico y de la inversión en España e innovación: Hasta 32 puntos.

Con la ley anterior, esta “distorsión” no tenía consecuencias directas en el sistema de financiación de las películas, pues los productores podían buscar otras fuentes de financiación, partiendo de que la ayuda pública estaba referida al riesgo que ellos mismos asumían. Por lo tanto, se podía realizar un planteamiento “industrial” del cine y planificar calendarios, pues los tiempos los marcaba el productor. Pero todo eso cambia con la nueva ley, que “impone” un  nuevo sistema de funcionamiento que nada tiene que ver con eso, y deja al albur de una competición por los puntos la posibilidad de producir películas. Y la parte “del león” de los puntos, y lo que prácticamente define si una película se puede o no hacer, es el disponer de un contrato con una televisión” analiza Antonio Saura a la vez que asegura que “no cabe ninguna duda de que en muchos casos estas películas participadas por las televisiones son películas cojonudas y con productores excelentes, pero ya cuentan con esa línea directa de relación, mientras que el resto de la producción, es decir, la mayoría, se ve imposibilitado de hacer ningún planteamiento industrial, pues ahora todo depende de decisiones aleatorias o un sistema de puntos en que se compite unos contra otros. Si a eso le unimos un cambio en la política de adquisiciones de TVE, que ha reducido el número de largometrajes que apoya de manera alarmante, la situación se vuelve crítica”. Y resume: “Hemos pasado de un sistema en que la financiación iba por créditos del ICO o avales, tomando riesgos los productores, a otro que va por puntos, y al sumarse puntos por distribución o ventas o adquisiciones, se están cambiando reglas de juego porque se ha cambiado la ley”. Para Saura “la nueva ley no ha sido el resultado de un análisis correcto de las reglas del juego. El sistema de puntos puede resultar perverso: se está hablando ya de “tráfico de puntos”. Y la pregunta es: “¿por qué van a dar a tal productor los puntos?””.

Para Saura “la nueva ley no ha sido el resultado de un análisis correcto de las reglas del juego. El sistema de puntos puede resultar perverso: se está hablando ya de “tráfico de puntos”. Y la pregunta es: “¿por qué van a dar a tal productor los puntos?””

El productor reconoce que la implantación de la nueva ley está en sus primeros momentos: entró en vigor en enero de 2016 y, para más INRI, el ICAA cuenta con nuevo director general desde hace cinco meses. Aun así, mantiene su crítica al nuevo texto: “Veo receptividad en el nuevo equipo del ICAA para evaluar el impacto de la ley, de momento heredamos lo que se hizo deprisa y mal y se impuso antes de las elecciones en que las el PP perdió la mayoría absoluta. Por lo tanto, no hablamos de una ley consensuada, como sí lo era la anterior, sino de una ley impuesta y mal pergeñada para cumplir con las obligaciones impuestas desde Hacienda, sin respeto a las prácticas del mercado. Además, ahora mismo tengo dudas de que haya voluntad en cambiar la situación, tengo la impresión de que hay personas muy cómodas con que desaparezcan los rivales, donde antes había solidaridad ahora impera la ley de “sálvese quien pueda” y eso es un cambio para el sector, antes no era así” denuncia Saura.

Antonio Saura también denuncia que “las otras ayudas, las llamadas selectivas, que en principio apoyan las películas más complicadas o los documentales, se convocan tan solo una vez al año, y te dan apenas quince días para leer la convocatoria al detalle, ver los cambios y adaptar tu proyecto para presentar la solicitud. Todo es bastante aberrante. Si te equivocas en un clic al rellenar un formulario electrónico nada “user friendly”, te puedes estar jugando el trabajo de un año.”

Antonio Saura también denuncia que “las otras ayudas, las llamadas selectivas, que en principio apoyan las películas más complicadas o los documentales, se convocan tan solo una vez al año, y te dan apenas quince días para leer la convocatoria al detalle, ver los cambios y adaptar tu proyecto para presentar la solicitud. Todo es bastante aberrante. Si te equivocas en un clic al rellenar un formulario electrónico nada “user friendly”, te puedes estar jugando el trabajo de un año.” La realidad es que el sector del audiovisual en España está acostumbrado a esos consejos de Ministros de los viernes en los que, como si se tratara de un asunto menor, se aprueban nuevos canales de televisión o se abren convocatorias de ayudas en pleno verano, antes de un puente o de las vacaciones de Navidad. Saura recuerda que estamos hablando de un sector “industrial y creativo”.

