European Film Bonds, junto a las consultoras MRC (Media Research & Consultancy) y Thoughtway han creado la entidad Iberoamerican Film Bonds (IFB), con el objetivo realizar las labores de asesoramiento, consultoría y todos los servicios necesarios para obtener el aseguramiento del buen fin de las producciones audiovisuales en el mercado de habla hispana.
El accionariado de Iberoamerican Film Bonds está formado por European Film Bonds, empresa dirigida por Per Newmann, con más de 25 años de experiencia en el aseguramiento de producciones europeas (ha intervenido en 120 películas en los últimos cinco años, con presupuesto desde dos millones a 40 millones de euros) y las consultoras españolas MRC, dirigida por Fernando Labrada y Thoughtway, fundada por Jesús Prieto Sacristán, todos ellos con más de 20 años de experiencia en diferentes empresas del sector audiovisual. Newmann, que desde hace varios años estaba intentando crear una sociedad para ofrecer Completion Bonds en España, siempre había pensado que en el mercado español podía funcionar este producto de una manera similar al implantado en los países nórdicos y esa experiencia previa ha sido fundamental para introducirlo finalmente en España.
Con sede en Madrid, Iberoamerican Film Bonds busca facilitar la financiación de producciones y coproducciones audiovisuales mediante la prestación de garantías de finalización a través de la solución ‘Completion bond’. Este producto audiovisual habitual en el mercado anglosajón instrumenta la garantía proporcionada por una Sociedad de ‘Completion Bond’ a un agente con interés financiero en el proyecto (inversor privado, entidad financiera, televisión, distribuidor…) que cubre el riesgo de que una producción audiovisual no sea finalizada y entregada en la fecha prevista y dentro del presupuesto inicialmente definido. La denominación anglosajona de ‘Completion Bond’ sería equivalente a “garantía de finalización”. El coste del ‘Completion Bond’ es asumido por el productor dentro de su presupuesto, fijándose habitualmente como una comisión definida como un porcentaje sobre el presupuesto, que suele rondar el 2,5 por ciento, según comentó a Audiovisual451, Jesús Prieto, CEO de Iberoamerican Film Bonds.
El modelo de negocio del cine ha evolucionado, se ha pasado de un modelo basado en las subvenciones y las aportaciones de las televisiones públicas a uno en el que la inversión privada está ganando terreno. Hasta esta evolución, solamente acudían a un producto como el ‘Completion Bond’ aquellos productores que acometían coproducciones internacionales y sus socios extranjeros se lo exigían como garantía de buen fin. Ahora, en un panorama donde la inversión privada es más relevante los ‘Bonds’ van a ser mucho más demandados, porque en multitud de ocasiones la inversión procede de empresas que no son del medio audiovisual y exigen una mayor garantía para sus inversiones.
En España la realidad está cambiando, la coproducción internacional está funcionando como una verdadera válvula de escape ante la descapitalización de la producción interior y fuera, sobre todo en el mercado anglosajón, los ‘Bonds’ están a la orden del día. No es algo nuevo, hay productoras españolas de éxito, que ya llevan años utilizando está fórmula en sus coproducciones internacionales. “Saben que, por ejemplo , un coproductor canadiense suele necesitar esta garantía”, manifiesta el CEO de IFB. Además, en España, la normativa sobre desgravaciones fiscales para la producción cinematográfica está empujando a los productores españoles a la creación de AIE’s (Agrupaciones de Interés Económico), un vehículo de financiación que integra las inversiones de compañías ajenas al sector audiovisual. Estos inversores necesitan que la película se finalice y en este punto también es fundamental un producto como el ‘Completion Bond’. “Este es el caldo de cultivo del que partimos para poner en marcha una empresa que ofreciese este tipo de servicios en el mercado español y latinoamericano. No son lo mismo la legislación española, la cultura jurídica, los contratos de España que en otros territorios. Nuestra intención es hacer este producto más asumible y amable para los productores españoles e iberoamericanos, porque somos también su puerta de entrada en Europa”, comenta Prieto. En la actualidad existen en todo el mundo una decena de compañías que ofrecen este tipo de servicios.
La sociedad Iberoamerican Film Bonds se constituye en abril de 2013, desde esa fecha está operativa para los productores audiovisuales del entorno latinoamericano. Una de las producciones españolas que decidió contratar un ‘completion bond’ para garantizar su finalización fue ‘Second Origin’, el filme que iba a dirigir Bigas Luna, autor también del guión, y que tras su fallecimiento tuvo que hacerse con las riendas del mismo, Carles Porta, también coguionista de la historia. Las gestiones para realizar el ‘completion bond’ se iniciaron en junio de 2013 y la firma se produjo en diciembre del mismo año, lo que muestra la complejidad del proceso. ‘Segundo Origen’, su título en castellano, es una coproducción internacional de Antàrtida (la productora del propio Carles Porta) e Ipso Facto Films (Reino Unido), la participación de Televisió de Catalunya y Televisión Española, y el apoyo del ICAA, el ICO, el ICEC, la Diputació de Lleida, el Ajuntament de Lleida, el programa Media, La Caixa, el Museu de la Vida Rural de l’Espluga de Francolí, la Fundació Sorigué, Fruites Font, Ekke y Acero Limpiador. La película se ha rodado en catalán e inglés, con un presupuesto estimado de 6 millones de euros. IFB además está trabajando actualmente con varios proyectos cinematográficos, uno de ellos un filme de animación, un género que implica una metodología específica.
