La inteligencia artificial ha puesto en peligro uno de los pilares de la creación en Europa, que es el derecho de autor, y la región está en un momento decisivo para exigir a los poderes públicos que sean eminentemente protectores. Esta fue la principal conclusión de la charla de industria ‘La inteligencia artificial como herramienta en el proceso creativo de la industria audiovisual’, en el marco de la segunda edición de South International Series Festival.
El guionista y showrunner Beto Marini, la directora de estrategia jurídica de Contenidos de Telefónica y Secretaria del Consejo de Movistar Plus+, Clara Ruipérez; el jurista y experto en IA, Ibán García del Blanco y la subsecretaria del Ministerio español de Cultura, Carmen Páez Soria, han hablado sobre las ventajas y riesgos que tiene esta nueva herramienta, moderados por Eduardo Fernández Palomares, consejero de Cultura y representación permanente de España ante la UE.
El guionista y showrunner Alberto Marini (‘La unidad’, ‘Marbella’) ha compartido que, como creador, “la inteligencia artificial ha entrado y yo diría con ventajas, es un instrumento muy útil, es un google avanzado, un sparring partner con quien se está a la hora de crear, encontrar informaciones, testar lo que hago y francamente, le veo muchas ventajas, pero también tengo también muchos miedos, muchas preocupaciones, aunque no creo que me vaya a quitar el trabajo, no creo que haya un guionista de inteligencia artificial que me pueda reemplazar, de momento no creo que esté a la altura”.
Sin embargo, ha considerado que está en peligro uno de los pilares de la creación en Europa, que es el derecho de autor. “Yo tengo pequeños ejemplos de mi vida laboral, donde yo creo que la IA pone en peligro lo que he dicho antes, en 2015 estuve en una película por encargo de Lionsgate y es el estudio que tiene todos los derechos de explotación comercial de la película, pero me he enterado recientemente que ha cedido todo su catálogo a una empresa de IA para hacer lo que a esta se le dé la gana y yo me pregunto ¿qué pasa con mi derecho de autor de la película que he hecho?” y añade que con la IA se pueden hacer ensayos y cargar todos los guiones de determinado cineasta y decirle: escríbeme un guion tal como lo escribiría este creador, con una temática específica, lo que abre otras preguntas: ¿Quién es el titular de estos derechos? ¿Dónde está el límite entre el plagio y el homenaje?
Marini ha agregado un punto más y es el hecho de que el trabajo de ser guionistas implica escribir, pero también reescribir, “y es importante analizar qué pasa si yo escribo una versión de un guion y después la productora con encargo me dice que pare y que el resto de la escritura la hace la IA, porque esta herramienta no es tan rebelde como puede ser un autor y va a escuchar las indicaciones de manera literal y es más fácil de controlar y entonces ¿qué tendré?, se preguntó, a lo que responde: un coguionista IA, imaginario, con el que comparto los derechos.
¿Y las leyes?
El jurista y experto en Inteligencia Artificial Iban García del Blanco, europarlamentario en la pasada legislatura, ha afirmado que hay una ley europea que se introduce en algunas de las cuestiones relacionadas con las incertidumbres que genera el uso de inteligencia artificial generativa, “aunque hay que tener en cuenta es que no tiene la pretensión de resolver todos los problemas ni de generar certezas jurídicas alrededor de todas las cuestiones que suscita el tema, ya que eso, en principio está reservado para las normas sectoriales, en general”.
Ha resaltado que lo que hace esta ley es facilitar la identificación del uso de la inteligencia artificial generativa y plantea normas, sobre todo en aquello que afecte a la transparencia, para empezar con los productos que están generados por IA, lo que se llama comúnmente ‘out’, productos que son directamente relacionados con el entrenamiento que ha tenido el motor y recreados directamente sin intervención, o se supone que como una intervención no decisiva humana. “En ese sentido comenzamos ya a tener un margen, un poquito de certidumbre, porque va a haber una obligación de identificar esos contenidos”, ha apuntado y añade que hablando de transparencia con respecto a la utilización de datos para el entrenamiento de IA, lo que dice esta legislación europea es que aquellos que lo hayan hecho tienen la obligación de publicar en los catálogos de las obras que tienen protección, que han sido utilizadas con ese fin.
