El director manchego, José Luis Cuerda (‘Amanece que no es poco’, ‘La lengua de las Mariposas’) acaba de finalizar el rodaje de la comedia futurista ‘Tiempo después’. El rodaje ha transcurrido a lo largo de siete semanas por diferentes localizaciones de Castilla-La Mancha y Madrid.
La película está producida por Tiempo después AIE, Estela Films, Pólvora Films, Lanube Películas, El Terrat y Planar Gestao de Equipamientos Cinematográficos. Con la participación de Atresmedia Cine, Entertaintment One, Movistar +, Junta de Castilla La Mancha y Castilla La Mancha Media. La distribución correrá a cargo de Entertainment One Films Spain (eOne Films). ‘Tiempo después’ cuenta con un presupuesto de casi 3,7 millones de euros y recibe 1,4 millones de euros, la cuantía máxima, en el segundo procedimiento de ayudas generales a la producción de largometrajes del año 2017.
En el reparto están presentes Roberto Álamo, Blanca Suárez, Arturo Valls, Miguel Rellán, Manolo Solo, Antonio de la Torre, Secun de la Rosa, Andreu Buenafuente, Berto Romeo, Daniel Pérez Prada, Raúl, Cimas, Joaquín Reyes y Eva Hache, entre otros.
“Cuando comencé a escribir esta historia, me convencí, con extremadamente generoso criterio, de que, si daba un buen salto en el futuro y me ponía imaginativo, podía situar el disparate en el año 9177, mil años arriba o mil años abajo, para no pillarme los dedos. Cualquiera puede imaginarse cómo serán las cosas a esas alturas y si habrá gorriones y tortillas de patatas o no. Yo elegí el Todo. El Todo es ubérrimo», comenta Cuerda, autor también del guion del filme.
Con ‘Tiempo después’, el director de la legendaria ‘Amanece que no es poco’ vuelve a transitar mundos y temas familiares para él, con grandes dosis de humor absurdo que enlazan con algunos de sus primeros filmes. Galardonado en dos ocasiones con el Goya al mejor guion original por ‘La lengua de las mariposas’ y ‘Los girasoles ciegos’, Cuerda recupera con esta historia su original forma de ver el mundo.
La película transcurre en el 9177, mil años arriba, mil años abajo, el mundo entero –y según algunos autores, el universo también- se ha visto reducido a un solo Edificio Representativo y a unas afueras cochambrosas habitadas por todos los parados y hambrientos del cosmos. Entre todos estos desgraciados, José María decide que, con las dificultades que haya que salvar y mediante la venta en el Edificio Representativo de una riquísima limonada que él manufactura, otro mundo es posible.