La animadora española nos habla de su participación en ‘Nimona’, la sorpresa de Hollywood que eclipsó el brillo de los grandes estudios en los Premios Annie.
La fuerza de ‘Nimona’, el filme animado basado en la novela gráfica de ND Stevenson, ha dejado a Hollywood con la boca abierta. Es cierto que en esta industria les gustan las historias de redención, de caballos ganadores por los que nadie daba un duro, del David contra el Goliat. Pero de ahí a que uno de los filmes más olvidados de la producción animada de 2023, que estuvo a punto de no ver la luz, lidere la 51ª edición de los Premios Annie, dedicados exclusivamente a la industria de la animación, es algo que nadie esperaba.
En total, la película que dirigen Nick Bruno y Troy Quane defiende nueve candidaturas, entre ellas la de mejor película, realización y guion. Y por si fuera poca la sorpresa, el triunfo de ‘Nimona’ llega a la par del fracaso de la última superproducción animada de los estudios Disney, ‘Wish’, que celebran su cien aniversario sin una sola candidatura a este premio, poco conocido en la industria en general pero muy deseado entre aquellos que se dedican a la animación.
La trayectoria de ‘Nimona’ ha sido igualmente sorprendente. Un filme inusual tanto en su estilo como en su historia, una fantasía medieval que habla de aceptación y que comenzó su producción en los ya desaparecidos estudios Blue Sky. Cuando Disney compró Fox, donde Blue Sky tenía su sede, el estudio cerró sus puertas y con él, ‘Nimona’, un proyecto que muchos consideraron demasiado arriesgado para el ratón. Rescatado por Annapurna y Netflix, ‘Nimona’ finalmente llegó a las pantallas tras un gran estreno en el Festival Internacional de Animación de Annecy. Pero nunca llegó a encontrar el amor que se merecía hasta ahora, con su reconocimiento en los Annie.
Con motivo de su estreno, tuvimos la oportunidad de hablar con María Montes, española que contribuyó a la resurrección de este pequeño filme que llegó lejos gracias a su trabajo como animadora de personajes para DNEG, estudio que se hizo cargo de la animación de ‘Nimona’. “Había trabajado antes con DNEG. Estaba en Australia con Animal Logic cuando hice la entrevista y era el momento de venirme para España”, recordó como parte del talento trashumante que deja la animación española por todo el mundo. “Había oído hablar de ‘Nimona’ y solo saber que era de Blue Sky me hacía pensar que era bueno pero cuando me enseñaron el proyecto y vi los storyboards, la historia, supe que quería trabajar en él”, añadió. Conocía la novela gráfica de ND. Sus fans son muy numerosos como para que esta aficionada al cómic no supiera de este fenómeno. Pero no era su estilo. Los personajes, su dibujo, le parecían demasiado simples. De hecho, tardó en conectar ‘Nimona’, el filme, con esta novela gráfica. No sabía que estaban haciendo una película.
Cuando comenzó a trabajar con DNEG solo llevaban tres meses de producción. Los renders y las imágenes que se encontró estaban muy bien, pero Montes, con una carrera como animadora que incluye películas como ‘The Magician’s Elephant’ (2023), ‘Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo’ (2014) o ‘Justin y la espada del valor’ (2013), recordó que esta producción no fue como otras. “Normalmente se empieza despacio para que te hagas a cómo son los personajes, a cómo son los rigs pero aquí no hubo tiempo de experimentar. Fue empezar a trabajar directamente”, relató.
DNEG (Double Negative), una de las compañías líderes en el campo de la animación y efectos especiales, trabaja de manera global, con su principal sede en Londres, pero otras en Canadá (Montreal y Vancouver), en India y en Los Ángeles. “Una amplia red de trabajo que facilitó la realización porque todo estaba muy conectado”, explicó Montes que trabajó desde Málaga pero parte del equipo de Londres interactuando con los directores en Nueva York en una comunicación diaria que llevó mucha coordinación. Trabajo remoto ya habitual que la hizo echar de menos los tiempos de trabajo en un estudio presencial, “donde hablas cara a cara y las cosas se solucionan un poquito más rápido. Además, en un estudio de animación se crea muy buen ambiente. Es un lugar muy divertido para trabajar, aunque en ocasiones pueda ser estresante. Echas de menos la comunicación (porque en remoto) todo tiene que ser escrito, lleva más tiempo y hay que ser más claro y conciso en la comunicación”, se explayó.
