‘El pastor’ es el tercer largometraje del cineasta salmantino Jonathan Cenzual Burley. Protagonizada por Miguel Martín, Alfonso Mendiguchia, Juan Luis Sara y Maribel Iglesias, la película empezó a levantarse a través de una campaña de micromecenazgo. Ahora llega a las salas españolas el 7 de julio tras su estreno comercial en Reino Unido el pasado 2 de junio.
‘El pastor’ cuenta la historia de un pastor solitario (Miguel Martín) que ve amenazado su hogar y el modo de vida cuando unos promotores de construcción se interesan por su tierra. El filme tuvo su Premier Mundial en el Festival de Cine de Montreal, y fue galardonado con los premios a mejor película, mejor director y mejor actor para Miguel Martin en el Festival de Raindance en Londres, mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Bruselas y mejor película en el Festival de Cine Español y Latinoamericano de Ajaccio. Su Premier Nacional fue en el pasado Festival Internacional de Cine de Gijón, en la sección competitiva Rellumes. Tambien ha sido seleccionado en más de una veintena de festivales, entre ellos en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en competición oficial, la Sección Oficial en Mannheim-Heidelberg, en el Festival de Cine de Santa Barbara, en la Sección Oficial en el Festival de Cine Español de Toulouse y en el Festival de Cine de Denver.
Jonathan Cenzual Burley (Salamanca, 1980) realizó su primer largometraje en 2009, ‘El Alma de las Moscas’, estrenado en Festival de Karlovy Vary 2011. Su segundo filme fue ‘El Año y la Viña’, en el año 2012. En 2014 el cineasta además fue invitado a asistir al Festival de Cine de Berlín como parte del Berlinale Talent Campus.
«‘El pastor’ trata sobre la triste realidad de la avaricia; como trasfondo unos terrenos para la construcción y como estos pueden trasformar a la gente en algo tristemente maligno. Es una especie de western moderno, una thriller neo-noir, la historia de un hombre honrado, un antihéroe, que lucha por lo que es suyo contra la gente que se deja corromper por promesas de riquezas. Es una película contada lentamente, donde los silencios dicen mas que lo hablado, donde las inertes ciudades dormitorio y sus inquilinos ven trascender este drama desde detrás de las cortinas, donde la inmensa meseta castellana esconde la codicia, un bello y dramático escenario, que por su propia grandeza se acaba convirtiendo en un mar de tierra, claustrofóbico, donde los protagonistas no tendrán donde escapar de las tentaciones y las repercusiones de la avaricia», explica el director, productor, director de fotografía y montador de ‘El pastor’, que ha sido entrevistado por Audiovisual451 con motivo del estreno del filme en España.
Audiovisual451: Antes de su estreno en España ‘El pastor’ ya se ha estrenado comercialmente en otro sitios como Reino Unido ¿cómo fue la experiencia?
Jonathan Cenzual Burley; “Hemos estado haciendo promoción en Reino Unido, ya que la película se estrenó allí el 2 de junio. Estuve desde el 31 de mayo hasta el 7 de junio para la promoción de la película, que ha sido muy bien acogida por la crítica. Pero competir allí como película extranjera es complicado porque estás peleando con todo lo que viene de fuera y esa semana precisamente tuve mala suerte, había varios títulos potentes. Le comenté a la distribuidora que en mi opinión habían elegido mal la fecha. El estreno fue en Londres, también tuvimos coloquios con la película en Brighton, otro en Cambridge… Irá viajando por diferentes salas del país hasta julio. La empresa que se encargado de la distribución en Reino Unido es Matchbox, que además entraron en la película al principio, invirtieron en ella”.
A451: ¿Cómo se levantó un proyecto tan independiente como este?
J.C: “Todo comenzó con una campaña de micromecenazgo, solicité ayudas a la Junta de Castilla y León y el ICAA pero no las concedieron. Yo ya tenía clara la película e incluso había empezado a reclutar a gente para llevarla a cabo. Sí conseguí un par de subvenciones de la Diputación de Salamanca y el Ayuntamiento de la ciudad y con lo reunido con la campaña de micromecenazgo, el dinero de la compañía inglesa e inversión privada conseguí lo suficiente para comenzar el rodaje. Fui buscando un poco por aquí y otro poco por allí y aunque el presupuestto es bajo cuesta mucho. Básicamente lo suficiente para poder pagar a la gente, el que no cobré fui yo”.
