Apoyar con fondos públicos menos proyectos de largometraje pero de mayor presupuesto, el reto de la industria europea

El informe «Todo lo sólido se funde en el aire: la financiación pública del cine en una encrucijada II», presentado en Sevilla

El director del fondo sueco Film i Väst Analysis, Thomas Eskilson, ha sido protagonista a través de videoconferencia de una jornada profesional sobre las políticas públicas para el audiovisual en Europa, celebrada en el 20º Festival de Sevilla.

Eskilson, que lleva trabajando desde los años 90 del siglo pasado en la financiación pública del audiovisual, ha presentado por primera vez en España las concusiones del informe «Todo lo sólido se funde en el aire: la financiación pública del cine en una encrucijada II», que analiza en profundidad la situación actual de las la políticas públicas europeas de financiación audiovisual y reflexiona sobre sus necesidades de futuro. En dicho informe ha participado la cofundadora de Audiovisual451, Irene Jiménez.

El informe, que anteriormente fue presentado en el marco del Festival de Venecia, se basa en más de un millar de entrevistas con profesionales de toda la cadena de valor de la industria audiovisual europea, que en los últimos años ha sufrido cambios disruptivos, y ahora se enfrenta a una encrucijada que en nada se parece a la de hace cinco años. El informe trata de entender las particularidades de cada parte de la industria, no se enfoca desde un punto de vista global, en este momento de transformación en las que las plataformas tienen gran impacto.

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Tras contextualizar la situación y fijarse en la situación del sector en otros momentos históricos, el director del fondo sueco Film i Väst Analysis se centró en la importancia de conceptos fundamentales como diversidad cultural y competitividad. En cuanto al primero, Eskilson apuntó que está muy arraigado en Europa, tanto a nivel global como local, sin embargo, es una idea que no se entiende de igual manera en todos los territorios del continente.

Para el investigador sueco, actualmente en Europa conviven dos escenarios, uno de ellos afecta a territorios  como España, Francia, Alemania o países nórdicos donde las plataformas de streaming globales se han quedado con los contenidos locales, delegan su producción o los producen directamente.

En otros lugares de Europa esta posición hegemónica de las plataformas no es tan evidente. De hecho, el cambio de paradigma no se entiende igual en todos los países ni en todos han cambiado las estructuras de poder de la misma manera, pero en todos los casos se ven las plataformas como un jugador clave distorsionador.

En este panorama, con mayor o menor influencia de las plataformas de streaming, Eskilson pone en el centro la necesidad de conservar los apoyos públicos: «La industria audiovisual existe para ofrecer algo al público, pero el público vive en un mundo distinto. Por eso creo que los poderes públicos deben tener en cuenta la importancia de esta industria y apoyarla», asegura el investigador.

La financiación pública también está viviendo su propio proceso de cambio que está afectando directamente al tipo de contenidos que se produce. Según, Eskilson desde el año 2013 los sistemas de incentivos fiscales para el sector audiovisual han crecido exponencialmente y han ido desplazando en muchos casos a las tradicionales ayudas directas. Este otro cambio de paradigma que liga los apoyos públicos a la política económica y no a la cultural entraña un peligro evidente para la producción audiovisual independiente, según el investigador.

«Se debería priorizar la producción de ‘blockbusters’ europeos, concentrar los esfuerzos y la financiación pública en la producción de largometrajes por delante de otros formatos y estas ayudas deberían estar ligadas al ámbito cultural y no a la economía», comenta Thomas Eskilson en Sevilla.

El director de Film i Väst Analysis puso como ejemplo el gran momento vivido por el cine independiente británico de los años 90 y su flagrante decadencia en la actualidad, debido precisamente a esta mutación de las ayudas. «En la década de los 90, Reino Unido contaba con un cine independiente muy importante, pero cuando explotaron las políticas de incentivos fiscales a la producción el sector ‘indie’ comenzó a decrecer hasta solo alcanzar un cuatro por ciento de laa producción en la actualidad. La razón fundamental es que a los profesionales no les compensa trabajar en las producción local independiente porque es mucho más lucrativo hacer un service para terceros o películas de gran presupuesto internacionales.