Ha reconocido que hay muchas salvedades y también muchas aristas derivadas de esta cuestión, pero lo que es importante es que “estamos en un momento absolutamente decisivo y mi consejo para el sector cultural es que yo sí creo que hay un programa enorme alrededor de la cuestión de la propiedad intelectual y que puede, de alguna manera, producir un retraimiento completo o una absorción completa de los derechos de los titulares si no estamos encima de las cosas; creo que estamos en un momento decisivo para hacer también y exigir a los poderes públicos que sean eminentemente protectores, porque la interpretación de este derecho a que me refería antes, está siendo mucho más restrictiva o mucho más amplia, dependiendo del lugar”.
La subsecretaria Carmen Páez Soria del Ministerio español de Cultura de España ha indicado que “tenemos una norma de inteligencia artificial, como tenemos una norma de seguridad ciudadana, no aplica directamente al sector cultural, pero sí tenemos un marco jurídico de propiedad intelectual que tiene que dar respuesta a una nueva realidad que ha aparecido y que ha surgido después de esa norma pero surgen muchas preguntas como a qué nivel hay que regular, si en un escenario europeo o nacional, si hacer una regulación nacional que sería una excepción con respecto al resto de la Unión Europea, lo cual podría generar distorsiones para el propio sector cultural.
Ha añadido que hay otra premisa a tener en cuenta, que es la finalidad de la regulación. “Para nosotros, el planeamiento es que los derechos de autor surgen y están para proteger a los autores, a los creadores, a los intérpretes, ejecutantes, a productores, a todos y la realidad es que es distinto cómo afecta la inteligencia artificial en los diversos sectores, el cómo afecta en el ámbito audiovisual, no es exactamente igual que en el ámbito musical” y subraya que “el gran desafío es que la tecnología va muy rápido y la legislación, necesariamente, no es rápida, la legislación tiene que ser pausada porque también tiene que ser reflexiva, no se puede estar regulando esto a matacaballo o por regular, tengamos más problemas”.
Ha asegurado que “la propuesta que como Ministerio queremos desarrollar es la de legislaciones que luego sirvan como punta de lanza a nivel europeo, que España pueda ser un referente y tenga ese papel en la defensa de los derechos de los creadores, porque al final nosotros sí que creemos que el sector cultural, en el caso del audiovisual es público y notorio que verdaderamente transforma la economía, que sirve para un modelo más justo, más ecológico, más sostenible y queremos apostar por eso, pero poniendo el foco en la creatividad” y prosigue reiterando que la regulación es lenta, pero es muy importante también tener conversaciones público-privadas, privadas-privadas, para encontrar mecanismos que el propio sector ayude a proteger al sector.
Clara Ruipérez de Azcárate, directora de estrategia jurídica de Contenidos Telefónica y secretaria del Consejo de Movistar+, ha advertido que hay un escenario de incertidumbre en el que aunque hay varias regulaciones, no todas son claras ni todas cubren varias cosas por lo que tenemos que jugar un poco con nuestros propios modelos de gobernanza. Afirma que desde la plataforma, “queremos dar a los creadores el mayor espacio posible de libertad, no prohibimos que utilicen determinadas aplicaciones, pero pedimos, porque la regulación nos lo exige, cierta transparencia y el primer escollo que nos encontramos es que la mayoría de ellos no son tan generosos y no explican que usan inteligencia artificial, porque parece que hay como una especie de estigma dentro del mundo creativo, que el que usa inteligencia artificial es menos creador y eso a nosotros nos afecta radicalmente como empresa, porque necesitamos saber quién la está usando y quién no, no porque lo vayamos a prohibir, sino porque tenemos que entender hasta dónde está impactado el activo que se genera con esa herramienta”.
Ha hecho hincapié en que es muy relevante saber si hay una intervención humana, porque de ser así, esa obra entra dentro de los derechos de autor, y si no, cae en el dominio público. “Para nosotros como empresa, claro, eso pasa de tener activos protegidos a de pronto tener obras contaminadas por el hecho de que los creadores han utilizado de una u otra manera la inteligencia artificial”, pero además, no está claro que tener el 100 % de los derechos, quiera decir que tienes autorización para hacer una integración con IA, “realmente no está claro, porque aunque parece que no es un nuevo derecho, no tenemos jurisprudencia ni tribunales que hayan interpretado si realmente por el hecho de tener todos los derechos de propiedad intelectual sobre un activo, eso me permite entrenar con inteligencia artificial”.
En su papel de moderador, Eduardo Fernández Palomares, consejero de Cultura y con representación permanente de España ante la UE, ha señalado que la transformación de la IA como herramienta en el proceso creativo de la industria audiovisual no es paulatina, sino más mucho más rápida que el resto de las tecnologías transformativas que se han venido conociendo a lo largo de la historia.