La Universidad de Málaga ha dado a conocer un estudio sobre la tendencia a galardonar actrices delgadas y jóvenes en los Premios Goya, a cargo de Paula Meliveo y Carmen Cristófol. El discurso de la actriz Adelfa Calvo contra la discriminación de las mujeres intérpretes en función de su físico y su edad al recoger su galardón durante la 32ª edición de los premios de la Academia de Cine fue el punto de partida de esta investigación.
Los resultados del estudio, publicado en la revista científica sobre comunicación y cine IROCAMM, son contundentes: en la última década, la Academia de Cine tan sólo ha premiado un 15 por ciento de actrices maduras y un 3 por ciento de actrices con talla L/XL. El palmarés de los Premios Goya en el período analizado (2010- 2020) cuenta con un número llamativamente superior de actrices jóvenes y con tallas XS y S que se alzaron con el galardón. Los actores, sin embargo, no se encuentran en esta situación discriminatoria según su su edad y su físico.
Meliveo comenta, «como periodista e investigadora, tuve claro que el discurso de Adelfa debía respaldarse con datos que avalaran de forma contundente y científica la reivindicación tan importante que estaba haciendo para paliar la discriminación laboral y financiera que sufren nuestras compañeras actrices y que se lleva perpetuando décadas. También el edadismo contra las actrices y las valoraciones discriminatorias que los miembros de La Academia con derecho a voto llevan haciendo desde la primera edición de Premios Goya, al no valorar en igualdad el trabajo de las mujeres, especialmente el de las intérpretes.»
Medidas para paliar la desigualdad en el sector actoral
La investigación expone que a los miembros de la Academia que votan no se les exige formación en materia de igualdad. Tampoco ninguna otra formación o certificado de nivel educativo mínimo, algo llamativo al tratarse de una institución del sector de la cultura. En 2022, alrededor del 70 por ciento de los miembros con derecho a voto eran hombres.
Los resultados obtenidos son muy claros. Las actrices de más de 50 años casi no existen en el palmarés de Premios Goya en la década analizada y las de talla grande tampoco (si se da algún caso, suele interpretar personajes arquetípicos).
El análisis propone tomar medidas desde las instituciones. «El cine se financia con fondos públicos, pero, sin embargo, el boicot laboral a las actrices de cierta edad y tallas grandes es obvio, por lo que habría que elaborar una normativa que regule esta situación. Cuando gobiernos autonómicos o locales financian una película, un porcentaje de trabajadores ha de ser autóctono. Para el caso de los personajes de mujeres, proponemos que se haga algo similar. Es decir, crear normativas que obliguen a que un porcentaje de los personajes femeninos sean interpretados por actrices de edad madura y con tallas variadas, incluyendo las grandes. También que un porcentaje de personajes de cada producción tengan que ser mujeres», asegura Meliveo.
Para paliar esta discriminación a las actrices, el estudio propone medidas como exigir tanto en Premios Goya como en otros certámenes audiovisuales, formación en igualdad obligatoria para obtener el derecho al voto. Añade, como requisito básico, el certificado que pruebe que cada miembro del jurado o cada votante está exento de delitos de agresión sexual o violencia de género. Puntualiza que agresores que cosifican y dañan a las mujeres no son aptos para valorar sus trabajos porque no van a juzgarlos según criterios profesionales, atendiendo a parámetros únicamente artísticos y/o técnicos.