El presentador José María Íñigo moría en 2018 de un mesotelioma maligno epiteloide, enfermedad directamente relacionada con la exposición al amianto.
Poco antes de su fallecimiento, Íñigo comenzó un proceso para demostrar que su enfermedad era profesional, dado que el presentador pasó años trabajando en el Estudio 1 de Prado del Rey de RTVE. Después de su muerte, la familia continuó el proceso y obtuvo una primera sentencia favorable en marzo de 2021. El Juzgado de lo Social número 2 de Madrid dictaba sentencia por enfermedad profesional, de manera que la viuda de Íñigo recibiría una pensión por enfermedad profesional y no por enfermedad común.
Meses después, en noviembre de 2021, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid revocaba la primera sentencia. Y ahora, en agosto de 2022, ha llegado el juicio definitivo. Según la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, José María Íñigo murió de una enfermedad que no estaba relacionada con su entorno de trabajo: «No ha quedado acreditado el nexo de causalidad ente la prestación de servicios por parte del causante para RTVE y la enfermedad contraída», se puede leer en la sentencia.
La familia no podrá interponer recurso ante este último dictamen del Supremo.