Este año se volverá hablar de la grandiosa diversidad de propuestas del cine español, una seña de identidad que se puede extrapolar a cualquier cinematografía, me temo. Y para ello se volverá a poner como ejemplo la selección de candidatas al Goya a la mejor película, donde compiten desde una superproducción comercial producida por una plataforma, hasta una ópera prima de presupuesto limitado, premiada en Berlín.
También se alabará el indiscutible talento de los contendientes que están detrás de estos trabajos, varios cineastas de generaciones y sensibilidades diferentes, ya consagrados, incluyendo extremos como a una leyenda octogenaria del cine español y a una directora novel de gran proyección. Tres hombres y dos mujeres.
En este caldo, puede parecer un poco ventajista denunciar hoy la ausencia de ‘Robot Dreams’ y su director en esta lista, justo después de que los académicos del cine europeo la hayan considerado la mejor película de animación del año, pero la realidad es que era una oportunidad única para nominar, por fin, a una producción de animación al Goya a la mejor película, sin etiquetas. Era un símbolo merecido para todo un sector.
Qué mejor razón que señalar el excelente trabajo del cine de animación nacional con ‘Robot Dreams’, de Pablo Berger, que ha igualado el récord de cuatro nominaciones a los premios Goya para una película de animación que logró en el año 2015 ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’, de Salvador Simó, que optó entonces a mejor largometraje de animación, guion adaptado, música original y dirección novel. Solo logró el primero.
El canto a la amistad entre un perro y un robot compite ahora en las categorías de mejor película de animación, montaje (Fernando Franco), guion adaptado (Pablo Berger) y música original (Alonso de Vilallonga). Y a nadie le debería extrañar que apareciesen también en las nominaciones Berger por su dirección ni el propio largometraje como mejor película sin apellidos, pero ya no será.
Lo que sí será es otra oportunidad perdida, una más, porque la realidad es que este hito ya podía haberse producido otros años con títulos de contrastada calidad como la mencionada ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’, ‘Klaus’ ‘Unicorn Wars’ o ‘Un día más con vida’, entre un larga lista, referentes y aclamadas en todo el mundo. El olvido dura ya demasiado.
El cine de animación español se lo merece y en este caso Pablo Berger, también, un autor con mayúsculas, que impregna de originalidad todo lo que hace con un sello propio que despliega con cuentagotas, cuatro largometrajes en 20 años siempre a contracorriente. En nuestra opinión, la propuesta de ‘Robot Dreams’ como película sin paliativos, por su dirección, su montaje, su emotividad, su narrativa… entre otras muchas virtudes, no desmerece este año a ninguna de las nominadas a mejor película e incluso está por encima.
No quiere decir que ‘20.000 especies de abejas’, de Estibaliz Urresola; ‘Cerrar los ojos’, de Víctor Erice; ‘La sociedad de la nieve’, de J.A. Bayona; ‘Saben aquell’, de David Trueba; y ‘Un amor’, de Isabel Coixet, sean películas mediocres, ni mucho menos, pero ‘Robot Dreams’ está sin duda a su altura, reitero.
Y otra razón de peso para nominar a ‘Robot Dreams’ al máximo galardón de la Academia española como símbolo del buen trabajo de todo un sector durante mucho tiempo sería el alto nivel de las películas de animación con las que pugnará en esta ocasión por el Goya de su categoría, títulos como ‘Dispararon al pianista’; ‘El sueño de la sultana’, ‘Momias’ y ‘Hanna y los monstruos’. Hay años de escasez, donde prácticamente se nomina lo que hay, pero en 2023 no ha sido así, con propuestas para todos los gustos. Contra lo que pueda parecer y por fortuna, ‘Robot Dreams’ no lo tendrá fácil tampoco en los Goya.