El sueño de Federico Jusid no es ser músico. Ya lo es, desde los cuatro o cinco años tocando el piano y entre músicos, como él recuerda, desde que era ‘un piojito’. Su padre, el realizador argentino Juan José Jusid, y su madre, la actriz Luisina Brando, le criaron entre rodajes y escenarios, aunque muy pronto estaba claro que lo suyo era la música. Tampoco se puede decir que el sueño de este argentino sea Hollywood. Él ya está aquí, viviendo bastante cerca de las letras de Hollywood con su esposa y con su hija a caballo entre Los Ángeles y Madrid, ciudad muy cercana a su corazón. Vamos que ni es de aquí ni es de allá. Pero todos tenemos un sueño y el de Jusid está muy claro: “Yo también quiero ser como Alberto Iglesias”.
Lo dice entre risas y con mucho cariño, como una muestra de pleitesía a una de las figuras que más admira dentro de su universo, el de la música de cine. No solo por lo que compone sino por el aura que transmite el 4 veces candidato al Oscar. Esa, si quieres ponerlo así, podría ser una de las metas de Jusid. Y hasta esa casi la cumplió cuando trabajó a las órdenes de Iglesias en la banda sonora de ‘Exodus: Gods Kings’ (2014). ¿Qué le queda a Jusid entonces? La vida por delante parece querer decir con su talante calmado y como siempre, agradable, trabajando incansablemente pero también disfrutando de cada uno de sus sueños.
Su último trabajo ha sido para la serie ‘Santa Evita’, un proyecto para el que le contactaron los directores Rodrigo García y Alejandro Maci. “Seguro que habían padecido algo de mi trabajo”, bromea Jusid siempre modesto. No le dio miedo la polémica que esta miniserie producida por Salma Hayek y con Natalia Oreiro como protagonista pudiera levantar al centrarse en la figura de Eva Perón y en la desaparición de su cadáver, utilizado por motivos políticos. Como dice con otro bocado de la hamburguesa que se está devorando aun cuando debería ser bueno con sus calorías, “en Argentina todo es una polémica”.
Como con cualquier otro trabajo lo preparó minuciosamente, primero una suite y luego otros temas, pero, antes que todo, preguntándose qué (o mejor dicho quién) sería la música en la serie. “Siempre hay que hacerse esa pregunta antes de la primera nota”, aconseja. En este caso la música de Federico tomó la forma de muchos de sus personajes, incluida Evita pero más bien de algunos de sus rivales. “Más que de Evita la mirada es de aquellos que toman posesión de su cuerpo. Nada más lejos de la versión de Andrew Lloyd Webber”, se vuelve a reír alejándose de cualquier posible comparación con el famoso ‘No llores por mi Argentina’ del conocido musical.
Esta es la segunda vez en el año que Jusid trabaja con Oreiro. Una verdadera casualidad porque los papeles no pueden ser más diferentes entre el que la intérprete uruguaya da vida en ‘Santa Evita’ o la Claudia de ‘Iosi, el espía arrepentido’. Aún así, este compositor que parece especializado en las músicas de corte histórico a juzgar por las numerosas series y películas de este género en las que ha trabajado, asegura que siempre escribe para sus actores. “Es inevitable. Escribes para esa creación que sale del actor, de los directores, del encargado de vestuario, el de maquillaje. Uno se suma a esa composición”, detalla.
Aunque no llega ni a los 50, Jusid se define como vieja escuela, de los que componen con papel y lápiz, tocando en el piano porque, como dice, siente que eso no le frena y así se le disparan las ideas. “Después voy al ordenador y vuelco las ideas, pero prefiero primero papel o como dices, el piano. Hay algunas películas, como una que estoy haciendo ahora de terror, en las que experimento cositas, sonoridades. No es tanto escribir una melodía como ver qué pasa con este crujido. Esta semana fue una licuadora. Depende de lo que hace la música en cada proyecto. Pero soy más melódico y más tradicional”, resume.
Lo suyo es seguir echándose años cuando le preguntas cómo ha evolucionado la música en el cine a lo largo de su carrera. “Soy muy mayor -exagera-. Cuando hablamos de las bandas sonoras que me impresionaron, todas eran orquestales, melódicas, con una estructura wagneriana y temas para los personajes. Hoy día eso escasea”. Piensa en la música de ‘Cinema Paradiso’ o “cualquier película con John Williams, músicas tan grandes y tan importantes que a mi me emocionaban muchísimo”. Esa carencia ha jugado a su favor porque a Jusid le contactan precisamente para que ponga la música al tipo de proyectos que disfrutaba de niño, obras temáticas y con una falta de pudor emocional, asegura.
