Para el realizador canario Juan Carlos Fresnadillo, el éxito de ‘Damsel’, su último estreno, no se limita a su presencia en 250 millones de hogares desde el pasado 8 de marzo. O en lo positivo de unas críticas que, como la de Peter Debruge para Variety, destaca que solo en contadas ocasiones las ofertas de Netflix “se comprometen en hacer películas por contra de contenido”. El mundo del revés que presenta Fresnadillo en ‘Damsel’ de la mano de Millie Bobby Brown junto a Robin Wright, Angela Bassett y Shohreh Aghdashloo es una de esas raras excepciones, subraya la publicación. Pero para su director, el verdadero triunfo es el de haber llevado la cinta a buen puerto, haber concluido un rodaje que según la industria podría haber costado unos 70 millones de dólares y que, dada la trayectoria de Fresnadillo, tuvo muchas papeletas para no ser realidad. Hablamos de un filme que empezó a cocerse en 2018, sufrió su primer retraso por culpa de la pandemia y que vio pospuesto su debut, ya ultimada la producción, cuando las huelgas en Hollywood movieron su estreno a 2024.
Estos solo fueron pequeños escoyos en la que podríamos llamar carrera “maldita” de Fresnadillo. “Maldita” así, con comillas, porque su director lo niega con una amplia sonrisa. No hay nada maldito en su carrera, dice. Al revés, se sigue sintiendo súper afortunado. Tanto como cuando recibió la llamada del Académico y amigo, el director Raúl García, dándole el chivatazo de que su cortometraje ‘Esposados’ (1996) había sido seleccionado en la short list de la que luego salió candidato al Oscar. Fue el primer cortometraje español nominado en esta categoría. Su candidatura marcó un antes y un después no solo en su carrera sino incluso en la cinematografía española que, a partir de ese momento, ha estado presente en casi todas las ediciones del Oscar.
Lo mismo pasó con Fresnadillo. Además de facilitarle la dirección de filmes como ‘Intacto’ (2001), ‘28 semanas después’ (2007) o ‘Intruders’ (2011), la candidatura facilitó que su nombre figurara junto a algunos de los proyectos más grandes de la industria: desde la continuación de la saga de ‘El planeta de los simios’ dando forma a su historia de origen, al remake de ‘The Crow’ con Bradley Cooper o un reboot de ‘Highlander’, a la adaptación en imagen real de Merlín el encantador o del videojuego ‘BioShock’ o el desarrollo de una nueva franquicia basada en los juguetes de Hot Wheel. También estuvo ligado a ‘Haunted’, un proyecto de Steven Spielberg al que se sumó durante meses como director. En total, doce años en los que el joven prodigio del cine español que ganó el Goya como mejor director novel y que todos se rifaban para sus grandes títulos pasó a ser el realizador de 56 años al que Spielberg dijo no. ¿Acaso no es eso la maldición del Oscar?
Apoyado por el éxito de su ‘Damsel’ y con la felicidad del deber cumplido, Fresnadillo, en conversación con Audiovisual451 desde Lisboa, vuelve a negarlo. “Llegué a pensarlo, claro, porque se dice fácil, pero desde 2007, cuando se estrenó ’28 semanas después’, hasta 2019 que empiezo a rodar ‘Damsel’, son exactamente doce años en los que pasé por un montón de proyectos que por una razón u otra se caían. Cuando llegó la pandemia pensé ‘¡otra vez, no!’. Y las huelgas. Pero al final, contra viento y marea, ‘Damsel’ ha salido y es una triple celebración. No sólo celebro el filme sino haber superado todos los obstáculos para realizar una película en Hollywood con la ambición y los desafíos que me apetecían. De todos los proyectos en los que he estado, esta era la historia que más me ha apasionaba con diferencia. Y finalmente pude sacar adelante una película con el espíritu mainstream que quería, pero preservando el estilo y las señas de identidad de las historias que me gustan”, confiesa.