Hasta, ahora, cuando un productor español quería asegurar su producción con un ‘Completion Bond’ debía acudir a empresas extranjeras, ahora con Iberoamerican Film Bonds pueden acceder a este producto desde España. “El concepto del producto es asegurar que la película se va a finalizar”, explica Jesús Prieto. El objetivo es proteger las inversiones del capital ajeno al cine. “Un inversor o un financiero externo, que en ocasiones nada tiene que ver con el cine, invierte y necesita una seguridad de que la película se va a terminar. Si la película es mejor o peor o su estrategia de comercialización son temas diferentes, lo que asegura el ‘Bond’ es que se hace la obra, no su calidad”, asegura Prieto.
De hecho, en sectores como las grandes obras públicas también se trabaja este producto, precisamente para asegurar que una determinada obra, un edificio, una gran presa… se finaliza. Para el máximo responsable de IFB, el matiz más importante es que este sistema supone un control previo y a posteriori y si no hay un convencimiento claro de la viabilidad financiera del proyecto, IFB no le concede el ‘Completion Bond’ a la película. Si la viabilidad está asegurada se firma con la productora y durante toda la producción se controla todo el desarrollo de la película, todos los detalles, sin entrar en el plano artístico nunca. “El producto tiene más que ver con el mundo del control legal, económico y de producción …”, comenta Prieto.
La fase más importante para conseguir llevar el ‘Completion Bond’ a buen puerto es la previa, porque eso significa que todo está bajo control, lo que se espera e incluso lo inesperado, que también está cubierto por el ‘Bond’. En la fase previa se analiza que el coste de la película sea razonable, se realiza un estudio del presupuesto de producción partida a partida. Un director de producción de Iberoamerican Film Bonds analiza cada partida junto al director de producción de la película, con el fin de que esté todo correcto, que esté toda la documentación requerida, los contractos de los actores, el equipo técnico, contratos de localizaciones, cartas de compromiso de determinadas estrellas… y que todo sea viable y coherente. “Todos estos documentos no suelen se solicitados por las entidades financieras, porque no les preocupa tanto el detalle de la producción de la película, a ellos lo que les interesa son las garantías, la solvencia, los avales…”, apunta Prieto.
Hay otro punto muy delicado en este análisis previo que puede durar varios meses y es comprobar que el coste de la película puede financiarse, que existen realmente las fuentes de financiación necesarias que lo hagan posible. En definitiva, el productor tiene que demostrar que es capaz de reunir el presupuesto de producción. Por ejemplo, no valdría demostrar que le ha sido concedida una ayuda al proyecto, habría que demostrar que se posee el dinero efectivo de la subvención, que puede ser anticipada por el banco. También el productor puede comprometerse, mediante una carta, a no cobrar nada hasta que el dinero de la subvención no llegue.
Dentro del presupuesto de una producción, la industria del cine mundial establece que hay que contar con unos fondos de contingencia para las cosas imprevistas que puedan ocurrir. En el caso de los ‘Completion Bonds’, el fondo de contingencia exigido es del 10 por ciento. Es decir, que en un rodaje de coste presupuestado partida a partida de 4 millones de euros requeriría aproximadamente otros 400.000 euros de fondo de contingencia. “Algún productor puede considerar dicho fondo excesivo, porque les supone inmovilizar mucho dinero, pero tienen que tener en cuenta que es dinero de ellos, es para posibles imprevistos, muchas veces se gasta una parte, porque en un rodaje siempre pasa algo, o no, nunca se sabe. Además, los productores deben tener sus seguros multirriesgo para el rodaje, eso no tiene nada que ver con el ‘Bond’”, reconoce el máximo responsable de IFB.
Una vez que se comprueba que está todo correcto se firma el ‘Bond’. Hasta ese momento, pueden transcurrir perfectamente 6 meses desde la primera toma de contacto, aunque si están todos los documentos en dos meses puede estar listo. Lo normal es firmarlo poco antes del inicio del rodaje con la financiación ya cerrada. El productor pagaría a la compañía, en el momento de la firma, una cantidad que ronda entre el 2 y el 2,5 por ciento del presupuesto, aunque cada caso es diferente y ese porcentaje puede variar. El fondo de contingencia, los gastos previos de desarrollo que haya hecho el productor e incluso el coste del ‘Bond’, a pesar de que formarían parte del presupuesto de producción, quedarían fuera para realizar el cálculo del porcentaje a pagar por el productor.