Y mientras tanto, ¿qué hace Televisión Española?

En este panorama, ¿qué papel juega Televisión Española? Más allá de ser la cadena que más cine español emite, estamos ante una empresa que hace tiempo dejó de liderar el sector audiovisual nacional. La 1, otrora el canal más visto del país, ocupa ahora la tercera posición mes a mes con riesgo de quedarse en un share de un solo dígito, a la vez que le han comido el terreno en innovación de ficción, entretenimiento, informativos, entorno digital, etc., sobre todo desde que encadenara una reducción de presupuesto tras otra.

‘Magical Girl’.

“El problema que los productores de cine tenemos ahora mismo es que se desconoce cuál va a ser la política de inversión en cine de la cadena pública, lo que es todavía más preocupante en el contexto legal que he descrito más arriba: así como durante años se llegó al acuerdo de que Televisión Española adquiriera los derechos de antena de un buen puñado de títulos, en lugar de entrar como productor y apostar por unos pocos, ahora parece que van a limitar las adquisiciones, lo que puede ser muy dañino para las productoras medianas y pequeñas. Por otra parte, al comprar más películas la capacidad de apoyar el cine que adquiere con campañas de marketing interno se reduce” comenta Antonio Saura. A la vista está que Televisión Española apenas saca pecho cuando da el pelotazo y tiene entre sus manos algunas de las películas más laureadas del cine español independiente, como ‘La herida’, ‘Magical Girl’, ‘Tarde para la ira’ o ‘Zona hostil’. Su maquinaria de promoción no es comparable a la de Atresmedia o Mediaset España, algo de lo que algunos ejecutivos de Televisión Española son conscientes.

Televisión Española selecciona doce largometrajes en su primer comité de cine de 2017

Así que, si tu película es adquirida por TVE, te encuentras con que la pública “tiene un perfil de espectador mayor de 60 años, de manera que tu promoción se va a hacer en canales que ven espectadores no demasiado interesados en el cine, o con poco poder adquisitivo. Televisión Española tan pronto acierta como que no, porque compran sobre guion y ya sabemos que una película sólo se sabe si es buena cuando está terminada. Pero desde luego, ahí están algunas de las que han comprado, directamente en la historia de nuestro cine” asegura el productor. El sector anda despistado con las necesidades y las preferencias de Televisión Española, “los productores tenemos la impresión de que da bandazos en función del partido en el gobierno, mientras que las otras televisiones sí hablan claro de lo que quieren adquirir en cine. Además, Televisión Española no lo tiene nada fácil: recibe un enorme volumen de proyectos para evaluar, pero al no hacer público o comunicar qué está buscando, ningún productor sabe hasta que se ha reunido el comité si le van a comprar o no los derechos, y si te los compran, tampoco sabes por cuánto”.

«Televisión Española no lo tiene nada fácil: recibe un enorme volumen de proyectos para evaluar, pero al no hacer público o comunicar qué está buscando, ningún productor sabe hasta que se ha reunido el comité si le van a comprar o no los derechos, y si te los compran, tampoco sabes por cuánto”

En definitiva, “tenemos una industria revoloteando alrededor de hipótesis y especulaciones que en nada responden a lo que pueda querer el público, o a lo que le gustaría hacer a los autores. Y todo porque la nueva ley del cine te obliga a tener unos puntos para los que la prioridad es la presencia de una televisión, sin esa cadena de televisión no sumas puntos, no obtienes la ayuda y es prácticamente imposible financiar una película” asegura Antonio Saura.

«Y todo porque la nueva ley del cine te obliga a tener unos puntos para los que la prioridad es la presencia de una televisión, sin esa cadena de televisión no sumas puntos, no obtienes la ayuda y es prácticamente imposible financiar una película”
La compra de entradas

La ley de 2009 otorgaba las ayudas en función de la marcha de la película en la taquilla. Esto provocó que algunos productores compraran las entradas de algunas sesiones con el fin de justificar el mínimo exigido por el reglamento y de no perder la ayuda asignada. Esta práctica ha sido vista por algunos como una estafa y ha llevado a algunos productores y exhibidores al punto de mira de la opinión pública.

Enrique González Macho.

