Podríamos decir aquello de que andábamos bajos de batería en el móvil y se nos ocurrió utilizar una cabina telefónica azul para llamar mientras estábamos en Cardiff pero mentiríamos como Pinocho. Porque lo cierto es que en el momento en el que llegamos a esta ciudad galesa con otra misión secreta que contaremos más adelante nos faltó tiempo para irnos a la “Dr. Who Experience”.
Así es como se llama el museo interactivo permanente que abre sus puertas a los fans de Dr. Who puerta con puerta a los estudios de la BBC y donde se rueda esta serie objeto de culto especialmente entre los británicos de siempre que se han criado con ella y los modernos del resto del mundo.
Un personaje que ha cambiado doce veces de cara hasta llegar a la de Peter Capaldi, el que nos guió durante la primera parte de esta aventura, mitad casposa, mitad entretenida que te deja manejar un Tardis, te deja bajo el fuego de los Daleks y sus desembozadores malignos y te saca a pasear por un bosque de ángeles que lloran, considerados los peores villanos de esta serie tan longeva.
Lo que no te dejan en esta parte (pese a las 16 libras que te soplan) es sacar fotos aunque me chivaré de que en la parte interactiva tiene un cameo Lalla Ward, para los entendidos la que hacía de Romana con el cuarto doctor.
Menos mal que una vez acabada esta parte nos dejaron a Ovedito y a mi a nuestras anchas cara a cara con algunas de las peores pesadillas de estas 34 temporadas y 813 episodios hasta finales de 2014 (según dice Wikipedia). Con tanto episodio da para mucho villano tipo los guardianes, el Ood que tanto nos recuerda al Zoidberg de ‘Futurama’, los Silurians verdosos o los ángeles llorosos que salieron de la mente torturada de Steven Moffat, ahora creador de ‘Sherlock’.
Eso por no hablar de las ropitas de los diferentes doctores a lo largo del tiempo, ese en el que se pasa la vida saltando este doctor que comenzó con el rostro de William Hartnell y en cine con el de Peter Cushing.
Aquí os dejamos con una galería de monstruos y menos monstruos, como K-9, el WHO 1, o esa bufanda que saltaba las lágrimas de los espectadores de los primeros Whos para los seguidores de Raimundo Hollywood que todavía no han hecho su peregrinación a Cardiff.
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