Además, si no ocurre nada, una vez que concluye la película sin incidentes, el productor recibe un retorno. De hecho, los representantes del ‘Bond’ no solo fiscalizan el rodaje, también están presentes en todos los procesos de postproducción. “Es muy importante el uso de herramientas, programas de contabilidad homologados, para poder fiscalizar gran parte de los procesos de forma remota y molestar lo menos posible, nosotros no somos unos meros fiscalizadores, estamos en la producción para ayudar y siempre vamos a favor de obra, somos los primeros interesados en que la película salga adelante con el coste previsto. Creo que ahora nos toca formar en este tipo de productos a muchos directores de producción que los desconocen”, dice Prieto.
Tras la firma, los representantes del ‘Completion Bond’ adquieren una serie de competencias durante el rodaje como es un control bancario para supervisar que el dinero se destina a los fines adecuados y previstos. Esta fiscalidad da seguridad a los inversores y a los propios bancos. Este control se establece a través del poder mancomunado con el resto de los productores, no es un control único. “Esto significa a que la relación con el productor debe ser excepcional, nos deben ver como un miembro más del equipo de producción, como personas que estamos para ayudar para sacar la obra adelante, nunca como un enemigo, un ente controlador. Nos tienen que ver como los que hemos certificado la salud del proyecto. Nosotros somos un negocio pero nuestro objetivo es asegurar la salud de la producción independiente, somos una ayuda a la producción y así no deben ver”, afirma Prieto.
Sin embargo, el ‘Completion Bond’ no es un producto adecuado para cualquier tipo de producción audiovisual (cine, televisión, videojuegos…), porque su especial idiosincrasia no es aconsejable para producciones pequeñas, de bajo presupuesto. “Estamos trabajando para ofrecer el mejor servicio posible para intentar ayudar a todo el cine español, no solo a las grandes producciones. Una posibilidad que estamos estudiando es establecer el ‘Bond’ para varios proyectos de una misma productora, es decir, para un plan de varias producciones, un ‘slate’, donde sumaríamos los presupuestos”. El producto nació en su momento para hacer frente a grandes producciones de Hollywood en los años 70 y 80. En el caso de Iberoamerican Film Bonds lo ideal sería dar servicio a proyectos a partir de los cuatro millones de euros, porque la puesta en marcha tiene unos costes que son los mismos o muy similares si la película cuesta dos millones o diez y si el presupuesto no es muy alto quizá el coste del ‘Bond’ no compense al productor.
El ‘Completion Bond’ cubre fundamentalmente tres riesgos básicos. En primer lugar, haría frente a los gastos ocasionados por imprevistos que han obligado a alargar unos días el rodaje, para eso se contrata precisamente. En estos casos se constata que no ha habido mala fe por parte del productor y el rodaje ha durado más porque, por ejemplo, ha llovido más de lo previsto, y lo ha retrasado. En casos como este, la compañía aseguradora Alliance, con la que IFB mantiene un acuerdo, sería la que cubriría estos gastos.
El segundo riesgo que quedaría cubierto es más grave. Es cuando la producción se va de las manos al equipo por decisiones equivocadas del productor o del director. En estos casos extremos y poco habituales, los representantes del ‘Bond’ tienen la potestad de asumir el control de la película, inyectar dinero, cambiar el director, etc, para que la película se finalice. En Estados Unidos es una práctica más normal, pero en Europa no suele producirse, según cuenta Jesús Prieto: “a nosotros no nos gustaría tener que tomar una decisión así en ningún caso”.
En último lugar, hay una tercera posibilidad que es muy remota y que se ha producido en contadas ocasiones en el mundo del cine. Se produce cuando la película es un desastre de tal magnitud que obliga a los representantes del ‘Bond’ a cancelar la producción porque no hay solución posible y no se puede finalizar el filme. Entonces, la compañía de seguros indemnizaría a todos los inversores. “Esta situación es muy remota, casi imposible que se dé. Siempre se pone como ejemplo la adaptación de ‘El Quijote’ que quiso hacer Terry Gilliam, que fue un desastre absoluto”, expone Prieto. Pero precisamente, estas posibilidades remotas es la que más interesa cubrir a los bancos. El ‘Bond’ siempre tomara la decisión que sea más conveniente para los inversores, pero con el objetivo principal de finalizar la película.
El ‘Bond’ funciona como un último mecanismo de seguridad, ya que cubre los riesgos de todos los inversores que pueden ser compañías, profesionales a título individual, televisiones, distribuidoras o entidades financieras como los bancos a las Sociedades de Garantía Recíproca como puede ser Audiovisual SGR. En definitiva, el ‘Completion Bond’ favorece siempre al que arriesga su dinero.