Según Antonio Saura, “como todo el mundo sabe, esta ayuda de amortización ha sido uno de los principales problemas, por ejemplo, con la crisis la asistencia a salas cayó en picado y nunca se corrigió qué cantidad de recaudación era necesaria para obtener la ayuda, y como en todos los negocios hay desalmados y gente honrada, los que no llegaban ni a estrenar la película porque les salía más barato comprar ellos mismos las entradas que hacer un estreno con su campaña de publicidad, y los que se veían obligados a comprar unas pocas entradas para poder acceder a la ayuda. Pero tampoco se está mencionando que las películas también podían contabilizar espectadores en otras ventanas de explotación y que desde la Administración se ponían todo tipo de trabas en reconocer el consumo en canales como Canal+, Filmin o Movistar cuando era Imagenio, que también sumaban.”

«La situación está muy enrarecida, se está arrastrando por el fango a una persona como Enrique González Macho, que es un grande del cine español y que me consta que no consentía la compra de entradas en sus cines, y si alguna vez lo hizo por ayudar a alguien, como ahora le acusan, y le están atacando por ahí, a mí no me consta.»

Insiste en que “la situación está muy enrarecida, se está arrastrando por el fango a una persona como Enrique González Macho, que es un grande del cine español y que me consta que no consentía la compra de entradas en sus cines, y si alguna vez lo hizo por ayudar a alguien, como ahora le acusan, y le están atacando por ahí, a mí no me consta. También veo que algunos productores cuyos coproductores están acusados de la compra de entradas no aparecen jamás mencionados en la prensa y no entiendo por qué se ceban en unos y callan con otros, pero eso es otro tema. También hay casos en que se acusa de compra de entradas prácticas legítimas promocionales. Hay una confusión en todo esto, y muchas filtraciones que en algunos casos parecen interesadas. Entiendo que si se ha incumplido la ley hay que perseguir y penalizar, porque eso es lo que tiene que hacer un estado de derecho, pero cuando se habla del cine parece que todo es mucho más de lo que en realidad es, estamos en un país con casos de fraude de muchísimo más dinero, pero a eso se le dedica media página. Será porque el cine genera mucha pasión y mucho interés… no quiero entrar en el “y tú más”, pero desde luego causa asombro el impacto mediático de unas cosas y el silencio sobre otras.”

Para Saura está siendo peor el remedio que la enfermedad, y considera que con unos ajustes de la ley de 2009 hubiera sido suficiente, “no era necesario un cambio tan radical”. “Algunos puntos de la nueva ley son exagerados, como el hecho de que los incentivos fiscales sean considerados ayuda pública y no puedan superar el máximo del 50 por ciento: esto no sucede en otros países. Con todo esto, al final el productor en España está en una situación muy poco competitiva con sus rivales europeos y si mi apuras sudamericanos, porque resulta casi imposible ponerle tiempos a la producción de una película: en el tema fiscal, el sistema español es de los más complejos de Europa, el tema legal ya lo estamos describiendo…, un productor español que vaya a utilizar recursos fiscales, que después serán revisados por Hacienda y aceptados o no, no puede conseguir más del 50 por ciento del presupuesto así y tiene que buscar el otro 50 por ciento en otras áreas del mercado que están atomizadas. Así que se encuentra que el productor depende de grupos televisivos privados con una línea editorial muy clara o de Televisión Española, que en teoría se reúne dos veces al año sin fecha concreta, sin línea editorial declarada, etc., el productor se encuentra en una situación enrarecida, se ve obligado a ser menos generoso, a competir con colegas, etc. y no hablemos de la distribución, claro.”

«El productor en España está en una situación muy poco competitiva con sus rivales europeos y si mi apuras sudamericanos, porque resulta casi imposible ponerle tiempos a la producción de una película».

Poco dinero, poca competitividad

Otro aspecto que pone los pelos de punta a los productores es la escasa dotación económica de las ayudas. En 2016 fueron 30 millones de euros y la previsión para 2017 no parece ser demasiado optimista; de hecho, la convocatoria de las ayudas selectivas para la producción de largometrajes sobre proyecto se ha quedado en 5,3 millones, casi un 12 por ciento menos si no se tiene en cuenta la ampliación. “La nueva ley del cine ha limitado muchísimo el dinero que aporta el estado al sector, estamos en cantidades ínfimas comparadas con las de todos nuestros rivales, creo que no llegamos a tener ni el 10 por ciento de la ayuda pública que tienen los productores de Francia, Italia o Alemania, en teoría España está al nivel de estos mercados y debería estar compitiendo con ellos” comenta Saura. Justo se acaba de conocer que Alemania ha impulsado su fondo para la cinematografía de cara a 2018 con hasta 150 millones de euros, mientras que Italia ha multiplicado por dos la ayuda y contará con 400 millones de euros. Y como dinero llama dinero, estos grandes mercados siguen siendo también los que más subvención absorben de programas como MEDIA.

