El gasto de los consumidores en juegos en las tiendas para dispositivos móviles App Store y Google Play ha superado al gasto en juegos para las principales consolas portátiles actualmente en el mercado: Nintendo 3DS de Nintendo y la PS Vita de Sony. Aunque por el momento los juegos para móviles no han conseguido desbancar al sector de las consolas de sobremesa, las portátiles han empezado a verse afectadas.
Con la información de Europa Press/Portaltic.
Smartphones y tabletas se han convertido en los reyes de la tecnología en un tiempo récord. Las aplicaciones y los juegos para móviles han inundado las tiendas de apps y los usuarios cada vez más se decantan por utilizar sus dispositivos móviles para todo lo que tenga que ver con el entretenimiento. Meses atrás se inició el debate entre expertos del sector acerca de si estos dispositivos conseguirían desbancar a las videoconsolas, dada la calidad de sus gráficos y la posibilidad de jugar donde y cuando quieran. Un nuevo estudio ha revelado que las consolas portátiles en comparación con las consolas portátiles comienzan a perder fuerza.
Según el informe realizado por las consultoras IDC y App Annie, recogido por AllThingsD, en el segundo trimestre de este año las tiendas de aplicaciones App Store de Apple y Google Play de Google han superado en ingresos a las consolas portátiles más populares en el mercado, Nintendo 3DS y Sony.
El informe asegura que existe un total de 1.250 millones de smartphones y 180 millones de tabletas, en comparación con una base instalada mundial de 200 millones de consolas portátiles. Sin embargo, los juegos de estas últimas cuesta más a los usuarios, por lo que de media generan más ingresos por usuario.
Los dispositivos Android aumentaron su ventaja de cuota de mercado en 1,6 puntos entre el primer y el segundo trimestre de este año, pero los envíos de Nintendo 3DS y PS Vita también aumentaron. Sin embargo, los ingresos por juegos para las consolas portátiles descendieron.
En el caso de los dispositivos móviles, los ingresos en Google Play fueron más fuertes en la región de Asia-Pacífico, especialmente en Japón y Corea del Sur.