Lo que le enganchó de ‘Damsel’, antes incluso de que fuera suyo, era la propuesta de revisar los cuentos clásicos de fantasía, darles la vuelta, poner la historia boca abajo y sacudir los estereotipos. “En ‘Damsel’ tienes una estructura clásica, la boda, la princesa, el príncipe, la madre, la madrastra, el padre, incluso el dragón, pero coge todos los estereotipos y aporta una revisión contemporánea y moderna. Me interesaba ese viaje de supervivencia de una niña obediente y sacrificada que se convierte en una mujer fuerte y empoderada cuando tiene que luchar porque nadie viene a rescatarla”, detalla sin destripar. Pero más importante aún que honrar los cuentos que leyó de pequeño con un giro mucho más contemporáneo, el filme tiene ese otro elemento común que aparece en toda la filmografía de Fresnadillo: la familia. “Es algo que me hace vibrar, la presencia de una familia metida en unas circunstancias realmente extraordinarias”.
De esta forma comenzó a trabajar en ‘Damsel’ a partir de 2019 pero con un parón de un año. El 1 de marzo, JC llegó a un aeropuerto de Los Ángeles vacío que parecía salido de la peor pesadilla de ‘28 semanas después’ y dos días más tarde Donald Trump anunciaba el cierre de las fronteras. Le ofrecieron volver a España pero, quizás preso de ese sentimiento de maldición que no reconoce, decidió pasar toda la pandemia encerrado solo, sin familia ni amigos, en un apartamento en Sunset Bulevard. “Pensé, ‘como me vaya esta película no sale’, y casi como la princesa de la película, me quedo aquí a luchar”, reconoce.
Lucha es una palabra que define muy bien la industria de Hollywood. Esa y otra mucho más breve y contundente: No. Da igual que hayas puesto un pie, que tengas una candidatura al Oscar y toda la energía del mundo, dan igual todos los agentes y los grandes títulos. El ‘no’ es un rival continuo contra el que hay que luchar con cada proyecto, en cada conversación. Fresnadillo tuvo que aprender así algo que muchos no se explican cuando sueñan con Hollywood. “’Damsel’ es mi primera película cien por cien americana y ha costado tanto tiempo porque Hollywood es difícil, complejo. La industria es muy exigente. Todo es muy volátil. Cuesta mucho tiempo, energía y paciencia hacer algo aquí. Esa es la clave”, admite.
De nuevo, en su caso ni hubo sequía ni maldición. “No paré de trabajar, pero me quitaron los proyectos una y otra vez. Más que una maldición, el Oscar lo sentí como una bendición. Gracias a aquella nominación pude hacer mi primera película y me abrió las puertas del mercado internacional. Estoy totalmente agradecido a aquella nominación que se convirtió en el pasaporte y la entrada para poder cumplir un sueño juvenil, el de hacer películas”, insiste.
El sueño juvenil de Fresnadillo, más que el Oscar, era ganar la Palma de Oro en Cannes como cineasta independiente. La ambición de hacer superproducciones americanas fue algo que tuvo que conciliar más tarde. Como dice, ahora lo que quiere es hacer “cine para el gran público con alma y poesía” y a juzgar por la crítica de ‘Damsel’, lo ha conseguido. Sabe que es posible y ahí está su ejemplo con el triunfo de Denis Villeneuve y su ‘Dune’. “El ha conseguido hacer películas grandiosas, épicas dentro de la industria, para el gran público y metiendo mucha poesía y personalidad. Me siento muy afín a ese cine”, dice alguien que se define como un “poeta romántico con espíritu viajero lleno de curiosidad infantil diferente y desafiante”.