«Hay directores que prefieren trabajar como asistentes en producciones internacionales porque ganan más dinero que dirigiendo sus propias películas independientes», argumenta el director de Film i Väst Analysis, que no está muy seguro de que el reforzar el sistema de incentivos fiscales sea el mejor camino para proteger la diversidad cultural en Europa.

Ojo, Eskilson no habla en absoluto de eliminar estos incentivos, sino regularlos mejor para evitar también la guerra entre diferentes territorios. «Siempre hay que tratar de combinar cultura y economía, pero si la industria audiovisual se leja del ámbito cultural y se acerca al plano económico es más difícil velar por la diversidad cultural», aclara en su exposición.

«Hay directores que prefieren trabajar como asistentes en producciones internacionales porque ganan más dinero que dirigiendo sus propias películas independientes», argumenta el director de Film i Väst Analysis

Sobre la cuantía de los fondos de financiación públicos tradicionales, Eskilson tiene claro que si no se incrementan, los grandes perdedores serán siempre los largometrajes, porque ahora entran en juego otros formatos como la ficción seriada. Otro de los problemas que acecha al sector audiovisual europeo en la actualidad es la concentración de empresas productoras de contenidos en unos pocos grupos de carácter internacional, que dominan el mercado mundial. Un dato que ejemplifica esta situación es que en un país como Francia, el 80 por ciento de los contenidos audiovisuales lo producen cuatro grandes grupos empresariales.

El debate está servido, porque hay quien opina que la solución es conceder ayudas solo a las compañías europeas independientes, pero la dificultad está en poner esos límites, porque muchas empresas son parte ya de grandes grupos internacionales e incluso son adquiridas en medio de un proceso de concesión de ayuda. La defensa de la producción independiente está en juego y Europa debe tomar cartas en el asunto. Hay territorios como Europa del Este donde no tienen problema en apoyar a las empresas participadas por grupos internacionales extranjeros.

El informe «Todo lo sólido se funde en el aire: la financiación pública del cine en una encrucijada II» también analiza la actual crisis de público en los cines. En este sentido, Eskilson señala que es necesario desarrollar políticas de futuro, porque las cifras de taquilla son inferiores a las registradas antes de la pandemia y a su juicio no parece que la situación vaya a mejorar demasiado: «Los que trabajamos en el sector audiovisual creemos que la experiencia en la sala de cine es especial, pero parece que la audiencia no lo ve así y prefiere ver los contenidos en casa», afirma Eskilson.

El año pasado se distribuyeron en los cines europeos 2.000 largometrajes, pero la taquilla estuvo muy por debajo de la lograda años atrás. Tampoco los cines quieren estrenar tantos largometrajes cada semana y en opinión de Eskilson una de las posibles soluciones sería apoyar con los fondos públicos un número menor de proyectos pero con una mayor intensidad. Con esta medida se producirían películas más grandes, ambiciosas y competitivas, con presupuestos más altos, y a la vez llegarían a las salas menos títulos.

El director de Film i Väst Analysis aboga además por flexibilizar las ventanas de explotación porque quizá muchas de las películas que se producen actualmente no deberían tener la sala de cine como objetivo. En definitiva «Se debería priorizar la producción de ‘blockbusters’ europeos, concentrar los esfuerzos y la financiación pública en la producción de largometrajes por delante de otros formatos y estas ayudas deberían estar ligadas al ámbito cultural y no a la economía», concluyó Thomas Eskilson en la videoconferencia de Sevilla.

El estudio «Todo lo sólido se funde en el aire: la financiación pública del cine en una encrucijada II» responde a cuestiones tales como ¿Cómo se debe entender el alcance de las políticas audiovisuales, cuántos formatos deben incluirse en las diferentes líneas de financiación y quién puede ser beneficiario? ¿Cuál debe ser la relación con los streamers? ¿Cómo solucionar el problema de la sobreproducción? ¿Cómo deberían Europa y el sector gestionar la enorme cantidad de películas que llegan a un público cada vez menor en las salas de cine?

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