Pero las pegas del remoto no afectaron al resultado. En la entrevista, María se sintió orgullosa especialmente de una de sus secuencias, uno de los flashbacks que muestran a Nimona como una niña pequeña que asusta a los lugareños con sus transformaciones. “Una secuencia muy compleja tanto a nivel técnico como a nivel emocional que no quiero destripar, pero en la que son muchas las emociones. Fue bastante reto, complicada pero muy gratificante porque ves a Nimona en cada una de las formas que adopta, tanto en un oso como en un caballo o en un lobo. Es increíble”, comentó con orgullo.
Ese solo fue uno de los retos de Nimona. Montes resaltó una estética muy bonita con un renderizado “más gráfico, más 2D, pero hecho en 3D”, con un estilo “rockero, entre moderno, ciencia ficción y fantasía medieval”. Pero especialmente recordó el acting de Nimona, su interpretación con grandes dosis de humor y fantasía, pero con los pies en el suelo, una historia que habla en voz alta de la necesidad de aceptación y donde los directores tenían las ideas muy claras en lo que querían. “Escuchaban tus ideas, pero ellos las conducían para que se acoplaran a la forma en la que veían a Nimona. Fue mucha la responsabilidad, pero un reto maravilloso”, resumió.
Montes habló con conocimiento. Lleva toda su vida en el campo, desde esos primeros dibujos animados de Bugs Bunny que la encandilaron. A ella y a su hermana Silvia, su gemela y también enamorada de los cómics o del Conejo de la suerte. Ambas emprendieron el mismo camino, los mismos estudios, aunque en el caso de Silvia la llevaron al campo del CFX, artista de efectos especiales de personaje. “Empezó con testurizado y luego fue más grooming y CFX. Ella se fue por la parte quizás más técnica y yo más artística”, resumió de quien ahora trabaja para Skydance. María estudió en la Universitat Illes Balears y continuó su preparación en un curso de verano de la escuela francesa de Gobelins. A partir de ahí, el mundo fue suyo. Si ‘Akira’, los clásicos animados de Disney y, sobre todo, las películas de los estudios Ghibli fueron su fuente de inspiración, ella puso un grano de arena en otros muchos títulos, desde ‘Capitán Calzoncillos’ (2017) (su favorita junto con ‘Nimona’) o ‘The Angry Birds Movie 2’ (2019) que continúan haciendo industria.
Lo que le gustaría a esta nacida en 1982 es hacer esa industria en casa, parte de esa generación de españoles que, como comentó el animador y director Rodrigo Blaas, “están volviendo y potenciando un gran momento para hacer animación en España”. “Siempre hubo muchísimo talento en España, -comentó María ante las palabras de Rodrigo-. Pero, por una cosa o por otra, porque unos eran muy buenos y no querían salir fuera y se tenía que quedar en España y no podía brillar todo lo que hubieran podido brillar en el extranjero y otros que eran muy buenos, pero tuvieron que irse al extranjero porque no encontraron en España las oportunidades que les ofrecieron en el extranjero, así estamos. El remoto ha venido muy bien para que la persona que tenga sus habilidades en animación o en dibujo, o buen compositor, o iluminador, pueda trabajar desde cualquier parte del mundo y aportar su granito de arena”. ¿Con esperanza? ¿Cuáles son las carencias que impiden la llegada de ese momento? “No sé muy bien lo que falta porque llevo poco tiempo en España. Una combinación de cosas, de cultura de cine, y obviamente de dinero. No de talento. El cine de animación todavía no se considera un trabajo serio. Va cambiando, estamos en buen camino y talento no falta. Son muchas las universidades que están formando a gente en animación. Pero va muy despacio”, remató a la espera de que tome forma ese centro de animación español para los profesionales españoles.