Cómo coproducir animación con Canadá: dos casos de éxito españoles, en cine y televisión

Desde Canadá, por Antonio Peláez Barceló, doctor en comunicación social y director de Radio-cine.com.

“Creo que tenemos pedigrí”, dijo el animador canadiense Terry Posthumus, padre de once niños y cantante de rock, cuando le pregunté por las 50 nominaciones, con 15 Oscar logrados a corto de animación (más siete a largometraje de animación con un Oscar) que lleva ya el cine canadiense.

“Porque la enseñanza de animación por ordenador empezó aquí, con el programa de Sheridan College [en 1980]”, prosiguió Posthumus, fundador y director del programa de animación por ordenador y en 3D de Humber College.

El refugio de Audrey
‘El refugio de Audrey’. © WatchNext Media, Image-In, Peekaboo Animation, RTVE.

Efectivamente, en el terreno de la animación Canadá ha sido pionera. En primer lugar, con los cortos del escocés Norman McLaren, a quien contrataron en 1941 y que representaría la vertiente más “artística”. No es casualidad que sus películas fueran producidas por el National Film Board (NFB) u Office National du Film (ONF), porque -dicho sea de paso- en Canadá todo organismo oficial se escribe en inglés y francés, ¡hasta el KFC o PFK (Poulet Frit du Kentucky)!

Fundada en 1939, la NFB es una productora pública de cine. Financia cortometrajes de animación y documentales, entre otras obras, que giran en torno a los usos y costumbres de los canadienses (si bien, últimamente han incorporado varias producciones en español). Por eso, si usted es productor y está pensando, atraído por el impactante titular de este artículo, coproducir con Canadá, seguramente le interese más la institución que da título al siguiente apartado.

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Telefilm Canada, el instituto del cine canadiense

El país de la hoja de arce cuenta con 60 acuerdos de coproducción con países de todo el mundo. Telefilm Canada (el equivalente al ICAA español) es la institución encargada de validar esas coproducciones y también, en un proceso diferente, de aprobar ayudas al desarrollo, producción, marketing y promoción en el extranjero, entre otras, para películas canadienses. Además, Canadá es el trigésimo noveno (39) miembro de Eurimages, por lo que, en una coproducción apoyada por esta institución, contaría como país europeo.

Ahora bien, las ventajas de contar con un coproductor canadiense no acaban ahí. A nivel federal (que es como dicen ellos cuando hablan de todo el país), existe un incentivo fiscal (tax credit, crédito de impuestos) de un 25 % de los gastos de personal en una producción canadiense o un 16 % para producciones extranjeras. Dicho así, no parece una ganga, pero hay que sumarle los créditos/incentivos de cada provincia (aquí las provincias son subdivisiones del país que pueden ocupar dos veces España -como Ontario o Québec- o poco más que Mallorca). Alberta, por ejemplo, ofrece un 22 %, que puede llegar al 30 si trabajan principalmente profesionales locales. Québec (25 %), Ontario (35-40 %) y British Columbia (con seis tipos diferentes, que llegan hasta el 35 %) son los principales motores de la producción audiovisual y tienen cada una un programa diferente, pero también las demás provincias y territorios ofrecen programas específicos para alentar a la industria audiovisual.

Con estas ventajas (y otras más que no detallamos para no convertir este artículo en una investigación académica sobre impuestos), no es extraño que este año vayan a estrenarse dos coproducciones de animación hispano-canadienses: un largometraje y una serie. A continuación, no solo vamos a conocer cómo lo han hecho, sino cómo podemos (o, más bien, puede usted o ustedes) ser los próximos.

Ventana CineMad (a partir de este año Ventana Madrid) acogió en su pasada edición una mesa redonda sobre cómo coproducir con Canadá, con la presencia de Marielle Poupelin, de Telefilm Canada.
“Animo a los productores españoles a coproducir con Canadá” 

“Canadá te aporta solidez a la coproducción”, nos dijo Nacho La Casa, director de contenidos de Capitán Araña, que ya ha “capitaneado” la coproducción de dos largos de animación con Canadá (y tiene otro en cartera). En ese sentido, destaca no solamente las “facilidades que da a sus productoras para poder llegar a financiar y realizar coproducciones internacionales”, sino también el elevado número de estudios y productoras de animación.

