Luis Ángel Ramírez es responsable de IMVAL Producciones, una de las productoras independientes españolas que últimamente está tirando más lazos con Latinoamérica. Nacido en la ciudad de Bilbao posee diferentes titulaciones en comunicación audiovisual, información y publicidad, así como una amplia experiencia en cine y televisión en labores de productor, director, guionista y editor, sin olvidar su destacada trayectoria como docente.
A través de IMVAL y también desde Astronauta Producciones, Ramírez ha levantado proyectos como ‘La Mirada Invisible’ de Diego Lerman, ‘El futuro’ de Alicia Scherson o ‘Unidad 25’ dirigida por Alejo Hoijman o más recientemente ‘Mujer Conejo’ de Verónica Chen que se presentó en San Sebastián 2013 y ‘La cuarta compañía’ de Amir Galván y Mitzi Arreola. El productor ha contestado a las preguntas de LatAm Cinema.
¿Se han convertido las coproducciones en una de las pocas salidas para producir cine en España en la coyuntura actual?
«Creo que no es apropiado hablar sólo de oportunidad, un término muy asociado a la semántica económica, sino que en mi opinión la coproducción es también una posibilidad real de poner en valor sinergias y cooperación tanto creativa como industrial. Es cierto, no se puede cuestionar, que el escenario legal y financiero que rodea la producción cinematográfica en España en este momento apunta a la salida al exterior por parte de productores y creadores españoles para levantar proyectos. Pero eso implica encontrar los temas y los enfoques coproducibles, el conocimiento común de los creadores, la viabilidad real de los proyectos en coproducción dentro de los marcos legales y las situaciones financieras entre países, la actitud del público,… todo un conjunto de factores que hay que alinear para cada uno de los proyectos que abordamos en coproducción. Y pongo un simple ejemplo. Con la entrada en vigor del último decreto en materia de legislación cinematográfica en España, la posición de un coproductor español minoritario en Latinoamérica o incluso mayoritario en proyectos de un presupuesto medio en el contexto de la mayoría de los países latinoamericanos, es imposible por falta de apoyo financiero público. No existe simplemente ninguna posibilidad de apoyarnos en ayudas de nuestro instituto de cine, y con unos operadores televisivos muy poco permeables a este tipo de contenidos. Una realidad muy complicada».
¿Qué ventajas le ofrece coproducir con Latinoamérica y que condiciones tanto financieras como de contenidos son esenciales para que su compañía entre en una coproducción?
«Trabajo desde dos compañías, IMVAL y Astronauta Producciones, dependiendo de la línea editorial en la que se enmarca el proyecto o por diversificar estrategias de producción y financiación para determinados proyectos. En primer lugar plantearía el contenido y el enfoque creativo como primer elemento para valorar la entrada en una coproducción. Entiendo que el guión o la visión del director debe contener ya elementos que propicien la coproducción, la presencia de talento y recursos de producción españoles. Por otra parte, es diferente posicionarse como mayoritario o minoritario en una coproducción. Si nuestra compañía es mayoritaria, necesitamos el apoyo de ayudas públicas, estatales o autonómicas, y la preventa a algún canal de televisión en España, privado o público, aunque en este momento sólo TVE y algunos canales autonómicos están abiertos a precomprar derechos de antena de una coproducción en la que no estén implicados valores de producción con una proyección en el mercado español muy poderosa, actores como Ricardo Darín o directores con trayectoria. A partir de este escenario, se puede plantear la búsqueda de ayudas en el marco de Ibermedia o MEDIA, incluso Eurimages si hay un tercer país coproductor europeo que aporte la calificación de película europea. Si la posición e de coproductor minoritario, creo que el escenario que he planteado, pertenece más al otro coproductor. Y desde España aportar viabilidad en fondos públicos, inversión privada o implicación de recursos e infraestructuras de producción o post”.
Desde su experiencia ¿cómo ha evolucionado el panorama de las coproducciones con Latinoamérica en los últimos años?
«El marco legal que regula las ayudas públicas en España es realmente restrictivo en el caso de las coproducciones, de forma que prácticamente se descarta cualquier posibilidad de que una empresa española pueda implicarse de forma minoritaria en un proyecto de coproducción con Latinoamérica o en un proyecto de dimensiones financieras medias. La ley prácticamente amputa de la realidad de producción la mayoría de proyectos que no estén por encima de los dos millones de dólares de presupuesto, con una inversión del productor español por encima del millón y medio de euros. Esto significa arrinconar toda una línea editorial de coproducciones independientes, de riesgo, que hasta hace unos años eran factibles y sí aportaban marca España en Festivales internacionales. Era muy curioso ver como los afiches de las películas españolas que decoraban el stand del ICAA en festivales internacionales eran mayoritariamente coproducciones con Latinoamérica. Ahora desgraciadamente la presencia de cine español es exigua tanto internacionalmente como en España. Está claro que algo hemos hecho mal para perder nuestra posición como coproductores naturales en un mercado tan lógico para nosotros como el latinoamericano. Todos, el sector y desde luego la administración».
¿Cuáles son los principales países con los que ha coproducido últimamente y que porcentaje suponen las coproducciones con Latinoamérica en su catálogo?
«Desde IMVAL y Astronauta hemos coproducido con Chile, Argentina, México, Perú y Venezuela básicamente, y las coproducciones con Latinoamérica suponen casi un 70 % del catálogo de ambas empresas».
Entrevista completa en LatAm Cinema