El culebrón de ‘El hombre que mató a Don Quijote’, por el conflicto entre el productor Paulo Braco y el director Terry Gilliam tiene un nuevo capítulo. Mariela Besuievsky y Gerardo Herrero, productores de la película declaran que: “en vista a los últimos acontecimientos judiciales del pasado viernes 15 de junio referidos a la película dirigida por Terry Gilliam ‘El hombre que mató a Don Quijote’ queremos dejar claro que Paulo Branco no ha ganado nada: la Corte de Paris ha decidido no tomar ninguna decisión en referencia a los derechos de la película”.
Según los responsables de Tornasol Films: «Una vez más el productor franco-portugués Paulo Branco a través de su productora Alfama Films usa la reciente decisión judicial del Tribunal de París para “acomodar” la realidad a sus intereses y atraer a los medios y ganar terreno para realizar escandalosas reclamaciones de dinero. El juez francés se centra en la forma en que erróneamente se dio por terminado el contrato de Dirección entre Terry Gilliam y Alfama, de acuerdo a la nueva legislación vigente en Francia (el contrato está bajo legislación francesa) pero, no se ha querido pronunciar acerca del fondo de dicho contrato, y ha dejado sin valorar ni enjuiciar cuáles son las consecuencias de mantener dicho contrato en vigor».
En su comunicado, Mariela Besuievsky y Gerardo Herrero alegan que «los contratos son: de obligado cumplimiento o quedan sin efecto. Máximo si se trata de un contrato «intuito personae» en el que un director nunca puede ser obligado a trabajar para un productor si no lo desea. Debemos recordar que fue Terry Gilliam quien llevó a Paulo Branco (Alfama) a los Tribunales de Francia para que se anulara su contrato como director. El juez de la corte ha considerado el 15 de junio que el contrato no fue terminado correctamente por el Sr. Gilliam y eso es de lo único que lo que habla esta sentencia. En ningún momento establece que los derechos de la película pertenezcan a Paulo Branco».
«No debemos olvidar que antes, los intentos legales del productor Paulo Branco de impedir la presentación de la película en el Festival Internacional de Cine de Cannes y su explotación, perdió las tres medidas cautelares que interpuso en Francia: una contra la organización del festival de cine de Cannes, otra contra el distribuidor francés; y otra contra el CNC francés. En ningún momento se pone en cuestión que la película pueda ser explotada. La justicia francesa nunca le permitió en sentencias anteriores a Paulo Branco ni suspender el rodaje (sentencia del 19 mayo 2017), ni suspender la clausura del Festival de Cannes ( 10 de mayo 2018), ni suspender su estreno comercial, (25 de mayo 2018) ni acceder a toda la información económica de la película como pretende ( 19 de mayo 2017); y se le ha denegado, de nuevo, en esta sentencia. (15 junio 2018)», aclaran los productores.
Y continúan: «el juez en su sentencia del 15 de junio, incluye la transcripción del correo electrónico con fecha 6 de agosto de Paulo Branco a Terry Gilliam en el que Paulo Branco suspende el comienzo oficial de la preproducción, dos días antes del comienzo previsto. El 8 de agosto se hubieran activado los servicios como director de Terry Gilliam, cosa que no ocurrió».
Extracto del correo de Paulo Branco a Terry Gilliam del 6 de agosto de 2016:
“Je vous notifie par la présente que cette situation m’oblige à interrompre immédiatement le lancement de la préparation effective du film, prévue pour lundi 8 août 2016. Je vais prévenir toutes les personnes directement et indirectement impliquées”
(“Le notifico por la presente que esta situación (los desacuerdos existentes entre Director y productor) me obliga a interrumpir inmediatamente el comienzo de la pre producción efectiva del film prevista para el lunes 8 de agosto. Se lo haré saber a todas las personas implicadas directa e indirectamente.” Paulo Branco)
Por lo tanto, la preproducción efectiva que activaba el contrato de director nunca comenzó por lo que Terry Gilliam nunca prestó sus servicios a Paulo Branco. Este es uno de los principios básicos de la ley de Propiedad intelectual: si no existen servicios prestados, no hay ningún derecho generado.
«¿Pretende Paulo Branco que Terry Gilliam haya generado derechos para Alfama sin haber rendido ningún servicio de dirección ni haber sido pagado nunca de acuerdo con su contrato de Dirección?, ¿Pretende tener los derechos de algo que no ha pagado?, ó ¿pretende apropiarse de unos derechos que no ostenta por medio de amenazas e información sesgada, utilizada de forma maliciosa para cumplir sus fines?», concluyen Mariela Besuievsky y Gerardo Herrero.