El Goya al mejor corto documental en la 33ª edición de los premios del cine español recayó en ‘Gaza’, donde Carles Bover Martínez y Julio Pérez del Campo, a través de diversos personajes, muestran la vulneración de derechos humanos que sufre diariamente la población palestina en la Franja de Gaza y la situación de bloqueo y posguerra en la que trata de sobrevivir.
Julio Pérez se licenció en Protección Medioambiental por la universidad de Irlanda en 2004 y en Ciencias Ambientales por la URJC en 2005. Tras varios años trabajando de profesor en diferentes institutos de Castilla –la Mancha y en la UNED, y varios cursos de dirección y dirección de fotografía, decidió especializarse con el Máster en Documental y Nuevos Formatos de la URJC. Desde entonces ha realizado diversos documentales. Ha dirigido y producido, junto a Carles Bover, su primer largometraje documental titulado ‘Gas The Arabs’, fruto también del mencionado cortometraje ‘Gaza’, sobre la situación de la franja tras el bombardeo israelí del verano de 2014. Por su parte, Bover se graduó en Comunicación Audiovisual en 2013. Tras acabar el graduado, a raíz de su interés por querer realizar proyectos de corte social, decidió especializarse con un Máster en Documental y Nuevos Formatos. En 2017, se unió a Julio Pérez, para denunciar la vulneración de derechos humanos en Gaza y acometer un largometraje y el corto ahora ganador.
“Este documental ha sido absolutamente autofinanciado, porque para este tipo de documentales, con esta temática, es muy difícil conseguir financiación. Es un proyecto mucho más coral más allá de nosotros dos porque hay mucha gente que ha trabajado de manera desinteresada en el mismo”, explicó Julio Pérez a Audiovisual451 tras recibir el Goya en Sevilla junto a su compañero.
Pérez contó también algunas de las vicisitudes que tuvieron que pasar para poder rodar el filme en una zona en permanente conflicto: “Entramos de una manera ilegal en Gaza para rodar el corto. Yo soy profesor de biología y como nadie podía entrar en la Franja en ese momento pedimos un permiso para entrar y poder hacer un estudio sobre agricultura. Obviamente, eso no nos permitía llevar un equipo de grabación profesional, por eso el corto está grabado con lo mínimo que pudimos pasar: cámaras réflex, micrófonos pequeños… La dificultad fue muy grande, porque no nos podían pillar con un material que no tuviera que ver con el estudio sobre agricultura”, confiesa.
‘Gaza’, que está producido por El Retorno Producciones, fue estrenado en el Festival Internacional de cine de Elche (FICIE) en julio de 2017 y ha pasado ya por una veintena de festivales en todo el mundo, donde, antes del Goya, obtuvo premios como el Picazo a Mejor Cortometraje Español en el Festival de Cine Solidario de Guadalajara (FESCIGU), el Premio a Mejor Documental en el Festival Internacional de Cortometrajes de Torrelavega (Cantabria) o el Premio a Mejor Documental de CLM otorgado por CMMEDIA en el FECICAM de Ciudad Real, entre otros.
“Nos lanzamos a la Franja de Gaza para contar esta historia, sin ninguna experiencia pero con la idea de hacer un proyecto desde una perspectiva humana, sin pensar en las repercusiones que podría tener a nivel de industria cinematográfica ni la trayectoria que debería tener. Creo que solo desde la ilusión y dejando a un lado la complejidad inherente a un proyecto como éste hemos llegado hasta aquí”, declaró el otro director y productor ejecutivo del corto, Carles Bover.
Para Bover la parte más compleja de este proyecto ha sido tener claro qué debía estar dentro y qué fuera del documental: «Enfrentarte a todo ese material rodado, a las historias que has vivido y rodado en primera persona es muy duro. Decidir lo que dejas fuera fue lo más complicado. Al final nos decantamos por estos poco menos de 20 minutos para denunciar lo que queríamos. El Goya ha sido la guinda a todo el recorrido y ahora aspiramos a que se multiplique la difusión del corto por las historias que se cuentan en él”.
Sobre el riesgo durante el rodaje Pérez fue taxativo: “Cualquiera que haga documentales de este tipo tiene también que tener un punto de locura. Existen riesgos y hay que tenerlos controlados pero hay que sobreponerse al miedo. En la franja de Gaza había riesgos pero nunca tuvimos sensación de peligro, algo que no pasó cuando estuvimos en Israel, allí sí lo sufrimos, pero también podía haberse dado en Gaza’, concluye.