El ICAA exigirá un código de uso ético responsable de la IA y aplicará herramienta tecnológica a guionistas

Audiovisual451 en Málaga.

El Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) exigirá un código de uso ético responsable de la inteligencia artificial que certifique que no se ha usado de manera íntegra en una obra a todos aquellos que soliciten un certificado de culturalidad, lo cual estará vigente en las bases de las próximas ayudas generales. Así lo ha dado a conocer en Málaga su director general, Ignasi Camós, quien ha adelantado que en el caso de los guionistas “habrá un control más exhaustivo” y se aplicará una herramienta tecnológico para saber que no todo el contenido se ha hecho con IA.

Camós participó en la jornada de la industria de la Asociación de Productoras de Cine Independiente (AECINE) «Hacia un Código Deontológico en IA para Cine y Audiovisual. Guía de buenas prácticas» en el marco de la edición 28ª del Festival de Málaga, junto con Clara Ruipérez de Azcárate, directora de Estrategia Jurídica de Contenidos de Telefónica, y Eduardo Jiménez, socio fundador de Free Your Mind y productor de Quexito Films, bajo la moderación de la presidenta de AECINE y CEO de Bowfinger International Pictures, María Luisa Gutiérrez.

AECine ICAA Malaga 2025
Fotografía de Víctor de la Fuente.

Igualmente, Camós ha señalado que desde el ICAA se ha remarcado la necesidad de defender un uso ético y responsable de la IA, respetuoso en todo momento con los derechos de propiedad intelectual de creadores y creadoras y por ello se someterá al sector audiovisual en la inclusión en el certificado de culturalidad de esta declaración responsable. “Va a afectar a todos, no solo a los que vienen directamente a solicitar ayudas al ICAA, es necesario saber que la obra no ha sido creada íntegramente y exclusivamente por inteligencia artificial; vamos a dar un paso adelante para exigir que se manifieste de forma responsable y se declare que no se ha hecho de forma íntegra”.

En el caso de los guionistas, Camós ha apuntado que habrá una herramienta de inteligencia artificial “para controlar que lo que nos presentan no está hecho en inteligencia artificial”, porque en sistemas de escritura es mucho más fácil el uso de esa tecnología que a lo mejor en procesos de producción o de otro tipo y ha puesto como ejemplo que, en certificados de culturalidad, “este año se nos ha presentado una obra, a priori hecha en inteligencia artificial y, obviamente, lo hemos denegado, pero nos ha alertado de que puede existir esa tentación y reconocemos que en algunas cosas mejora los procesos, reduce los costes, hay muchos elementos colaterales, pero no aceptamos un uso íntegro”.

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Ha afirmado que la inteligencia artificial debe ser una herramienta al servicio de la creación humana, “para apoyar a creadores, para mejorar las habilidades de éstos, para contribuir a los objetivos en el ámbito nuestro de diversidad cultural, pero debemos hacer un uso ético responsable de la misma” y ha agregado que la European Film Directors Association (EFAD), que engloba a más de 40 agencias de cine del ámbito europeo-territorial, “nos ha pedido que demos este paso”.

Ha reconocido que hay países que han ido más allá, como la parte francesa de Bélgica y Austria, que han elaborado un cuestionario en el que se debe contestar si se ha usado la inteligencia artificial, qué herramienta se ha usado, cuáles han sido los motivos de uso y si se han respetado los derechos de autor y propiedad intelectual. “Nosotros no vamos con el cuestionario, vamos a ir por la declaración responsable, que nos parece más operativo y aparte nos parece un paso que hay que dar”, ha dicho.

Clara Ruipérez de Azcárate, directora de Estrategia Jurídica de Contenidos de Telefónica, ha resaltado que es importante un código deontológico, porque independientemente de cómo se ha entrenado la herramienta de IA que se use en la industria audiovisual, “debemos encontrar la forma de que todo el sector esté a gusto con que la usemos bajo determinadas condiciones, y ahí estamos no estamos inventando la rueda. Alemania ya ha hecho un acuerdo sectorial y aunque la regulación no va a llegar rápido, los productores necesitamos utilizarla y estar tranquilos de que no se está vulnerando el derecho de autor”.

Ha explicado que hace mucho tiempo que se usa la IA, pero el problema ha surgido cuando la herramienta ha sido generativa, “genera un texto, un vídeo, una música, pero esto sucede porque ha tenido un entrenamiento, porque antes ha tenido una lectura de contenidos hechos por el ser humano, ha aprendido de éstos y por eso genera”, y añade que aunque los productores quiere hacer uso de esas herramientas, no hay que olvidar que ahora mismo hay 40 demandas en activo en Estados Unidos.

Ante ello, ha advertido que “el debate, como industria, tiene que estar, deberíamos hacer la reflexión de que no podemos esperar a que el regulador haga algo y es mucho mejor que como creadores admitamos que la IA es una realidad”, porque ha aseverado que hay gente en el sector que cree que es el futuro y no el presente, y hay gente que se siente amenazada, pero para otros sectores la herramienta ayuda mucho a ahorrar procesos tediosos.

Los tres ponentes han coincidido en que con la IA no se van a perder los trabajos y al contrario se ganarán otros. Clara Ruipérez de Azcárate sostiene que “hay que rebajar el susto”, primero porque ahora mismo la regulación está simplemente dando un marco en Europa, pero además es necesario identificar los activos de esta tecnología mientras que el director general del ICAA ha anotado que todas las revoluciones vinculadas a procesos de creación destruyen y crean empleos, destruyen empleos porque aceleran en ciertos procesos y sustituyen a humanos por máquinas, pero a la vez crean otros empleos, porque hay humanos que tienen que aprender de esos procesos para desarrollarlos.

Eduardo Jiménez, socio fundador de Free Your Mind y productor de Quexito Films, ha expuesto que la postproducción tiene un montón de horas, lo cual se presupuesta en horas-hombre y hay una parte del trabajo que es muy tedioso, muy repetitivo y muy aburrido, que por lo general se envía a la India, donde hay rotomonquis, aunque suene peyorativo, es decir, personas que pasan muchas horas haciendo trabajos rutinarios y a eso sí está ayudando la IA. “Esos puestos de gente no cualificada sí que se van a ver afectados, pero la realidad es que cada vez que sale una tecnología, una nueva aplicación, se crean otros”, ha acotado.

Ha puesto en el foco que un problema actual que tiene la IA es que se están acabando los datos de los que se alimenta. “Ya se lo han visto todo, ya se lo han leído todo, entonces ahora ya van a tener que acceder a cosas privadas de pago, porque si no, el modelo no puede seguir evolucionando, el modelo ya no es sostenible”, puntualiza y precisa que el año pasado se gastaron cerca de 100.000 millones de dólares en IA y aunque el discurso sigue siendo muy sexy para los inversores, lo que es real es que están hartos de enterrar pasta ahí, entonces el dinero se destinará a cosas muy concretas”.

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