Manuel Martín Cuenca rueda estos días en Sevilla ‘El Móvil’, su quinto largometraje de ficción, basado en la novela homónima de Javier Cercas y cuya adaptación corre a cuenta del propio director junto a su coguionista habitual, Alejandro Hernández.
El rodaje, que comenzó el pasado 21 de septiembre, transcurrirá durante siete semanas en Sevilla, ciudad que se convierte en un personaje más de la película. Producida por La Loma Blanca PC, LaZona Films e Icónica Producciones, ‘El Móvil’ cuenta con el apoyo del ICAA, la Junta de Andalucía, Televisión Española y Canal Sur.
Con Javier Gutiérrez como protagonista, la película recrea los conflictos internos de un novelista en ciernes que, obsesionado por escribir una gran obra, convertirá su realidad más próxima en ficción. “Alvaro” iniciará así un camino sin retorno que le llevará a manipular a los que le rodean traspasando los límites de la privacidad e inmiscuyéndose en su vida sin escrúpulos, mientras lucha contra su frustración como escritor. María León, Antonio de la Torre y los actores mexicanos Adriana Paz y Tenoch Huerta arropan a Javier Gutiérrez en un reparto que se completa con numerosos actores andaluces.
En palabras del director: “Esta película va sobre la falta de talento y el esfuerzo para crear. El tema es serio, o al menos eso nos puede parecer a los que nos dedicamos a esto, pero no creo que deba tomarse en serio. Por eso hemos decidido reírnos de él, de su intensidad y angustia, y hemos preferido contarlo con ironía. Es lo que me atrajo desde el primer momento de la novela homónima de Javier Cercas. La precisa descripción de una vida metódica y llena de pasión, pero la opacidad y torpeza de quien la vive.”
Basada en la primera novela del cacereño Javier Cercas, publicada en 1987 dentro de una colección de cinco relatos cortos, durante el proceso de creación del guion de Martín Cuenca y Hernández ha estado siempre presente el espíritu original del autor. “Lo que importa no es saber si Álvaro se ha convertido en un gran escritor o no, lo que importa es su esfuerzo, su obsesión por levantar la palabra y materializarla», concluye Martín Cuenca.