Buenas noches. Presidente del Gobierno, Presidente de la Junta de Andalucía, Presidente de la Diputación de Granada, Alcaldesa de Granada, muchas gracias por acompañarnos esta noche en la gala del cine español. Agradecimiento que hago extensivo a todas las autoridades presentes esta noche en este Palacio de Congresos y a todo el público de la gala que retransmite en directo RTVE.
Esta noche quiero trasladaros un sentimiento estrictamente personal que intentaré expresar lo más brevemente posible. ¿Qué hace un tipo como yo en un sito como este? Pues veréis. Gracias a que me habéis elegido Presidente de la Academia, esta noche, embutido en un esmoquin que mejora mi aspecto y hace subir mi autoestima varios enteros, estoy en Granada, bellísima ciudad de cine y de otras muchas culturas, en la que hemos sido acogidos con estima y profesionalidad por el equipo de su Ayuntamiento con el que hemos trabajado estos meses–muchas gracias, Alcaldesa–.
Muchas gracias al pueblo de Granada por la acogida de las actividades previas, las proyecciones y los encuentros con nominados. Mañana esto habrá acabado y nosotros nos iremos, pero con las maletas ya preparadas para volver el 2031 cuando Granada haya alcanzado la condición de Capital Europea de la Cultura.
Como Presidente vuestro que soy, tengo el honor y la responsabilidad de representar a todo el cine español, a las mujeres y a los hombres que con su talento, su inspiración, sus conocimientos y su trabajo –más duro de lo que parece– han hecho no sólo las estupendas películas, largas o cortas, documentales o de ficción, de animación o de imagen real, que celebramos esta noche sino muchas otras que contienen ideas nuevas y de siempre e imágenes fascinantes. Con ellas el cine español ha reclamado este año la atención de un mayor número de espectadores. E importantes premios en Venecia, San Sebastián, Cannes y Toronto.
Porque así lo habéis querido, compañeras y compañeros académicos, me invitan con frecuencia a celebraciones como ésta y comparto momentos tan emocionantes como la entrega de nuestro Goya de Honor a Aitana Sánchez-Gijón, primera mujer Presidenta de la Academia de Cine y ejemplo de la inteligencia, seriedad y rigor que preside el trabajo de otros muchos compañeros actores, como ella, pero también productores, guionistas, directores y técnicos de todas las especialidades. Somos trabajadores que hacemos películas.
Como vuestro representante, promuevo los trabajos y me aprovecho de los éxitos de nuestros programas de formación de nuevos talentos, como las Residencias Academia de Cine, el programa Rueda, o el Campus de Verano que este año seguiremos desarrollando en la querida ciudad de Valencia.
Sin me exijan ponerme el esmoquin, pero siempre como vuestro Presidente, con frecuencia me muevo por los despachos oficiales en demanda de derechos y necesidades de nuestra industria y nuestros trabajadores, reclamando la tramitación de la Ley del cine, el desarrollo del Estatuto del artista, la inserción del cine en la educación, y recordando la aportación económica que suponen los puestos de trabajo que generamos y los impuestos que pagan nuestra industria y nuestros profesionales.
Y ser Presidente de la Academia significa también ser la cara visible de un equipo de mujeres y hombres que, con su calidad humana y profesional, trabaja día a día para hacer de la Academia de Cine una institución cultural y social llena de vida, cercana a los profesionales y abierta a la sociedad en la que nació hace ya 39 años. Estos compañeros, cargados de ilusión y echando muchas horas, son los auténticos autores de esta gala que hoy hacemos en Granada.
Y finalmente ser Presidente, me autoriza a una vez al año a darles la vara con un discurso como éste. Por esto, y por otras cosas más, merece la pena trabajar por la Academia de Cine, que un día presidió Marisa Paredes que nos acaba de dejar y a la que hoy rendimos homenaje.
Fernando Méndez-Leite, Presidente de la Academia de Cine