‘The extraordinary tale’, así se hizo

Por José F. Ortuño, codirector y productor de ‘The extraordinary tale’.

Ésta es la historia de una mujer particular, que conoce a un hombre particular, y viven una historia de amor aún más particular. Y es que ella sufre un grave trastorno mental debido a una infancia más que complicada. Y él también.

Ahora, esta mujer que aún sigue en una eterna infancia, debe enfrentarse al mayor desafío de todos: ser madre.

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A modo de prólogo

Corría el año 2003. Acabábamos de terminar nuestro primer cortometraje, ‘Relojes de Arena’ y éste andaba de acá para allá por festivales de medio mundo, y nosotros detrás de él, casi persiguiéndolo, porque no dábamos abasto para estar en los mismos sitios por donde él pasaba, pues eran muchos. Por supuesto, no nos perdimos estar en el Festival de Venecia, ni en Sitges o en San Sebastián, pero no pudimos asistir a todas las proyecciones o entregas de premios a las que aquella peliculita extraña acudía porque hubiésemos necesitado el don de la ubicuidad, el cual a fecha de hoy aún no hemos desarrollado (aunque estamos en ello).

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Ahora (contraviniendo todas las reglas sobre la escritura de relatos) hacemos un flashback dentro de este flashback.

The extraordinary tale Tendedero EDY nos vamos al 2001, año en que movíamos un guión de tres páginas titulado ‘Relojes de Arena’ por televisiones, productoras y entidades de ésas que antes daban subvenciones y ahora sólo dan disgustos. Y nadie, ni en uno sólo de estos sitios, creyó en ese extraño proyecto sin diálogos. No nos dieron ni una sola subvención, ninguna televisión se dignó a recibirnos y las productoras, una vez visto el proyecto, ni devolvían las llamadas. Sólo un loco como nosotros, Gervasio Iglesias, de La Zanfoña Producciones, apostó por ello y puso a nuestro alcance todo lo que estuvo en su mano para que ‘Relojes de Arena’ se hiciera realidad.

Diez años después se repite la historia. Ni subvenciones, ni ayudas. Sólo un puñado de locos con mucha fe en un extraño proyecto perpetrado por aquellos individuos que llevaron a cabo aquel desconcertante cortometraje.

Y, de forma similar,  ‘The Extraordinary Tale’ se hizo realidad.

Acheron Films

The extraordinary tale bañoEl guión apenas tiene cincuenta páginas. Es el primer escollo que hay que superar para convencer al que lo lee de que aquello da para un largometraje. Las reglas dicen que una página de guión equivale a un minuto en pantalla. Y yo pongo como excusa que el guión de ‘Elephant’ de Gus Van Sant no superaba las treinta y siete páginas. De poco sirve, «cuando tengas un guión de verdad, vuelve a vernos». Vale, empezamos mal.

Vamos, como siempre.

Tras nuestro primer cortometraje el trabajo, afortunadamente, no nos había faltado. Pero rara vez habíamos podido desarrollar, desde entonces, proyectos personales. Los guiones y demás productos que llevábamos a cabo eran encargos y diez años después de ‘Relojes de Arena’ empezábamos a tener mono de contar nuestras propias historias. Aunque éstas tuviesen sólo cincuenta páginas.

Y así nació Acheron Films, una productora cuyo objetivo principal (y único) era levantar proyectos personales y que, como la experiencia venía demostrando, nadie solía ver sobre el papel. Su primer proyecto fue una webserie de animación con la que pudimos ensayar el papel de productores y así prepararnos para, dos años después, embarcarnos en la producción de nuestro primer largometraje.

Pero vale, voy al grano, que llevo ya más de una página y todavía ni he empezado con el tema sobre el cual me han encargado este artículo y no sé si quedará algún incauto lector leyendo aún estas palabras. Hablemos de ‘The Extraordinary Tale’.

Sí, se puede

Ahora es fácil decirlo, porque hace dos años, cuando empezamos la aventura de levantar la primera película de neustra productora pensábamos que la frase con la que titulo este párrafo no iba a poder ser pronunciada. Pero sí, se puede. Eso sí, se necesita ayuda. Mucha.

Afortunadamente, la tuvimos.

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De nuevo Gervasio Iglesias, nuestro particular ángel de la guarda, nos prestó su ayuda. Pero una cosa es levantar un corto y otra, muy distinta, un largometraje. Íbamos a necesitar más ayuda. Así, se sumaron al carro Arte Sonora, que hicieron un trabajo maravilloso en lo que al sonido se refiere; Mundo Sinfónico, que produjeron por completo la extraordinaria banda sonora que compuso Héctor; Áralan Films, cuyo papel en la producción ejecutiva ha sido determinante, sobre todo en las fases posteriores al rodaje y, sobre todo, al maravilloso equipo humano que lo dio todo (pero todo, eh) para conseguir que la película pasara del papel a la pantalla.

