Valladolid se ha convertido en la capital del patrimonio cinematográfico europeo, con la celebración de la jornada de trabajo “El patrimonio cinematográfico en el Siglo XXI”, en la que han participado responsables de las principales filmotecas y cinetecas europeas y directores de los más importantes festivales internacionales dedicados al cine de patrimonio.
La jornada, forma parte de la nueva sección ‘Memoria y Utopía’ de la Seminci, ha sido comisariada por Esteve Riambau, director de Filmoteca de Catalunya, que ha estado acompalado por representantes de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos, Cannes Classics, La Cinémathèque française, Cinémathèque Suisse, Cinemateca Portuguesa, Cineteca di Bologna, National Film Institute de Hungría y Filmoteca Española, y los certámenes especializados en patrimonio cinematográfico como el Festival Lumière de Lyon, Festival Toute la Mémoire du Monde de Paris, Il Cinema Ritrovato de Bologna o Budapest Classics Film Marathon.
En la primera mesa redonda, titulada «Los archivos cinematográficos frente al dilema digital» han participado participarán Fréderic Maire, director de Cinémathèque Suisse; Valeria Camporesi, directora de Filmoteca Española; Rui Machado, subdirector de la Cinemateca Portuguesa, y Celine Ruivo, integrante de la comisión técnica de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF).
La preservación del patrimonio audiovisual se encuentra en un gran dilema frente al mundo digital, y aunque ya hay una gran sensibilidad por parte de los productores que empiezan a entender de que su obra se puede perder, puede desaparecer de un día para otro, es necesario sensibilizar a los políticos que tienen que autorizar los presupuestos para llevar a cabo los procesos necesarios, concluyó la mesa redonda del día.
Esteve Riambau afirmó que aunque “llevamos muchos años trabajando en lo que es nuestra responsabilidad, la de preservar el patrimonio, muchas veces nos sentimos solos, aislados, incluso incomprendidos; llevamos viviendo en carne propia esta inquietud por lo menos hace una veintena de años y ahora vivimos un dilema digital: en este 2023 sabemos perfectamente que la preservación fotoquímica funciona, tiene 125 de antigüedad, si queremos ver algo de los orígenes del cine, del siglo XX, las podemos ver, siguen bien conservadas, pero nadie sabe lo que va a pasar en 50, 100 años, incluso dentro de 15” y añadió que “esta incertidumbre de la conservación digital va acompañada de la certeza de que o estás digitalizado o no existes”.
El director de la Filmoteca de Catalunya aseguró además que preservar en formato digital es mucho más caro que hacerlo en analógico, entre seis y diez veces más caro, “y es cierto que estamos en una situación compleja, incierta, pero no podemos mirar para otro lado, cerrar los ojos, ni centrarnos en el pasado; como instituciones públicas nuestra responsabilidad pública es mirar el futuro, somos filmotecas públicas, tenemos responsabilidad respecto a lo que es el patrimonio cinematográfico”. También subrayó que empieza a haber una gran sensibilidad por parte de los productores para entender que su obra se puede perder, puede desaparecer de un día para otro, y ahora es importante que los políticos tengan la sensibilidad para autorizar los recursos que se requieren para toda esa tarea.
Por su parte, Valeria Camporesi, directora de la Filmoteca Española, recalcó que las filmotecas “somos el futuro del presente, es lo que nos coloca en una situación de responsabilidad crucial y nos pone de manera muy urgente frente a las nuevas tecnologías” y ha apuntado que aunque el futuro tecnológico ofrece miedos y angustias, también da oportunidades. “Las nuevas tecnologías abren mundos, cierran otros, incluye importantes desafíos que son los altos costes para no poder permitirse la obsolescencia, el estar migrando el formato de los materiales con el fin de preservarlos”.
El director de la Cinémathèque Suisse, Fréderic Maire, también coincidió que ante el tema de la preservación surge un “dilema o problemón”, porque “hemos tenido que convencer por años a gobiernos y políticos de la importancia del digital, pero preservar el digital cuesta, hay una inversión que hacer y nuestro problema ahora no es tanto conservar el digital sino migrar, cintas de una cierta generación migrarlas a una nueva generación, si no, en el futuro no se podrán leer”.
Finalmente, Celine Ruivo, integrante de la comisión técnica de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), hace hincapié en que diversas películas que se ven en la actualidad enfrentan al dilema de cuáles serán los medios para preservarlas. “Son un estudio de caso interesante”, dice y añade que este debate se hace más acuciante en países con problemas económicos, donde su preocupación no será conservar producciones audiovisuales para el futuro.
