Hace unos días saltaba la noticia del cierre de una de las productoras radicalmente independientes del cine español: Eddie Saeta, liderada por Lluis Miñarro. Con más de 25 años de trayectoria en la producción de cine y publicidad (ha producido más de 400 spots), la compañía ha participado en títulos como ‘Estrella fugaz’, primer largo de ficción del propio Miñarro, ‘El muerto y ser feliz’, de Javier Rebollo; ‘Medianeras’, de Gustavo Taretto; ‘La mosquitera’, de Agustí Vila; ‘Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas’, de Apichatpong Weerasethakul, Palma de Oro en Cannes, o ‘En la ciudad de Sylvia’, de José Luis Guerín, entre otros.
“Si pretendiera con este tipo de películas ganar dinero, obtener una rentabilidad económica, estaría loco y me habría estrellado en la segunda película. Mi énfasis es que en primer lugar estas películas existan y después que se conozcan, porque creo que tienen un mensaje social que dar. Para que se conozcan, desgraciadamente, tengo que ir por circuitos alternativos, elitistas si tú quieres, como son los festivales, cineclubs… Si además tengo la suerte de contar con una televisión pública, mucho mejor para que el mensaje llegue a más gente. Con esto me doy por satisfecho”, confesaba Miñarro a Audiovisual451 en verano de 2013.
Mientras el sector se congratula por el buen año 2014 para el cine español en cifras macroeconómicas, el cine de autor más independiente, el que necesita hacer carrera en festivales para su difusión y como plataforma publicitaria ya no es negocio, al menos aquí, en España. Hace ya más de un año, Miñarro contaba a Audiovisual451 como era su modelo de producción, con motivo del estreno de una película como ‘La Lapidation de Saint Étienne’, segundo largometraje de Pere Vilà Barcelò.
Producida por Lluis Miñarro (Eddie Saeta), DDM Visual y L’âge d’or (Francia), ‘La Lapidation de Saint Étienne’ recibió el Premio FIPRESCI en Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) y el Grand Prix en Katowice (Polonia) además de participar en Karlovy Vary, BFI Londres, Montreal y el Festival de Cinema D’Autor de Barcelona.
“Yo tengo un sistema basado en intentar recuperar la inversión a tres años vista. Si no lo hago así es una pérdida segura. ¿Cómo se consigue esto?, en este caso en concreto Televisión de Cataluña compró la película, no le interesó a Televisión Española y fue una lástima, porque creo que la película podría haber tenido una promoción más robusta y haber conseguido mejores salas de cine para su estreno. Si en una película como esta no cuentas con una televisión, entonces no tienes los recursos para poderla publicitarla bien y darle una mejor salida en cine. Sin estos recursos la película se estrella en España. Además de la Televisión de Cataluña, donde la verán 50.000 ó 70.000 espectadores, contamos con dos ayudas oficiales una del Ministerio de Cultura y otra de la Generalitat de Cataluña y además de todo esto también está la inversión del productor que es la que tengo que recuperar. Las ayudas representan a lo mejor que el 70 por ciento de la inversión en la película esté pre-pagada, por lo que me quedaría un 30 por ciento de riesgo. Este 30 por ciento intento recuperarlo con la participación en festivales internacionales como Montreal, Polonia…, en los que solicito lo que se llama un ‘screening fee’, unos honorarios muy bajos por la exhibición de la película en el certamen. Este ‘screening fee’ puede rondar entre los 600 ó 1.000 euros. Es una manera de ir sumando pequeñas cantidades. También espero conseguir un pequeño rendimiento de la edición en DVD. No espero nada de la explotación de salas cinematográficas en España”.
Ahora este tipo de producción artesanal que pica de capital público y privado no es rentable y Miñarro ya vislumbraba pocas salidas en verano de 2013, cuando justo un año antes había comenzado a disminuir su ritmo de producción y vaticinaba lo que ahora ha ocurrido: “Hasta el año 2012 solía estar involucrado en cuatro películas anualmente, era lo máximo que podía asumir. Alguna de estas películas era española como ‘La mosquitera’ o ‘Aita’, y otras en coproducción como ‘Finis terrae’ o ‘Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas’, ganadora de la Palma de Oro de Cannes. A partir de 2012 solo estoy en una película al año, espero poder seguir al menos en una película al año, en coproducción o como único productor. El panorama es aterrador, yo no soy una persona pesimista, pero si en todas partes te cierran las puertas va ser muy difícil tener una continuidad. Tampoco quisiera irme de este país, porque si estoy aquí es por algo, es mi país, y la gracia es poder seguir haciendo esto desde casa, no irme a Francia a hacer esto, no tiene sentido, ya hay 40 que lo hacen. Si me empujan a que me vaya a Francia, a México o a Argentina, me iré, lo que tengo claro es que voy a seguir produciendo cine aunque sea sacando dinero debajo de las piedras, ese es el objetivo. Elías Querejeta decía hace bastantes años que hacía cine porque creía que en España había al menos un millón de espectadores que les podía interesar. Ahora hay como máximo 100.000 espectadores que les puede interesar este tipo de cine. Hemos retrocedido 10 veces en la cultura en general, esta es la tragedia. Desde la propia Administración se ha perdido la idea de que el cine es parte del imaginario colectivo de la sociedad, de nuestra cultura. Poco importa, los que tienen que decidir sobre estas cuestiones piensan que el cine es un entretenimiento y como tal ya está el cine norteamericano, con esto ya nos va bien. Esta es mi manera de ver las cosas, no hay una apuesta por defender, simplemente, al menos lo que ya teníamos. Al contrario parece que se quiere acabar con lo que ya teníamos. Esta es la situación actual, nada dura eternamente y posiblemente será reversible”. Eddie Saeta, descanse en paz. Esta puede ser la punta del iceberg que esconda el enterramiento de un modelo de producir cine en España.