Algunas de estas trazas las comparte con sus compañeros de promoción, cineastas como JA Bayona, Jaume Collet-Serra o Rodrigo Cortés por citar algunos que han logrado poner su huella en Hollywood defendiendo el cine de género. ¿Casualidad o hay algo que les une más allá de la nacionalidad? “Lo que me viene a la cabeza es Goya, Picasso, imágenes truculentas, terribles y tremendamente perturbadoras de los grandes pintores españoles. España es un país muy salvaje, muy intenso, muy oscuro y nuestra afición al género nos viene de ese ADN. También tenemos una parte luminosa maravillosa, pero es importante conocer la oscuridad de tu mundo”, resume.
Fresnadillo confiesa que peleó por traer el rodaje de ‘Damsel’ a España, pero ni los permisos fueron tan sencillos ni las localizaciones ofrecieron las mismas facilidades que ese gótico tardío que encontró en Portugal. Aún así se siente orgulloso de haber arrancado el filme en la Sierra de Ronda, en Málaga, una ubicación que amaba desde pequeño como enamorado de la serie ‘Curro Jiménez’.
Aunque su combinación de pelea y paciencia continúa dirigida a la industria estadounidense, JC es un buen conocedor de la cinematografía española. Ahí arrancó su carrera y hasta le pica un poco la morriña, expresando en diferentes entrevistas su deseo de volver. Su alma viajera tiene la culpa de todo. “Además, se ha producido un gran cambio en el paradigma industrial con la llegada de las plataformas, que ha dado un vuelco radical a la concepción de la producción y de la distribución”, explica de una industria como la española que como dice tenía dificultades para ser visible. “El número de producciones que las plataformas están llevando a cabo y que se realizan con este nuevo espíritu han permitido que nuestra industria se coloque en un lugar muy solvente”, insiste recordando un tiempo no tan lejano, mientras vivía en Estados Unidos, en el que sus amigos no tenían trabajo. Ahora, no paran. “Lo mejor que puede pasarle a la industria en este país es que esté en trabajo permanente”, resume.
Fresnadillo es consciente de los efectos colaterales. “Soy de una generación que se crió viendo películas en el cine y me produce un poco de pena, por ejemplo, que ‘Damsel’ no tenga una carrera en salas. Pero soy muy constructivo y positivo”, admite cambiando el disfrute de un visionado colectivo por la repercusión y los recursos que han traído las plataformas.
Es un cineasta pragmático en todos los sentidos. Incluso el vértigo que le produjo la candidatura al Oscar, esa montaña rusa de emociones que recuerda como un momento en el que aprendió un montón no solo sobre la industria sino sobre sus ansiedades, fobias y satisfacciones. Incluso le enseñó a encajar la llamada más dura de la industria, cuando Spielberg le dijo no. “Lo raro es el sí. Eso es lo que la gente no sabe. Que lo más habitual, lo más inmediato es que digan que no. Incluso después de haber desarrollado y de haber gastado un montón de dinero en preproducción como hicimos en esa película en concreto pues finalmente el guion no terminó de convencer. La revisión de guion que se hizo y que fue asesorada por el propio Spielberg se sintió que no era el momento de hacerla. Y yo lo asumí de la forma más lógica que se puede hacer. Suena espectacular, que Spielberg sea el que pare la película, pero no lo sentí como nada extraordinario sino como algo habitual en esta industria a lo que hay que estar muy acostumbrado. Por mucho que hayas puesto un pie, las cosas no duran tanto en Hollywood. El movimiento de esa industria es muy feroz, todo es muy volátil, el dinero entra y sale, apuestan por el desarrollo de un montón de proyectos, el dinero se gasta y luego lo aparcan o lo tiran a la basura. Te tienes que acoplar y adaptar a ese estilo y seguir luchando. Me he hecho un poco más fuerte con esto que me ha pasado. Ahora conozco un poco más las tripas de la bestia. Esto no significa que todo vaya a ser más fácil. Va a seguir siendo todo igual de complicado y difícil. Por eso es fundamental que estés muy enamorado de la historia que quieres contar. Eso es lo que te da la energía para seguir peleando. Y si no sale esto, busquemos la siguiente”, resume.