“La nueva ley del cine ha limitado muchísimo el dinero que aporta el estado al sector, estamos en cantidades ínfimas comparadas con las de todos nuestros rivales, creo que no llegamos a tener ni el 10 por ciento de la ayuda pública que tienen los productores de Francia, Italia o Alemania, en teoría España está al nivel de estos mercados y debería estar compitiendo con ellos”.
Las nuevas vías de financiación

Preguntado por el papel de los nuevos jugadores que han entrado en el mercado español y que parecen tener muchas ganas y capacidad de producción, Saura comenta que “Movistar está centrando sus esfuerzos en series de televisión, creo que van a hacer un trabajo estupendo aunque creo también que llega un poco tarde, ya que podría y debería de haber sido un rival fuerte para Netflix en Latinoamérica, por ejemplo. Al mismo tiempo, bienvenidos sean, van a hacer producciones muy interesantes, y lo mismo digo para Netflix o HBO, que también tienen planes de producción propia en España. Veo que están yendo a hacer las series los mismos directores y las mismas productoras que hacen cine, así que vamos a una reducción del sector de producción de cine que se irá atomizando”. Y en este sentido no le falta razón, dado que por el momento Movistar ha confiado en cineastas como Alberto Rodríguez, Juan Cavestany, los hermanos Sánchez Cabezudo, Cesc Gay, Mar Coll, Fernando González Molina o Enrique Urbizu para sus primeras series originales.

“La situación es casi imposible para productores medios o pequeños, no nos quedará más remedio que asociarse con productoras más grandes o acudir a un cine de guerrilla. No creo que sean buenos tiempos para la producción pero sí son buenos tiempos para la calidad del audiovisual en España, es una contradicción pero es la realidad, será que la escasez agudiza el ingenio” asegura.

Un poco de historia

Para argumentar su crítica a la nueva ley del cine, Antonio Saura recuerda los logros del reglamento de 2009: “Creo como ya he dicho, que esta ley nace con muchos errores básicos, es un popurrí de retoques y conveniencias, es una ley perversa y lo mejor que se puede hacer es cambiarla. La ley anterior era infinitamente mejor, nació al final del gobierno de Felipe González, e increíblemente mejoró con el primer gobierno de Aznar, por mucho que repatee reconocerlo, nunca voté a Aznar y detesto su política, pero fue el mejor presidente para el cine español de los últimos años hasta que los actores le tocaron las narices en los Goya. El que lo niegue demuestra que no conoce la historia de España, Aznar ha sido el único presidente que ha invitado al sector del cine a la Moncloa. Esa ley anterior permitió que se pasara de un volumen de 30 películas españolas anuales a 200, lo cual es exagerado, pero permitió la entrada de productores como Fernando Bovaira, Enrique López Lavigne, José Antonio Félez, como yo mismo, como Morena Films, gracias a esa ley se pudo hacer todo el cine de terror en España, gracias a esa ley se descubrieron muchos nuevos talentos porque apoyaba a los nuevos realizadores más que ninguna otra ley de nuestro entorno, gracias a esa ley los empresarios tomaban decisiones creativas y arriesgaban, gracias a esa ley las películas españolas han sido seleccionadas en festivales, se han hecho taquilleras y ganaron muchísima audiencia en televisión. Si analizas el recorrido de la ley, se ve que no era mala, pero se ha centrado todo en el problema de la compra de entradas por parte de los mismos productores. Además, esa ley, al dar ayudas a posteriori, no permitía al estado conocer cuánto dinero iba a destinar al cine, y eso fastidiaba a mucho, pero a mí me parece cojonudo. La ley anterior era una ley de éxito, con sus errores, con sus trampas.”

Para Antonio Saura la ley de 2009 permitió aumentar el volumen de producción de cine en España, que se descubrieran nuevos talentos y que las películas españolas llegaran al público.

“Creo que el ICAA se podría haber limitado a ajustar esa ley para evitar la compra de entradas, quizá se podría haber establecido unos escalados de taquilla, haber multiplicado los controles desde el Ministerio. El nuevo modelo de ayudas va a ser muy perjudicial para el cine español a mi entender, otros productores la ven de una manera totalmente distinta. Observo que dentro del Ministerio hay funcionarios con voluntad para mejorarla pero hasta ahora tengo la impresión de que están dando palos de ciego.”