“Yo animo a los productores españoles a coproducir con Canadá”, señala La Casa. “Porque realmente es un territorio que ofrece muchas facilidades y apoya de manera considerable la industria cinematográfica”. Ahora bien, a la hora de realizar una coproducción internacional, Nacho La Casa apunta que “lo primero es intentar ver qué tareas se hacen en cada país para poder optimizar los recursos”.

Así, en el caso de ‘Ozzy’, la primera película que coprodujo, el lado español de la producción se encargó de “toda la faceta creativa y de preproducción, incluyendo dirección y guion”. Canadá, como apuntaba el profesor canadiense al principio de este artículo, aportó su conocimiento técnico sobre un software de código abierto que entonces empezaba a usarse: Blender.

“’Ozzy’ probablemente sea el primer largometraje comercial que se ha hecho íntegramente con Blender”, dice La Casa. “La cabeza pensante del estudio canadiense era un gran conocedor del software y fue quien lideró la proeza de hacer un largometraje comercial en unos años en los que Blender estaba empezando”.

SuperKlaus
‘SuperKlaus’.

‘SuperKlaus’, su segunda coproducción de animación con Canadá, que se estrenará estas Navidades, ha sido diferente, ya que la historia de Santa Claus es más cercana al público norteamericano. “En este caso, ha tenido más peso a nivel creativo el lado canadiense. En España hemos desarrollado casi toda la producción y dentro del apartado creativo aportamos una codirectora, la música y la dirección de fotografía”, declara La Casa. ‘SuperKlaus’ es una coproducción de Capitán Araña (España), PVP Media (Canadá) y 3Doubles Producciones (España) que se ha beneficiado también del incentivo canario.

En cuanto a los fondos, el productor indica que hay que evaluar “la capacidad de financiación que puede tener cada país en función de si eres productor mayoritario o minoritario”. Para ‘Ozzy’, que fue una coproducción principalmente española (80 %), la financiación principal se obtuvo en España, con el apoyo del ICAA, incentivos fiscales y el apoyo de Atresmedia y Movistar Plus+. “Y en el caso de Canadá, ellos pudieron financiar con las diferentes fuentes que tienen, tanto en Manitoba como en Ontario”.

En este sentido, el director de contenidos de Capitán Araña señala que “Canadá es un país que ofrece unas facilidades a sus productoras para financiar y realizar producciones internacionales que te generan mucha confianza y te permiten redimensionar el proyecto. Las instituciones canadienses que apoyan la industria cinematográfica tienen una larga tradición, una seriedad y unos mecanismos muy propicios para el desarrollo de la coproducción”.

“Canadá, además de talento y estudios con experiencia, tiene fondos”

Gran parte de la seriedad y las facilidades para coproducir con Canadá que señala La Casa provienen del convenio de coproducción firmado entre España y Canadá el 14 de enero de 1985. Tras una ligera modificación en 1990, en 2006 se produjo un cambio fundamental en el artículo 1 del mismo, que quedó así:

Artículo 1. 1. A los efectos de este Convenio, el termino coproducción designa obras audiovisuales de cualquier duración y sobre cualquier soporte, incluidas las de animación, los largometrajes y los documentales, conforme a las disposiciones existentes en cada uno de los dos países, destinadas a su explotación comercial en salas de cine, televisión, videocassette, videodisco o cualquier otra nueva forma de producción y distribución audiovisual.

Es decir, que no solo se incluyen explícitamente las producciones para televisión (y “de cualquier duración”), sino que el último párrafo deja abierta la posibilidad de realizar coproducciones entre plataformas de vídeo bajo demanda de los dos países o cualquier otra forma de distribución que pueda surgir en el futuro.

Respecto a producir una serie de animación para televisión hablamos con Iván Agenjo, CEO de Peekaboo, de la coproducción a tres países (Francia, Canadá y España) de ‘El refugio de Audrey’. “Ha sido el típico esquema de coproducción que hacemos siempre en animación”, comenta Agenjo. “En este caso, éramos tres productoras de diferentes territorios y cada una levanta sus televisiones, fondos públicos y crédito fiscal”.

