En el interior del Parque Nacional Kahuzi-Biega, uno de los lugares más conflictivos y violentos del mundo, se encuentra el Santuario de Rehabilitación de Primates de Lwiro. Allí, Mama Zawadi y sus bebés chimpancés encuentran el único lugar en el mundo donde el amor incondicional puede curar las heridas de la guerra y salvarles de la extinción.
Este es el origen de ‘Mama’, un cortometraje documental que compite por el Goya de la categoría en la 36ª edición de los galardones de la Academia de cine. Escrito y dirigido por Pablo de la Chica, el filme se rodó en la República Democrática del Congo y en Madrid.
‘Mama’ cuenta con la fotografía de Cesc Nogueras, el montaje de Juan Manuel Gamazo y el sonido corre a cargo de Fernando Aliaga. Por su parte, Alberto Torres se ha encargado de la música y Albert Roca del diseño de sonido. La dirección artística es de Victoria Paz Álvarez.
El documental es una producción de Salon Indien Films, Quexito Films, Aquilus, Filmakers Monkeys, Media Attack, Kinetoscopio Films y See-Through Films, que cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid. The New Yorker es responsable de la distribución mundial del corto y Selected Films de su distribución en festivales. Se trata del primer corto español incluido en la serie de documentales de The New Yorker.
Precisamente en su carrera por festivales la película de Pablo de la Chica ya ha cosechado numerosos reconocimientos como el premio al Mejor Cortometraje Documental del Festival de Cine Madrid Integra 7arte; el Premio RTVE al Mejor Cortometraje Iberoamericano del Festival Internacional de Cine de Almería; Mención de Honor en Bannabáfest; Best International Documentary Short Galway Film Fleadh – Shorts y Premio del Jurado y Premio del Público en Cortos contra la Violencia de Género – Montaverner.
‘Mama’ está producida por David Torres Vázquez, Jordi Rubio, Kathleen McInnis, Miguel González, Eduardo Jiménez, David Casas y Fernando J. Monge. Su director cuenta a Audiovisual451 la aventura de rodar este cortometraje documental que es candidato al Goya este año y que ya está disponible en la plataforma online de RTVE con el objetivo de dar a conocer una historia tan necesaria.
Audiovisual451: ¿Cómo fue el rodaje en la República Democrática del Congo?
Pablo de la Chica: «Tras sortear problemas de financiación, un brote de ébola y la situación de violencia de los grupos rebeldes, pudimos viajar y cumplir la promesa que le hice a Lorena Aguirre Cadarso, Directora de Coopera en la República Democrática del Congo, lugar donde se encuentra el Santuariode Lwiro. Con perspectiva, fue un viaje un poco kamikaze y como nosotros lo calificamos «de guerrilla». Viajamos tres personas a rodar, con el equipo justo y escondiendo el material para que no nos lo quitasen, pues está prohibido rodar allí. Tras un largo viaje de más de 24 horas, llegamos al increíble Santuario de Lwiro y estuvimos casi tres semanas rodando sin parar».
A451: ¿Y como se encara un rodaje con esa tensión?
P.C: «Rodar en allí es complejo. El día era luminoso, con vida y lleno de energía y actividad, pero cuando caía la noche y nos inundaba la extraña sensación de una amenaza fantasma y de un peligro inminente debido a los rebeldes. Si sonaban disparos todo se quedaba en silencio y nos recordaba donde estábamos rodando. Saber que Mama Zawadi, Lorena e Itsaso están allí jugándose la vida diariamente, viviendo todos los días estas emociones nos daba energía para no pensar mucho en lo peligroso y centrarnos en contar la historia lo mejor posible».
A451: ¿Cómo se levantó financieramente el proyecto?
P.C: «La verdad tirando de ahorros y como apuesta personal de todos los productores, que han creído en el proyecto desde el inicio, aportando cada uno su granito de arena para conseguir finalizarlo. Solo hemos contado con el apoyo de la Comunidad de Madrid en todo el proceso, que también nos apoya en la campaña de los Premios Goya. Les estamos eternamente agradecidos».
A451: Teniendo en cuenta el potencial de la historia ¿No pensaste en algún momento hacer un largometraje en vez de un corto?
P.C: «Tenía claro que quería contar la historia de una manera que fuese condensada desde el inicio y que pudiera viajar mundialmente para que la historia de Mama Zawadi tuviera la repercusión que creo que se merece. Durante una etapa pensamos crear un largometraje, pero la situación financiera y el proceso de financiación podría eternizar el proceso y afectar a la historia, así que seguimos apostando por el formato corto. Aun así, tenemos aun imágenes y testimonios increíbles y realmente duros que esperamos que vean la luz».
A451: ¿Qué destacarías de la trayectoria internacional del cortometraje?
P.C: «Desde su estreno en POFF Tallinn Black Nights, ha participado en festivales como Huesca o AFI Docs y ya ha viajado por todos los continentes, con casi 30 festivales internacionales, cosechando premios y obteniendo una crítica increible. Ahora vienen varios festivales americanos y proyecciones especiales con los protagonistas, lo cual nos hace especial ilusión, pues en ese diálogo con el público está parte de dar a conocer la actualidad de nuestros protagonistas y su futuro».
A451: ¿Qué supone desde el punto de vista profesional que ‘Mama’ sea el primer corto español en incluirse en la serie de documentales de The New Yorker?
P.C: «Una pasada, la verdad. Profesionalmente es un éxito para mí y para todas las personas que forman parte del proyecto, pues estar bajo el paraguas de una firma tan prestigiosa como The New Yorker otorga al proyecto un sello extra de calidad y de reconocimiento mundial. Desde el inicio nos cuidaron mucho y están apoyándonos en diferentes campañas, y eso significa mucho para que la historia llegue lejos. Ahora ‘Mama’ puede verse en 191 países desde su canal y esperamos poder tenerlo en abierto también al público español en el 2022 con RTVE».
Siempre he querido contar historias que cambian el mundo y toquen al espectador, pero jamás pensé que esta historia me cambiaría a mí para siempre. Conocí la historia de Mama Zawadi en 2014, tras una reunión de expatriados en Kampala (Uganda). Recuerdo nítidamente cómo Lorena se rió de mi acento madrileño al hablar en inglés sobre mi próximo rodaje. Durante toda la noche nos pusimos hablar de nuestros trabajos comunes en zona de conflicto, y fue ahí cuando me contó la historia de Mama Zawadi y el Santuario de Lwiro. Según Lorena comenzó hablar de ella, noté como un puñetazo en mi estómago me paralizaba, pues no daba crédito a todo lo que me estaba contando. Sabía en lo más profundo de mí que era una historia increíble, que abarcaba desde la oscuridad más terrorífica al la luz más brillante, siendo el eje de todo el amor. Solo pude prometerle a Lorena, que costase lo que costase, asumiría los riesgos y contaríamos esta increíble historia. Teníamos casi todo en contra para rodarlo, los tiempos, el presupuesto, un brote de Ébola en la zona, la seguridad escasa y la cercanía de la guerrilla… pero cuatro años más tarde nos lanzamos como kamikazes a rodar. Al llegar a Lwiro, Mama Zawadi, nos estaban esperando para abrir su corazón y narrarnos su historia de lucha y resiliencia, en uno de los lugares más oscuros del mundo. Allí, entre tanta oscuridad y maldad humana encontré en Mama Zawadi y sus bebes chimpancés una historia de lucha por buscar su lugar en el mundo, una historia real de luz y amor, y sobre todo, una historia que el mundo debe conocer (Pablo de la Chica).