A451. Imagino que la Film Commission de Salamanca sí fue un pilar importante…
J.C: “Fue el punto de partida, ellos me pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Salamanca. Y obviamente me ayudaron mucho con todos los trámites para poder rodar en la ciudad, donde por ciento todo lo ponen muy fácil”.
A451: ¿Dónde se ha rodado además la película?
J.C: “El 99 por ciento en La Armuña, muy cerca de Salamanca, una zona de campos de cereal, muy castellana, pura meseta castellana. Concretamente, entre los pueblos de Monterrubio, que es donde vivo, La Mata de la Armuña y Villares de la Reina. El pueblo de la película es una mezcla de todos estos pueblos. Creo que da muy bien la imagen de esa Castilla, pueblos dormitorio donde chocan las típicas casas castellanas en la nada con modernas urbanizaciones repletas de casas todas iguales. Todo tiene una cierta belleza fotográfica”
A451: De hecho la foto es muy cuidada en la película…
J.C: “Soy un perfeccionista de la fotografía, antes que cineasta fui fotógrafo y esa deformación la tengo muy presente siempre. En este caso me interesaba mucho fotografiar la nada, que ofrece una belleza que no se puede palpar, hay que estar delante de ella. Como no hay nada en el espacio, la luz funciona de una manera muy peculiar unas veces bucólica y otras muy opresiva. Las casas nuevas repetidas en medio de la nada también ofrecen cierta belleza cinematográfica, en contraposición con el campo castellano, dos mundos que están chocando”.
A451. ¿Cómo se consigue rodar con un rebaño de ovejas en estos tiempos?
J.C: “No tuvimos problema, aunque ya no quedan muchos. Yo lo veía desde mi casa y fui a hablar con el pastor, le conté que quería hacer una película y que necesitaba un rebaño. Me dijo que le encantaba la idea, que fuera cuando quisiera, la única limitación es que en esa zona iba a estar hasta finales de agosto. Como no había tiempo que perder y el equipo no estaba aún reunido al completo, fui yo con mi cámara Canon, junto con mi novia y el actor Miguel Martín, que interpreta a Anselmo, el pastor de la película. Seguimos al pastor, Miguel iba copinado sus movimientos. Rodamos durante tres días durante el verano. Fue la parte del rodaje que más disfruté. Fue una gozada poder compartir tres jornadas con un pastor real, ver cómo trabaja. Estaba orgulloso de enseñarnos lo que hacía”.
A451. ¿Cuánto duró el rodaje total?
J.C: “Además de esos tres días, tres semanas más. Rodábamos seis días a la semana. Los domingos no, porque los aprovechamos para rodar los planos de campo. Mi asistente de dirección y producción, Norberto Gutiérrez, y yo nos íbamos para rodar esos planos los domingos”.
A451: ¿Y la postproducción?
J.C: “Ha sido larga porque me ha tocado hacerla a mí también. Todo el color, el montaje… si lo hago yo me ahorro el dinero de pagar a alguien. No es lo ideal, pero no me lo podía permitir. Son trabajos cualificados y se tienen que pagar bien, porque no son sencillos, pero yo no podía. Me gustaría haber contado con un montador y un etalonador, porque cuando montas tú película no eres objetivo. Tenía que editar, dejarlo dos semanas reposar para volver a revisarlo y tomar una decisión. Como es tu película, te enamoras de ciertos planos que seguramente un montador suprimiría. Insisto, no es lo ideal. Hay escenas que yo ya tenía cruzadas desde el rodaje, me sugerían cierto rechazo y estrés porque había hecho muchas tomas en ellas y ese rechazo se lleva al montaje y no es positivo. Me hubiese encantado trabajar con un editor, el producto sería mejor”.
A451: La película tiene una cierta estética de western, también en su planteamiento ¿es algo premeditado?
J.C: “No creas, yo no quería hacer un western, no me ceñí a las reglas del género pero es indudable que hay muchos ingredientes que también están en los westerns. No fue algo buscado, pero es indudable que el paisaje y la temática son cercanas al western”.
A451: El paisaje, como en el western, es un personaje más…
J.C: “Me interesaba mucho mostrar que el campo, según transcurre la historia, refleja lo que sucede. Al principio es un campo más bucólico, la tierra y el pastor están en pleno acuerdo, en cohesión total, pero luego el paisaje se va volviendo más árido, porque los constructores quieren pervertir esa naturaleza. Las nubes se van haciendo más pesadas y la luz va cambiando. El campo como amigo y enemigo”.
