La exposición de Francisco Ibáñez, el Mago del Humor es un recorrido por la obra del barcelonés en su trayectoria profesional. Dibujante, diseñador y guionista de los personajes más conocidos del cómic español desde los años 50 hasta hoy día, la exposición da a conocer su obra desde sus comienzos pasando por la conocida Escuela Bruguera junto a autores como Figueras, Gin, Nadal, Raf, Segura o Martz Schmidt.
La Escuela Bruguera destacó por su vinculación con la realidad. Frente al humor blanco y atemporal de TBO, el humor de fantasía y aventuras, los autores cómicos configuraron un estilo fácilmente reconocible, a medio camino entre el entretenimiento infantil y el costumbrismo satírico. El humor se desarrolla en un entorno principalmente urbano y se reproducen, ambientes, personajes y situaciones que describen la vida cotidana de la época. Vagabundos, criados, periodistas, familias, rentistas, son algunos de los protagonsitas. De lo anterior, se deduce que los personajes de Bruguera están abocados al fracaso. Por más que lo intentan, nunca consiguen lo que se proponen, ya sea un aumento de sueldo, complacer al patrón o leer tranquilamente el periódico en la paz del hogar.
El mercado de los tebeos empezó a crecer gracias a las facilidades burocráticas gracias a la Dirección General de la Prensa. Mientras, el país se levantaba de una larga posguerra de dificultades sociales y económicas.
En ese tiempo, Ibáñez encontró un espacio para publicar tanto en algunos suplementos de prensa como en revistas de corta vida, pero la mayor parte de su producción anterior a Bruguera se citó en cabeceras de Editorial Marco (‘La Risa o Hipo’) empresa que desde 1924 publicaba tebeos humorísticos y de aventuras así como folletines ilustrados, libros infantiles y álbumes de cromos.
El artista catalán rompió esquemas aportando algunas de sus futuras constantes,como los ‘gags’ complementos en varias viñetas, un humor que lindaba el surrealismo o esa tendencia por las torpezas mal entendidas que provocan situaciones hilarantes llenas de carreras y golpes.
En 1969, surge la publicación llamada ‘Gran Pulgarcito’, emulando a la revista francesa ‘Pilote’, que triunfaba en Francia con personajes como Astérix o Lucky Luke. Ibáñez, quiso ir más lejos, y además de inspirarse en las situaciones, modificó su estilo de dibujo, asimilando por complemento el del estilo franco- belga.
Con el tiempo, abandonaría este tipo de dibujo, por uno de estilo propio más ajustado al ritmo de trabajo que establecía Bruguera.
La primera historieta de Mortadelo y Filemón apareció el 20 de enero de 1958 en el número 1394 de ‘Pulgarcito’ con el título genérico de ‘Mortadelo y Filemón, agencia de información’. Por aquel entonces era usual que las series de historieta humorísticas tuviesen un pareado como título, generalmente con el nombre de sus protagonistas en el primer verso. Parece ser que Ibáñez propuso a la editorial tres nombres diferentes, pero que finalmente fue la propia Bruguera quien inventó los definitivos. Los nombres definitivos propuestos parece que hacen referencia a la mortadela (Mortadelo) y a un filete (Filemón).
y cuenta además con un nutrido grupo de coleccionistas y especialistas en la figura de Francisco Ibáñez, así como con el respaldo de Ediciones B, editorial del autor.