La coproducción minoritaria, en riesgo
‘El otro hermano’ es una película argentina con participación minoritaria de MOD Producciones.

Saura, director general de Latido Films desde hace tres años, asegura que “desde el punto de vista del agente de ventas internacionales, analizas la ley y los dichosos puntos, y no hay ni un solo festival latinoamericano que puntúe, y las ventas a Latinoamérica tampoco resultan relevantes para la puntuacion, cuando son mercados estratégicos fundamentales para nuestra lengua. Y hablando con distribuidores latinoamericanos, ya me dicen que empieza a decaer el interés por el cine español.”

El papel de España como socio coproductor también se ve en riesgo con la nueva ley: “Todo indica que las coproducciones minoritarias están abocadas a la desaparición, la capacidad de los productores españoles para coproducir ha caído por los suelos, tú como productor no puedes negociar diciendo que no sabes cuándo se decidirá Televisión Española, diciendo que el ICAA te dará ayuda en función de unos puntos compitiendo con productores que seguramente estén por encima de ti, diciendo que no hay ayudas al desarrollo (como sí tienen todos los países de nuestro entorno), diciendo que no hay nada garantizado y que no puedo financiar nada por adelantado porque no tengo seguridad. En el campo de coproducción nos hemos situado al nivel de países pequeños como Macedonia o Ucrania. En un mundo ideal, si todos jugáramos con las mismas reglas, sería una cuestión de talento, pero eso no es así, competimos contra rivales con todo tipo de apoyos. La sensación de indefensión es tremenda. Y menos mal que aún quedan resquicios de lo que hubo, como las acciones del ICEX y la buena voluntad de algunos funcionarios del ICAA, pero lo que escasean son los medios” asegura el productor.

«Tú como productor no puedes negociar diciendo que no sabes cuándo se decidirá Televisión Española, diciendo que el ICAA te dará ayuda en función de unos puntos compitiendo con productores que seguramente estén por encima de ti, diciendo que no hay ayudas al desarrollo (como sí tienen todos los países de nuestro entorno), diciendo que no hay nada garantizado y que no puedo financiar nada por adelantado porque no tengo seguridad.»
Conclusiones

Saura realiza una reflexión final: “Nos ha venido encima un cambio en la filosofía de cómo funciona una industria. Creo que el poco tejido industrial que habíamos construido en los últimos años se va a ir por el desagüe. Sólo sobrevivirán las productoras que tengan acuerdos fuertes con las televisiones privadas, las películas pequeñas y medianas desaparecerán. Los productores pequeños deberíamos rebelarnos y montar una buena, estamos vendidos, es tan ridículo que una figura del cine español como Tomás Cimadevilla [‘El otro lado de la cama’, ‘Días de fútbol’, ‘Pagafantas’, ‘Torremolinos 73’] hoy en día vale cero puntos, por el simple hecho de que decidió no producir en los últimos cinco años, ¡no cuenta ni una sola de sus películas anteriores!”

«Los productores pequeños deberíamos rebelarnos y montar una buena, estamos vendidos, es tan ridículo que una figura del cine español como Tomás Cimadevilla hoy en día vale cero puntos, por el simple hecho de que decidió no producir en los últimos cinco años, ¡no cuenta ni una sola de sus películas anteriores!”

“El fondo son 30 millones de euros y como máximo cada empresa puede obtener el 10 por ciento. Ahora viene mi pregunta: ¿qué empresa de más de diez empleados puede sostenerse con un máximo de inversión pública de 3 millones de euros, que pueden equivaler a producir tres películas? O a producir solo películas de gran presupuesto, ya que las de poco o mediano presupuesto no permitirán pagar los gastos generales ni los salarios. Creo que va a haber muchos despidos y que toda la cadena de producción se va a ver afectada: actores, catering, casas de postproducción, equipos técnicos, guionistas… El impacto va a ser demoledor. Creo que no se ha medido el impacto económico, espero que las series de televisión puedan asumir parte del golpe.”

“Con este panorama lo menos preocupante es el IVA de las entradas de cine al 21 por ciento. Y todavía hay algunos que consideran que una de las prioridades es convencer al gobierno de la importancia de atraer rodajes internacionales a España, para convertirnos definitivamente en un proveedor de servicios” analiza Antonio Saura.

“La nueva ley del cine me parece nefasta y espero de todo corazón equivocarme” concluye.

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