A451: También la película quiere desterrar estereotipos… Anselmo no es un pastor inculto, su elección es ser pastor, nada más…
J.C: “No quería que fuera el típico estereotipo de Paco Rabal en ‘Los Santos Inocentes’, allí los personajes son como son porque no pueden acceder a otra cosa, es la España de una determinada época, no tenían otra opción de vida, eran como esclavos. Sin embargo, Anselmo elige ser pastor porque le gusta, no es un inculto, devora libros, elige vivir así. Es muy fácil poner estereotipos. Él es muy consciente de la visión distorsionada que la gente tiene de él. La sociedad tiene establecido cómo debes vivir y a la mayoría no le gusta que la gente sea diferente, que no vivas como está dictado. Si eres diferente no te pueden encasillar, no eres predecible, se crea desconfianza. Y no les preocupa si no interfiere en sus vidas pero en el momento en que la vida de Anselmo les afecta, el hecho de que viva sin electricidad, sin teléfono… es ahora un problema para ellos. Creo que los personajes no deben ser maniqueos. El mundo no es de malos o buenos, hay tonos intermedios. Esto es un debate filosófico porque puede ser que las circunstancias te inciten a actuar mal en muchas ocasiones”.
A451: El final de la película te lleva a ese debate moral…
J.C: “El supervisor de guión de la película, Fede Sánchez, es una persona opuesta a mí, somos muy amigos pero siempre discutimos sobre esto, sobre las circunstancias que te llevan a realizar un determinado acto, si pueden justificar ese acto o no. Este debate moral siempre divide a la audiencia en todos los coloquios que hemos realizado después de proyectar la película. La película creo que es una crítica social a la avaricia y al abuso de poder, también hay connotaciones ecológicas y referencias a un estilo de vida que desaparece. Muchas veces me dicen que es una película que va contra el progreso, yo no lo creo. El mundo es mejor por el progreso, el problema es cuando la gente disfraza la avaricia como una virtud, se disfraza la avaricia como un falso progreso. Anselmo no da la espalda al progreso, utiliza la biblioteca pública, vacuna a sus perros, va en autobús a la ciudad…”.
A451: ¿Cómo se gestó el reparto?
J.C: “Fue muy fácil, la mayoría son actores de Salamanca, que se mueven más en el mundo del teatro. Quizá los más conocidos son Miguel Martín y Alfonso Mendiguchia. Estaba buscando y el director también salmantino Gabriel Velázquez me recomendó a Miguel Martín. Le dije que quería un actor que pareciera esculpido en madera y por un escultor no muy bueno. Miguel Martín fue su propuesta. Le conocí y me pareció perfecto, después el propio Miguel Martín iba recomendando a otros actores amigos de Salamanca. Incluso la que hace el papel de bibliotecaria, Maribel Iglesias, es su mujer. Era muy fácil para todos actuar juntos porque todos se conocían previamente”.
A451: Antes de su estreno en España la película ha viajado por multitud de festivales ¿cuál será el camino a partir de ahora?
J.C: “Ha funcionado muy bien en festivales, creo que hemos estado en 23, he perdido la cuenta, incluyendo Montreal, Gijón, Guadalajara, Bruselas, Córcega… Esto te da confianza en el producto. Creo que también estamos negociando para poder estrenarla comercialmente en Estados Unidos y en Asia”.
A451: ¿Y para cuando el cuarto largometraje?
J.C: “La idea está, pero todavía no está formada del todo. Tengo sobre todo el principio y el final. Pero mi idea es hacerla con más medios. Se puede hacer cine sin dinero, por supuesto, pero se puede hacer una película sin dinero, como tarjeta de presentación. No puedes vivir del cine de esta manera. Creo que no voy a volver a hacer una película con un presupuesto tan bajo porque te limita mucho creativamente antes de empezar. Es cierto que he aprendido mucho haciendo cine de esta forma pero creo que ha llegado el momento de dar un paso más. Hacer una producción más convencional. Si puedes contratar a más gente especializada, la película será mejor porque se dedican a ello y saben mejor lo que hacen. Tengo ganas de poder trabajar con un equipo en condiciones. Mi idea sería poder rodar el año que viene, pero no sé si en España o fuera, donde más apoyos encuentre, aquí en Reino Unido o en Latinoamérica».