El casting

El guión y los actores suponen el 90 por ciento del éxito o el fracaso de una película. Así que, una vez teníamos el guión, el siguiente paso era encontrar a los intérpretes que tenían que hacer que aquellas manchas de tinta sobre el papel fuesen creíbles. Pero fue por entonces cuando tomamos la decisión de rodar la película en el idioma de Woody Allen, de manera que el casting se nos complicaba. Encontrar actores angloparlantes en Sevilla –la ciudad donde íbamos a rodar- no iba a ser fácil. Aunque no teníamos apenas presupuesto, estaba claro que si a los actores había que traerlos de la otra punta del mundo, eso era una prioridad fundamental. Si había que reducir el presupuesto de luces, así lo haríamos, pero en el elenco no íbamos a ahorrar o nos arriesgábamos a arruinar la película antes siquiera de empezar a rodarla.

A Ken Appledorn lo encontramos en nuestra propia ciudad. Curiosamente, no sólo es angloparlamte (de Michigan, para más señas) sino también un actor impresionante, con una naturalidad increíble, de esos a los que para dirigirlos sólo debes decirles «sé tú mismo». Pero el personaje de “ella”, uf, ése fue otro cantar.

Laura, como directora de casting, tuvo que zamparse literalmente cientos de horas de audiciones. Abrimos el casting al mundo entero, por lo que vimos actrices de todas partes del planeta, que nos mandaban su prueba grabada. Y nada, no encontrábamos lo que buscábamos. En Sevilla hay grandísimas actrices, pero que hablasen (y pensasen) en inglés, no conocíamos ninguna. Y viendo los vídeos nuestro ánimo cada vez se venía más abajo. Nada. Nada de nada. Un vídeo. Otro. Y otro. Y nada.

Llegamos incluso a estudiar suspender el rodaje y olvidarnos de la película.

Pero entonces, sucedió.

_MG_8587 copia PARA WEBNos llegó la prueba de una actriz  con acento alemán a la que no habíamos visto jamás. En el vídeo no había indicaciones de ningún tipo. Sólo un nombre al final: Aïda Ballmann. Ni un número de teléfono, ni un email. Nada. Sólo un vídeo donde demostraba haber nacido para interpretar a la protagonista de nuestra película, y un nombre extraño con diéresis y consonantes absurdamente repetidas. ¿De dónde habría que traérsela? ¿De Austria? ¿De Polonia? ¿Del Polo Norte?

Busqué en Google. Y el primer enlace era a su página web personal www.aidaballmann.com. Pinché y… ¡oh, estaba en español! Buena señal, a lo mejor no había que traérsela de muy lejos (o sí, que países hispanohablantes hay muchos). Pero cuál fue nuestra sorpresa cuando por fin la contactamos y resulta que por aquel entonces estaba viviendo ¡en Sevilla! Concretamente a diez minutos de nuestra productora.

Mira por donde, no íbamos a tener quer tocar el presupuesto de luces, Fran iba a tener todos los focos que necesitase para iluminar.

Rodando

Para el rodaje contamos con nuestro equipo habitual de colaboradores porque, las cosas como son, además de grandes amigos, son los mejores cada uno en su campo. Esther Vaquero, la mejor diseñadora de vestuario a este lado de la galaxia; Fran Fernández-Pardo, nuestro director de fotografía de cabecera desde ‘Relojes de Arena’; Carlos Tuñón y Sonia D. Roncero encabezando la producción (sin olvidar a Laura García, que hizo un trabajo imponente); Rafael Mora al frente de maquillaje y peluquería; Hugo Baena como nuestro eterno ayudante de dirección; y algunas nuevas incorporaciones al equipo como la directora de arte Mar García, secundada por Tannia León, Sebastián Iampietro y Ana Medina; Carlos Pérez y Juan Egoscozábal a cargo del sonido directo; Héctor Pérez en la (soberbia) música o José Tomé postproduciendo el sonido.

El reparto lo completaba la que, para mí, es una de las mejores actrices que ha dado este país, Mari Paz Sayago, para cuyo papel no hicimos ni casting puesto que sabíamos que ella era la elección perfecta desde el comienzo.

Y Jane Arnold, que sin ser actriz profesional (la única de todo el reparto) hizo un trabajo fantástico como la madre de Ken Appledorn.