Es una descripción amplia en la que engloba una carrera con títulos muy variados, desde ‘El secreto de tus ojos’ que le puso en el mapa a ‘Santa Evita’ o, próximamente, la miniserie ‘The English’ que presentará en el Festival Internacional de Cine de Londres este octubre. ‘Los misterios de Laura’, ‘Isabel’, ‘Magallanes’, ‘Francisco – El Padre Jorge’, ‘Carlos, Rey Emperador’, ‘Neruda’, ‘Loving Pablo’, ‘La catedral del mar’, ‘Hernán’, ‘Sin límites’ son algunos de otros muchos de los títulos en una carrera donde las recreaciones históricas le siguen. “Muchas otras cosas están ganando más espacio, lo cual está muy bien. La música de hoy es muy ecléctica, con scores muy temáticos y otras ambientales, electrónicas”, resume diplomático amante no solo de la música de Williams sino de la de Johnny Greenwood o la de Jóhann Gunnar Jóhannsson. “Una pena que haya partido tan pronto”, se lamenta de su muerte.
¿Y las diferencias entre el trabajo en España comparado con trabajar en Estados Unidos? Sonríe. Es un buen momento para recordar su sueño de querer ser como Alberto. “Pero he trabajado con él y sé que sufre como sufren todos los compositores en todos los lados. La vida, como el trabajo, es en cualquier lugar como uno se la diseña. Conozco aquí, en Los Ángeles, compositores con unos niveles de estrés y de angustia, incluso si tienen dinero, y en España tengo muchos amigos muy bohemios y con una vida relajada. Uno viene a Los Ángeles, tierra de las oportunidades, y vas y te encuentras con mucha gente con un nivel de angustia, de obsesión, de egocentrismo increíble. Yo prefiero ser como Alberto, o como Lucio Godoy. Gente increíble y de una ternura infinita. Aquí, para algunos, todo es con quién trabajas o cuánto ganas. Allí, en España, importa menos. Al final uno se va juntando con la gente que le despierta más empatía”, comenta de una tirada explicando su bipolaridad a la hora de vivir con un pie en cada país.
Jusid cayó en Los Ángeles no por casualidad, pero tampoco era su sueño. Con todo lo que le gusta la música de cine, su formación es clásica. En el conservatorio desde muy niño, gracias a su padre se puso a ayudar a los músicos que trabajaban en sus películas y fue aprendiendo el oficio a la vez que se enamoraba de la música. El primer salto fue a Nueva York, muy de joven para un máster; luego a Boston, New England, después a Bruselas. Y de ahí, a Madrid. “Pensé que iba a ser un paso breve y han pasado más de 25 años”, suspira. “Cuando gracias a ‘El secreto de tus ojos’ tuve la suerte de que me saliera un agente en Los Ángeles fue maravilloso. Pero yo no crecí diciendo que quería venir a Hollywood. Para mi esto es un extra, algo que ha venido genial para mi trabajo. Mis proyectos para América, para Estados Unidos, o para Inglaterra, para Europa, tienen colores distintos. Sigo siendo la misma persona, pero trabajar para Europa o para Estados Unidos es una música que habla en otro idioma”, añade.
Lo que no cambia es la manera de producir. Ni tan siquiera la pandemia ha cambiado las cosas, se ríe Fede pensando en ese meme que corre como la espuma entre los de su profesión y donde se puede ver a un compositor delante de un ordenador con un texto que dice antes de la pandemia y el mismo compositor delante del mismo ordenador con el texto subrayando después de la pandemia. “Lo único que cambia es que cuanto más al oeste (hacia Los Ángeles) está el proyecto, hay más interlocutores. En el mundo sajón siempre aparece algún productor o supervisor musical. Hay menos del autor y más otras estructuras, es otra cantidad de dinero”, compara. Las cosas tampoco son tan blanco y negro. Jusid está deseando que llegue a las pantallas la miniserie ‘The English’, un trabajo de Hugo Blick protagonizado por Emily Blunt. Una producción que le recordó a un trabajo independiente, un mano a mano con el director, pese a ser una gran producción de Amazon. “Y eso que los streamings son como los estudios -dice sin llamarse a engaño-. Con ellos vuelven a llegar las notas. Siempre hay un señor que fue contratado para opinar de música”.
Hablando de experiencias, ¿cómo fue el trabajo con Iglesias en ‘Exodus: Gods Kings’? ¿Lo mejor de los dos mundos? Una sonrisa adelanta su respuesta. “Fue de las experiencias más bonitas que tuve en mi vida musical. Primero por Alberto, porque es una maravilla de compositor y ser humano. Porque fue una producción enorme en la que estuvimos grabando tres semanas en Abbey Road con orquestas de cien personas y un coro de cincuenta y en el que podíamos pedir el instrumento más absurdo que nos lo traían. Y, por último, porque hubo algo para mi muy disfrutable al no ser cabeza de equipo. Siempre había hecho mis propios proyectos y a esas alturas llevaba como 70 largometrajes. Así que el hecho de poder trabajar junto con otro compositor, poder recibir sus impresiones y con la generosidad con la que Alberto comparte fue maravilloso. Es muy pesado estar solo, ser todo el tiempo cabeza de equipo. Aunque tengas un equipo, hay un momento en el que tú tienes la responsabilidad. Así que esto fue como un recreo, aunque trabajé como un animal”, se deleita dando por finalizada la hamburguesa.