Un mensaje optimista para los festivales de patrimonio cinematográfico
En la segunda mesa redonda: «Cómo programar hoy cine del pasado: los festivales de cine clásico», celebrada por la tarde, han intervenido Gerald Duchaussoy, responsable de la sección Cannes Classics del Festival de Cannes y del Festival Lumière de Lyon; Fréderic Bonnaud, director de la Cinémathèque Française y del Festival Toute la Mémoire du Monde de Paris; Cecilia Cenciarelli, encargada del Departamento de Investigación y de Proyectos Especiales de la Cineteca di Bologna y codirectora de Il Cinema Ritrovato de Bologna, y Gyorgy Raduli, director del National Film Institute de Hungría y Budapest Classics Film Marathon. Esteve Riambau se encargó también de moderar el debate de la segunda mesa.
Para Cecilia Cenciarelli es muy importante eventos como el celebrado en Valladolid, que mezcla festivales de cine convencionales con los dedicados al cine de patrimonio, que a su juicio tienen hoy más importancia que en el pasado, porque uno de los factores fundamentales en la actualidad es la educación de los nuevos públicos. «No es una cuestión de nostalgia, los archivos fílmicos son lugares vivos, el cine es una nacionalidad en sí misma, esa es la mayor utopía… Debemos cambiar la percepción que existe en la sociedad sobre el cine clásico y tenemos que animar a las nuevas generaciones a ver este tipo de cine para que tengan una perspectiva crítica», manifestó.
El responsable de la sección Cannes Classics explicó precisamente que el objetivo es que los nuevos públicos puedan acceder a las grandes obras del cine restauradas. «El último año hemos recibido 200 películas y 80 documentales para Cannes Classics, pero después hay que valorar el nivel de restauración. Hemos encontrado nuestro lugar en el Festival de Cannes y llevamos al público este tipo de cine. En el certamen se da el diálogo entre las películas del pasado y el presente», señala Duchaussoy.
Sin embargo, en opinión de Fréderic Bonnaud la palabra clave en este tipo de eventos y festivales de patrimonio cinematográfico es «programación», porque existe ahora la falsa creencia de que todo el cine mundial, incluyendo las películas clásicas, esta accesible a todo el mundo en cualquier momento «Eso no va a ocurrir, todo el cine no va a estar disponible todo el tiempo, eso no es verdad. En nuestro caso tenemos público porque tenemos la suerte de estar en París y en el festival que organizamos hacemos lo mismo que todos los días pero de manera exagerada, creamos un evento y el público está dispuesto a cualquier cosa porque además no es un público especializado como el que viene a diario, son espectadores que van a ver una película de la que nunca han oído hablar, por eso es tan importante la labor de programación», apuntó.
Gyorgy Raduli tuvo una intervención apelando al lado más emocional y cultural del cine: «El cine es el legado europeo y tiene que formar parte de la cultura general, por eso creo que hay películas que todo el mundo debe conocer. Creo que estamos en el buen camino», aseguró. Y es que el mensaje lanzado por todos los participantes fue muy optimista para los festivales de patrimonio. «Al final lo fundamental son las ganas del público de ir al cine», manifestó el director del National Film Institute de Hungría.
También se analizaron en la mesa redonda los cambios en los hábitos de consumo de los espectadores. Para el director de la Cinémathèque Française este camino hacia un consumo cinematográfico donde prima lo individual es lo que ha cambiado la posición del cine en la sociedad: «Yo conocí un mundo donde el cine era el centro de todo, pero hoy ya no lo es. Nuestra generación tuvo la posibilidad de ver todo el cine clásico en la televisión, en familia, el cine estaba en todas partes. El cine no es ya una ceremonia cotidiana como lo era antes, ahora es una ceremonia mensual o anual… Hay que reconocer que ha ganado la visión individual, pero el cine no se concibió para eso sino para vivir una experiencia colectiva. Debemos convencer a la gente de que no hay nada mejor que el cine».
No hay mejor final que la sentencia de Esteve Riambau en la que remarcó el optimismo de la jornada celebrada en la 68ª Seminci: «el cine nunca es pasado, siempre es presente». A ésta se podría sumar la de Gyorgy Raduli: «no hay películas viejas, solo películas que ya viste».