RTVE se está convirtiendo en el verdadero problema del audiovisual español. Ni el cierre de canales de TDT, que está beneficiando más que perjudicando en general, ni la insuficiente apuesta de Hacienda por la producción de cine y la atracción de rodajes extranjeros, ni la crisis publicitaria, ni la piratería… España parece no contar con un ente público de radio y televisión, salvo para acumular disgustos.
Uno de los últimos ha sido ‘El pueblo más divertido’, un formato de Banijay que a muchos recordaba a ‘Grand Prix’ y que se ha estrenado a primeros de junio sin pena ni gloria en el prime time de La 1. Sólo en momento como la coronación de Felipe VI, la Champions o alguna película comercial emitida sin anuncios el espectador español pulsa el 1 en el mando a distancia. En la última sesión de control a la que se ha sometido Leopoldo González Echenique, el presidente de la Corporación se ha visto obligado a reconocer que ‘El pueblo más divertido’, que ha costado 3,5 millones de euros con IVA incluido, no ha cumplido en absoluto las expectativas. «Mi valoración no es buena», ha comentado textualmente según recoge Europa Press. Además, ha tenido que justificar el elevado sueldo de Mariló Montero, copresentadora del concurso.
‘El pueblo más divertido’ es, para muchos, un programa rancio. Parece que TVE ha perdido la oportunidad de iniciar una nueva programación después del éxito de ‘MasterChef’. Sin ‘Cuéntame cómo pasó’, La 1 desaparece en el prime time en casi toda la semana, con la excepción del concurso de cocina. Ni ‘Comando Actualidad’, ni el cine español de los sábados, y habrá que esperar a ver qué resultado da la ficción británica ‘Mr. Selfridge’, una joya que tendrá que vérselas con el estreno de ‘Sleepy Hollow’ en Cuatro y ‘Ex, ¿qué harías por tus hijos?’ en Telecinco.
A pesar de la presión y de los rumores de que González Echenique y demás miembros del Consejo van a abandonar sus cargos, el presidente de RTVE ha negado que la Corporación esté incursa en causa de disolución, así que no está previsto el cese del Consejo a finales de junio.
Según ha detallado, de las pérdidas acumuladas, que ascienden a los 716 millones de euros, a fecha de 31 diciembre de 2013, 400 millones vienen por pérdidas patrimoniales como consecuencia de la depreciación de los inmuebles dada la burbuja inmobiliaria. Otros 328 millones de euros responden a déficit de explotación, acumulados desde 2007, año de creación de la Corporación.
El ministerio de Hacienda habría ofrecido a la Corporación un ingreso extra de 100 millones de euros, pero las condiciones pasan por disminuir la plantilla, algo ya imposible después de haber acordado RTVE con su plantilla una «tregua» hasta 2015, según el nuevo convenio laboral.
Con el verano a las puertas, las aguas se calmarán, pero el dinero sigue fluyendo y el tiempo pasa. La audiencia abandona TVE y la Corporación se aleja cada vez más de su recuperación. De la misma manera que deja de convertirse en referente de la producción española y de un socio dudoso para realizar series y demás géneros.