Marcos Mateu-Mestre: “Mientras haya escuelas, hay interés en la animación”

Por Rocío Ayuso, especial para Audiovisual451.

Marcos Mateu-Mestre es un talento animado de los que va y viene. El talento siempre está ahí. Es su ubicación la que va cambiando según el proyecto, parte de esos nómadas de la animación a los que tanto acostumbra esta industria. Fue parte de los estudios DreamWorks en Los Ángeles durante años, regresó a España desde donde siguió trabajando en animación para volver de nuevo a los grandes estudios en Hollywood. Una trayectoria como la de muchos otros, españoles, extranjeros, animadores internacionales con vidas cruzadas como ocurrió en este caso entre la de Mateu-Mestre y Shannon Tindle.

Compartieron cubículo en los estudios DreamWorks un par de años y las conversaciones sobre animación fueron largas y fructíferas. Rápidamente se dieron cuenta de que existía una mano izquierda entre ellos, en su manera de ver lo que es hacer cine, en el lenguaje cinematográfico. Así se fraguó primero una amistad y luego una colaboración que aún tendría que esperar muchos años y muchos estudios hasta hacerse realidad. Hablamos de ‘Ultraman: Rising’, filme que Tindle acabó dirigiendo y en el que inmediatamente contó con Mateu-Mestre para que se hiciera cargo del diseño de producción. Una alianza que colocó ‘Ultraman: Rising’ como la segunda película más vista de Netflix a nivel global durante su estreno. Tuvimos la oportunidad de conversar con este profesional mallorquín para Audiovisual451 y conocer algo más de su carrera no solo en los grandes estudios sino en el campo de la docencia.

¿Cuál fue la atracción por ‘Ultraman: Rising’?

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“La llamada de una persona que creo tiene una gran visión a la hora de hacer cine tanto a nivel de diálogo como de estructura de historia y, por supuesto, visualmente. Es un artista con un gran talento multidisciplinar. Me llamó comentándome que tenía este proyecto. Bueno, en principio era un personaje tipo Ultraman pero no era Ultraman por una cuestión de derechos. Creó su personaje, creó una historia y me llamó para encargarme la dirección artística. Dije que sí. Entonces yo estaba en Sony, me uní al equipo y estuve allí durante año y medio.”

Pero eso fue hace años…

“Sí, como de 2017 a mitad de 2018. La película estuvo tiempo intentando arrancar y, ya sabes, el estudio la canceló. Yo volví DreamWorks y él siguió moviendo la película por otros estudios. Para cuando llegó a Netflix llevaba como 20 años con la idea. En Netflix no solo les encantó sino que vieron la posibilidad de hacerlo con el verdadero Ultraman. Ahí es cuando me vuelve a llamar y me ofrece el departamento de diseño de producción. El resto, como dicen, es historia.”

La idea de contar con el verdadero Ultraman no dudo que fue buena noticia pero también ata mucho más las manos del artista, ¿no es así?

“Como artista estoy acostumbrado a una carrera en dos pistas. Está mi trabajo en cómic, en ilustración, cuando tienes un estudio y haces tus proyectos personales, tus libros, escribes tus propias historias. Aquí la historia la escribe otro. El personaje está muy establecido. Pero en mi cabeza se pueden compaginar estas dos cosas. Sé cuando puedes hacer tuyo el personaje o aprender cosas nuevas siempre que haya libertad artística. Una de las cosas que me encanta de trabajar en animación es que me obliga a pensar de formas diferentes, con cada proyecto, con cada equipo.”

¿En qué se diferencia Netflix de otros estudios que se dedican a la animación? Su apuesta es fuerte pero también lo son sus vaivenes.

“Cada estudio es un mundo diferente y yo me adapto bien. Una de las cosas que me gusta de Netflix es que es un estudio que ha cambiado la forma de hacer cine. Se ha adaptado a los tiempos. Han abierto muchas puertas produciendo muchísimo en los últimos años con proyectos que son más comerciales y otros que son más de autor. Ellos son productora y cine, lo que les da gran libertad. Un modelo que han seguido otros estudios. Netflix ha creado películas que no se habrían hecho por canales más convencionales.”

Ultraman el ascenso

La tuya es una carrera de 33 años, 27 en Estados Unidos entre idas y venidas con un periodo de seis años trabajando para estudios europeos. ¿Cuál es el mejor modelo a la hora de hacer animación?

“En España sigue habiendo genios como Sergio Pablos pero cuando volví a España trabajé sobre todo para Italia y Dinamarca. Cuando comencé mi carrera me fui a Inglaterra a buscar trabajo porque en España había muy poca cosa y en Mallorca, menos. Es un sitio maravilloso para vivir pero no para hacer animación. Y cuando te vas de tu ciudad natal, te puedes ir a Barcelona, a Madrid pero una vez que sales de la isla te das cuenta que por media hora más estás en París o Londres. Mis contactos directos con la animación española han sido muy limitados.”

Además del trabajo en el campo del cómic y de la animación has publicado hasta la fecha libros educativos de dibujo y composición. ¿Qué opinas de la proliferación de escuelas de animación que existen de unos años atrás en España?

“Me han invitado a dar charlas en varias de estas escuelas y veo un interés muy grande entre los alumnos. En España existe mucho interés y talento. Lo que no está tan desarrollado es la estructura de industria. Está muy difícil pero ¿qué no está difícil? Si alguien me pregunta yo siempre animo a tirar para delante. Dificultades hay muchas, pero como decimos en Mallorca, el ‘no’ ya lo tenemos. Además, el mundo se ha vuelto muy pequeñito y lo normal es encontrarte españoles en todas las producciones dejando el listón muy alto. Mientras haya escuelas, hay interés en la animación.”

En tu caso, ¿quién te animó a tirar para delante?

“En mi familia hay mucha gente con una vena de artista, especialmente en la de mi madre. Mi padre era profesor de dibujo técnico y de él, tanto mi hermana como yo aprendimos perspectiva. Lo mío era la narrativa visual, el cine, los cómics. Y el paso de los cómics a la animación es un salto natural, aunque sean medios diferentes.”

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