Tener que coordinar tantas agendas de tanta gente nos obligó a programar el rodaje para el mes de agosto. En Sevilla. Además, íbamos a rodar en un plató donde, por motivos sonoros y de fotografía, no podríamos encender ningún aire acondicionado (ni siquiera los ventiladores, ya que éstos movían el humo que debía estar asentado para dar textura a la imagen). En aquel rodaje perdí ocho kilos. Llegamos a alcanzar en aquel plató temperaturas de 55 a 60 grados. Con decir que salíamos afuera, bajo el sol veraniego sevillano a 45 grados a la sombra, para “tomar el fresco”, creo que está todo dicho.

_MG_8599-Editar PARA WEBLas tomas no podían durar más de un minuto pues los actores se ahogaban en su propio sudor, la ropa se les pegaba a la piel por la extrema humedad de sus cuerpos ya que ellos, además, rodaban bajo potentes focos y entre un espeso humo. Aïda, incluso, llegó a coger una infección en la piel a causa de las ingentes cantidades de sudor mezclado con los productos de maquillaje. Una delicia de rodaje, vamos.

Así y todo, el trabajo de los actores fue espectacular. Debido a que nuestro escaso presupuesto nos obligaba a tener que ir muy rápido, los planos debían estar bien, como mucho, a la segunda toma. Bien es cierto que previamente al rodaje nos pasamos casi tres meses ensayando, de otra forma no sé cómo hubiéramos podido enfrentarnos a aquel infierno.

Si algo aprendes con todo esto es que si cuentas con profesionales de primera, todo irá sobre ruedas. En principio sobre el papel el proyecto no había por dónde cogerlo: rodar un largometraje en dos semanas, en Sevilla en pleno agosto, en inglés, con animales y niños, un presupuesto reducido y además, de un género que demanda una atención al detalle y una complejidad en el aspecto visual (y sonoro) imposible de llevar a cabo en tan poco tiempo.

Sí, estábamos locos. Pero llevamos locos mucho tiempo y eso no nos había parado nunca. No íbamos ahora a cambiar los hábitos.

Así, la película logramos rodarla en esas dos semanas con resultados más que aceptables.

Acabando un oscuro cuento de hadas

Si bien el rodaje fue como la seda, la cosa se complicó un poco en la postproducción. Eso sí, el montaje de imagen, a cargo de un genio como Carlos Crespo, estuvo listo en menos de un mes. En ese tiempo se suele hacer una primera versión que luego se va puliendo. Lo que Carlos nos enseñó como primera versión, la verdad, nos parecía que era ya la definitiva. No queríamos reconocerlo y nos pusimos en nuestro papel de directores-productores retorciendo el labio y enarcando las cejas en plan “mmm, no está mal, habrá que seguir trabajando”. Pero cuando salíamos del estudio de Carlos dábamos saltos de alegría viendo que, en efecto, a pesar de no poder rodar mucho material y apenas dos tomas por plano, Carlos era capaz de, con aquello, contar la historia. Olé.

El problema es que yo andaba tan saturado con todo aquello que mi plan inicial de componer yo mismo la música empezó a volverse inviable. Una de dos, o encargaba a otra persona la banda sonora o la componía de madrugada… bueno, más de madrugada, porque por aquel entonces, la labores en la productora y el cierre de la película me obligaba a estar trabajando todos los días hasta las dos o las tres de la mañana.

Yo ya había trabajado antes con Héctor, que había sido mezclador y arreglista de otros trabajos musicales míos y depositamos nuestra confianza en él a pesar de que nunca había hecho antes una banda sonora. Poco importó, su trabajo estuvo más que a la altura, e incluso superó todas las expectativas.

Y así, ‘The Extraordinary Tale’ nació al mundo en el mes de junio de 2013.

«Sentimos que ha valido la pena el sacrificio, el esfuerzo, los kilos perdidos, las infecciones de piel, los litros de sudor y las jornadas de trabajo de 24 horas diarias durante meses»

A modo de epílogo

‘The Extraordinary Tale’ aún no ha llegado a salas, se ha podido ver en pases privados y en el mercado Madrid de Cine pero hasta el día 28 de septiembre no verá la luz pública, y será en Londres, tras lo cual se exhibirá en Toulouse y en otras ciudades europeas, aunque aún, a día de hoy, no tenemos claro cuándo podrá verse en España… pero el objetivo, para nosotros, ya está cumplido.

Hemos acabado la película, que sólo eso ya tiene mérito, pero además estamos muy contentos con el resultado. Sentimos que ha valido la pena el sacrificio, el esfuerzo, los kilos perdidos, las infecciones de piel, los litros de sudor y las jornadas de trabajo de 24 horas diarias durante meses.

Y es que, como bien decía Robert Zemeckis, “el sufrimiento es temporal, la película queda para siempre”.

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