Peekaboo ya había trabajado con el coproductor francés (Watch Next Media), lo que facilitó todos los procesos e incluso hubiera permitido realizar la coproducción aunque España no hubiera tenido convenio para realizar series. En casos como este en que hay una coproducción a tres, Agenjo explica que se aplica el convenio bilateral de Francia con Canadá. “Es una herramienta que se está utilizando poco y que se conoce poco”. Del mismo modo, un tercer país que quiera coproducir con España y Canadá podría beneficiarse del convenio.

En cualquier caso, Peekaboo entró como coproductor minoritario (un poco menos de un 10 por ciento) de una serie con un presupuesto de unos siete millones en la que siete televisiones participaron comisionando, algo que no es muy frecuente. “Eran cuatro en Canadá, una en Francia, una en España, y ZDF en Alemania, que también es inversora del proyecto desde el inicio”, declara Agenjo. “Lo difícil es coordinar equipos con tanta gente dispersa y con notas diferentes viniendo de diferentes sitios, pero tengo que decir que, dentro de todo, ha sido una producción bastante normal”.

Contar con cuatro televisiones en un mismo país no es algo frecuente, pero fue posible por la estructura federal y de producción de medios canadiense. Una de las televisiones es TVO, el canal provincial de Ontario en inglés (la que, por ejemplo, emitió inicialmente ‘La patrulla canina’), mientras que otra es TFO, la televisión de la misma provincia en francés. Knowledge es una televisión de British Columbia y la cuarta fue Radio Canada, la emisora pública en francés para todo el país.

En cuanto a la producción, a Agenjo le llamó la atención la precisión de las televisiones canadienses: “Han sido las más específicas a la hora de dar feedback en cuanto a ser científicamente correctos con toda la información que estábamos dando”. “Los departamentos de compliance, que indican cosas que se pueden hacer y no en pantalla, son más exigentes en el mundo anglosajón que en España o en Francia”, señala Agenjo, subrayando el cuidado que una serie dirigida para un público entre seis y nueve años debe tener. En este sentido, hay que señalar que ‘El refugio de Audrey’ muestra una serie de animales en peligro de extinción y que sus creadores han cuidado la veracidad de la información que se muestra en pantalla, obteniendo el reconocimiento de la UNESCO por este trabajo. En España se verá a través de Clan, de RTVE.

Respecto a las ventajas de coproducir con Canadá, Iván Agenjo destaca que “nuestro mercado natural es el europeo, pero fuera de ahí Canadá sería el primero. Es un país que, además de tener mucho talento y tener estudios con mucha experiencia en animación, tiene fondos, por lo que es muy interesante a la hora de coproducir”.

“¿Cuál es la contrapartida?”, se pregunta en alto Agenjo, “que es caro, que el talento de Canadá es muy caro”. En ese sentido, ponía un ejemplo: “Sabemos que si de una producción de cinco millones en España, que podría ser un estándar para una temporada entera, movemos una parte del trabajo a Canadá, que tiene que ser como mínimo un 20 % porque si no no califica como canadiense, eso nos va a incrementar el presupuesto a lo mejor un millón extra por hacer el mismo trabajo. Simplemente, porque es todo más caro”. El desafío, por tanto, para el CEO de Peekaboo es calcular si “vale la pena que entre un socio o si ese socio me va a subir el presupuesto, con lo cual me tiene que cubrir toda la subida y algo más”.

Conclusión: La coproducción internacional en animación

Por presupuesto, tiempo de realización y personal especializado, tanto Iván Agenjo como Nacho La Casa subrayan la importancia que tiene la producción internacional para completar la financiación de películas o series de animación. Los fondos disponibles, el personal especializado y la experiencia exitosa con múltiples producciones (avalada por los casos concretos de estos dos productores) hacen de Canadá un socio interesante, pero siempre teniendo en cuenta las necesidades tanto técnicas como artísticas de cada producción.

Sea por los desafíos tecnológicos (el uso de Blender en ‘Ozzy’) o creativos (la historia de ‘SuperKlaus’), o bien por las facilidades de coproducción y las numerosas (aunque en algunos casos pequeñas) cadenas de televisión, Canadá presenta un marco estable de producción que ha permitido a estos dos productores españoles no solo tener una experiencia exitosa, sino disfrutar del sirope de arce o de los paisajes reales donde habita ‘La patrulla canina’.

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