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El mercado audiovisual está en constante cambio y, desde la pandemia, hace ya cuatro años, y las huelgas de actores y guionistas del año pasado, esos cambios están obligando a las compañías a reevaluar sus estrategias de venta y qué tipo de historias buscan para hacerse un hueco entre la competencia. Durante la celebración de Iberseries & Platino Industria, ese fue uno de los temas estrella en unas cuantas de las sesiones, sobre todo las Spotlight, dedicadas específicamente a destacar la manera de trabajar de una empresa.
Con la conexión que el evento tiene con Latinoamérica, el estado del mercado allí y cómo es posible navegarlo con éxito fue de lo más discutido, llegando a dos conclusiones: que es importante encontrar historias locales que resuenen en esos públicos y tengan potencial de llegar a una audiencia global y que las productoras y estudios han pasado a buscar cosas pequeñas y fáciles de producir o grandes producciones que llamen la atención. “Hay muy poco espacio para lo intermedio. Ya hemos hecho muchas producciones intermedias”, apuntaba Barbara Teixeira, CEO de Anonymous Content en Brasil: “El mercado está saturado de contenido que pasa desapercibido y creo que las cosas que son pequeñas y fáciles de producir, y con las que la gente conecta a nivel emocional, son maravillosas. Y luego están las apuestas grandes y ambiciosas que van a ser muy significativas”.
Esto quiere decir que la televisión está siguiendo el camino del cine, donde las películas de presupuesto medio casi han desaparecido en favor de proyectos independientes de muy bajo presupuesto o superproducciones al estilo de Marvel. Todos los actores del mercado están buscando el mayor retorno de la inversión posible, lo que dificulta el trabajo de compañías independientes que no están amparadas por grandes estudios. En palabras de Catalina Porto, directora de contenidos de The Mediapro Studio en Colombia y México, “(el mercado) siempre ha estado difícil, creo que ahí no hay mayor novedad, pero creo que ahora está difícil distinto. Venimos de que todos los clientes, lo único que querían eran originales. Por temas de presupuesto, y un poco porque cada vez existe más información, creo que las inversiones son mucho más puntuales”.
En ese sentido, resulta muy importante establecer un sistema eficiente de búsqueda de nuevas ideas y de apoyo y desarrollo de las mismas. Las dos empresas mencionadas anteriormente, The Mediapro Studio y Anonymous Content, se expandieron internacionalmente desde sus sedes en España y Estados Unidos de una manera similar, pero con importantes diferencias. La primera integró productoras como la argentina Oficina Burman o la uruguaya Cimarrón a su esquema empresarial, mientras la segunda estableció joint ventures con, por ejemplo, la española Morena Films. En ambos casos, cada sede funciona de manera independiente, desarrollando sus propios proyectos, y buscando después la ayuda del resto de la compañía para sacarlos adelante.
“Desde Colombia o desde México somos independientes en llevar esas historias y creo que eso tiene una explicación, y es que solo en cada país, en cada territorio, sabemos cuáles son realmente las historias que son relevantes allí. Una vez se desarrolla una idea, o una vez ve la luz un proyecto, tenemos la capacidad de producirlos desde cualquier lugar”, explicaba Catalina Porto, poniendo como ejemplo la serie ‘Cecilia’, producida para Paramount+ en México pero surgida desde Argentina.
Lo local es global
La importancia de contar con ese talento local en cada territorio es lo que más se enfatiza desde estas empresas. “Parte de la estrategia era no expandirse por el mero hecho de expandirse, sino también apoyar localmente a artistas emocionantes para que puedan contar las historias locales que más les interesen y, además, apoyarlos si tienen la ambición de trabajar en historias que vayan más allá de esas regiones”, afirmaba Jacobo Aparicio, director de contenido internacional de Anonymous Content. Las sedes regionales están más familiarizadas con el funcionamiento de sus propios mercados y con lo que interesa a cadenas, plataformas y al público de allí, pero también surge la duda de si hay que dar al mercado lo que quiere o es preferible desarrollar proyectos que les apasionen y, después, buscarles el mejor hogar.
En los últimos años, los compradores latinoamericanos, por ejemplo, evitaban las producciones de época porque son complicadas de sacar adelante y tampoco querían historias demasiado audaces, sino que buscaban algo que pudiera llegar al público más mayoritario posible. Sin embargo, no siempre es conveniente fiarse tanto de estas tendencias. “¿Qué te piden para este año? No, no funciona así”, señalaba Daniel Burman, director de Oficina Burman: “No hay esa reunión que te dicen “tráeme un policial de los 80”. Funciona creando el espacio para que aparezcan esas obsesiones que empiezan a romper la cabeza”.
Pero hay quien sí piensa que hay que estar al tanto de las tendencias aunque, como señalaba Diego Robino, fundador de Cimarrón, hay que tener cuidado con seguirlas al dedillo porque representan proyectos que se aprobaron un año antes. “Somos muy conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor en España y creo que existe una tendencia de historias pegadas a la realidad que resuenan con la audiencia”, declaraba Beatriz Campos, directora general de Anonymous Content España, que apuntaba que «hemos visto grandes éxitos basados en historias reales y basados en biopics y, como productores, tenemos la responsabilidad de transmitir un mensaje saludable a la generación que viene por detrás.»