La producción independiente europea dice basta a los streamers

El European Producers Club (EPC), fundado en 1993 y compuesto por 130 productores independientes de cine y televisión con cierta influencia en Europa, hizo público a mediados de marzo un Código de Buenas Prácticas destinado a las plataformas de streaming.

“Actuamos como red de contactos, como think tank y como lobby” confiesa en su página web esta asociación paneuropea en la que participan las productoras españolas Filmax, Impala Entertainment, La Terraza Films, Mallerich Films, Mogambo, Morena Films, Par Producciones, Quexito Films, Tandem Films, Tornasol y Wanda Films.

stopSi las plataformas de streaming han sido una especie de bendición para los productores de todo el mundo, con sus chequeras aparentemente interminables y su apuesta por los contenidos originales, no deja de ser cierto que también ha supuesto la llegada de un nuevo jugador con sus propias reglas. Y con el paso del tiempo, era lógico que aparecieran voces críticas que alertaran sobre la relación más o menos sana entre las plataformas globales, en su mayoría nacidas en Estados Unidos, y la producción independiente.

“El código de buenas prácticas del European Producers Club es precisamente eso, durante la pandemia hemos visto el crecimiento que han experimentado las plataformas y como productor estoy encantado, es una gran noticia, tenemos más clientes que nunca. Pero no es menos cierto, que a nivel del ecosistema de la producción independiente es muy peligroso» comenta Álvaro Longoria, productor de Morena Films y vicepresidente de EPC. «Se pone en peligro a las cadenas de televisión independientes, a la distribución cinematográfica independiente, a los productores independientes, a los agentes de ventas independientes y, por supuesto, a los cines. Estos pilares fundamentales de la industria europea, muy atomizada por otro lado, lo están pasando muy mal actualmente. Creo que el regulador debe controlar que dos modelos de negocio puedan convivir, que uno no se coma al otro, vamos… que las plataformas se queden con todo y acabemos todos haciendo lo mismo” añade el productor de películas como ‘Poliamor para principiantes’.

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Según analiza Longoria, “el modelo de las plataformas americanas es el modelo de los estudios de cine clásicos, donde el estudio era el dueño de todo y tenía a todo el mundo en nómina, a los directores, a los actores… El cine europeo es muy diferente y es más diverso gracias precisamente a esa diferencia, porque se hacen películas en todos los países muy distintas, de ahí la variedad y el talento. Pero esto hay que protegerlo”.

«En plena transposición de la nueva directiva europea audiovisual, el código de EPC viene a reivindicar la figura del productor independiente y a poner encima de la mesa la necesidad de tomar medidas si tanto se quiere potenciar la industria audiovisual como sector estratégico a nivel económico. En ningún caso se trata de un ataque a las plataformas de streaming. El texto pretende reivindicar la figura del productor independiente como pieza clave de los proyectos y alejarlo de la concepción de mero prestador de servicios que empieza a cundir, sobre todo cuando se trata de producciones originales de la plataforma.

En España, operan desde hace años Netflix, Amazon Prime Video, HBO, que se convertirá en HBO Max este año, Disney+, Apple TV+, Starzplay, y están por llegar algunas más.

Código de Buenas Prácticas para plataformas de streaming, según EPC

Disponible en la web de EPC (en inglés) y en la web de PATE (en castellano)

El papel del productor independiente es descubrir talentos, iniciar proyectos mediante la adquisición o creación de propiedad intelectual, desarrollar guiones, incorporar otros talentos creativos, producir el contenido cinematográfico y / o televisivo y comercializar / monetizar el trabajo, a través de distribuidores y / o agentes de ventas, accediendo a las audiencias a través de teatros, emisoras, servicios de vídeo bajo demanda y cualquier otro medio.

El papel de un productor independiente está en el corazón de cada proyecto e implica el desarrollo creativo, la producción y la gestión presupuestaria y financiera. El valor de este papel debe reconocerse en las relaciones de los productores con los servicios de vídeo bajo demanda, en particular a través de los términos contractuales relacionados con la financiación y explotación de cada proyecto.

Este Código de Buenas Prácticas tiene como objetivo establecer parámetros básicos que se aplicarán a los contratos de servicios de vídeo bajo demanda cuando se encarguen largometrajes, series de televisión y otras obras audiovisuales («originales») a productores independientes.

  1. Remuneración justa y proporcionada y participación económica de los productores 

El principio de remuneración adecuada y proporcionada, que ya está previsto por la UE para los autores, directores y otros propietarios de derechos de autor o derechos afines, también debe aplicarse a los productores independientes.

La remuneración adecuada y proporcionada para las empresas de producción independientes incluye tarifas de productor razonables, tarifas generales de acuerdo con los estándares de la industria y una remuneración adicional que se determinará de manera justa y en función de los resultados de visualización. También debe incluirse una reserva para contingencias adecuada en el presupuesto aprobado por el servicio de vídeo bajo demanda.

  1. Contribución de los productores y derecho a participar en futuras obras derivadas

Cuando una productora independiente haya adquirido, creado o desarrollado conjuntamente una propiedad intelectual, esa propiedad intelectual subyacente permanecerá en manos de la productora, incluidos los derechos para realizar secuelas, precuelas, remakes y cualquier otra obra audiovisual derivada basada en la película o la serie inicial. A modo de ejemplo, la productora que ha producido la primera temporada de una serie de televisión basada en esa propiedad intelectual debería participar como productora en todas las temporadas posteriores de esa misma serie.

Los derechos de explotación otorgados al servicio de vídeo bajo demanda deben limitarse a los derechos sobre la película o serie de televisión que el servicio de vídeo bajo demanda necesita en relación con la explotación primaria de la obra en su servicio, permitiendo a la productora autorizar los derechos adicionales razonables, la explotación de los derechos restantes o no utilizados de la obra, por ejemplo, el estreno en salas, en su caso, y explotación televisiva gratuita tras un plazo razonable de exclusividad. Los servicios de vídeo bajo demanda solo deben requerir la licencia de los derechos que realmente explotan o deben adquirir esos derechos adicionales por tarifas adicionales a una tasa de mercado justa.

Todos los derechos de explotación otorgados a un servicio de vídeo bajo demanda deben volver a la productora independiente después de un período de tiempo razonable.

  1. Transparencia y rendición de cuentas

Para que el productor independiente obtenga una idea del éxito de las obras que ha producido, los servicios de vídeo bajo demanda deben proporcionar a la productora independiente información periódica y completa sobre la explotación de la obra, en particular con respecto a (i) la número de vistas generales del trabajo en el servicio de vídeo bajo demanda, incluidos datos detallados para los territorios clave, así como (ii) información relevante y completa sobre cualquier explotación fuera del servicio y los ingresos así generados.

  1. Subvenciones e incentivos fiscales

Los beneficios o subvenciones nacionales, la financiación de apoyo regional y/o los incentivos fiscales destinados a obras nacionales y europeas en los Estados miembros deben ser accesibles únicamente a través de empresas de producción independientes. Dicho apoyo debe reconocerse como parte de la contribución financiera del productor y permitir que la empresa de producción mantenga la propiedad y el control de los derechos de explotación que sean de un valor que sea verdaderamente comparable a esa contribución.

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