La Ley General de Telecomunicaciones acaba de ser aprobada en el Congreso de los Diputados con un 95 por ciento de los votos a favor. Consenso entre los diferentes partidos es lo que parece haber conseguido esta nueva legislación liderada por el ministro de Industria, José Manuel Soria, en estos días convertido en el blanco de las críticas de los grandes grupos televisivos por el cierre de canales de TDT.
Desde el ministerio señalan que se trata de «una ley necesaria, oportuna, reformista y ambiciosa en un momento en el que el sector de las telecomunicaciones vive una renovación tecnológica importante». Entre los compromisos que el Gobierno adquiere con la nueva está garantizar que todos los hogares españoles tengan acceso a una velocidad mínima de Internet de 10 megas en el año 2017. Además, tres años más tarde la banda ancha debe llegar a los 30Mbps y al menos la mitad del hogares puedan disponer de acceso a servicios de velocidades superiores a 100 megas.
Esto repercute directamente en la prestación de servicios audiovisuales por Internet. Uno de los grandes problemas para los videoclubs online es la disposición de un ancho de banda suficiente para hacer llegar al usuario los contenidos en streaming sin cortes. Con una mejor red desplegada se multiplican las posibilidades de crear una experiencia satisfactoria.
La nueva ley viene a crear mecanismos de colaboración entre Estado y otras Administraciones Públicas para coordinar con los operadores de telecomunicaciones el despliegue de redes.
Por otro lado, el súperregulador puesto en marcha por este gobierno popular, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, adquiere nuevas funciones sancionadoras, al otorgársele una competencia residual para, por ejemplo, atender temas de fraude. Se le reconocen, además, nuevas funciones de asesoramiento o arbitraje, entre otras. Así, la CNMC tiene más independencia dentro del ámbito audiovisual.
