“The market needs to cool off a bit”, dijo Arvand Khosravi de Endeavor Content en uno de los paneles de Content London. Y tiene toda la razón. El mercado de la producción tiene que tranquilizarse un poco… Lo decimos también los medios, casi acosados por la cantidad de notas de prensa, convocatorias varias y propuestas múltiples que recibimos cada día, especialmente desde que terminara el verano y comenzara el esprint de festivales, mercados, premios, anuncios, estrenos… ¡Estamos saturados!
Sabíamos que iba a ser un otoño caliente. Pero no tanto. O quizá es que calculamos mal. Me he pasado de gira desde mediados de septiembre hasta primeros de diciembre. Tirando de una maleta. Subiéndome y bajándome de aviones. Pegándome madrugones. Perdiendo clase de pilates. Dejando en casa apuntado adónde coño iba esta vez y cuándo volvía. Rellenando el Spain Travel Health. Decidiendo que tenía que centrarme al 100 por 100 en el evento que estuviera cubriendo, sin pensar en lo que se avecinaba. Preguntándome si es sano y sostenible que haya tantísimos eventos profesionales… Con perdón.
Todo empezó con Conecta FICTION 5 en Pamplona, siguió con Cartoon Forum de Toulouse (sí, porque en Audiovisual451 también hablamos de animación) mientras mi socio David cubría San Sebastián (“el más intenso que recuerdo”, me dijo al volver), después nos absorbió Iberseries Platino Industria en Madrid, pasé una noche en Weird Market de Segovia, seguí con MIPCOM en Cannes, continué con la primera edición de Shooting Locations Marketplace de Valladolid, David se fue al Festival de Cine Europeo de Sevilla, poco después pasó por el certamen de Gijón, el mismo día que él volvía yo agarré el avión para ONSeries Lisboa y rematé con Content London, tras 24 horas de incertidumbre sobre si finalmente iba o no iba después de que Boris Johnson anunciara que había que hacerse una PCR al llegar.
La verdad es que no me extraña que nuestros lectores nos digan que estamos “en todas partes”, porque a excepción de Series Mania Forum, Sitges, Huelva, más de un seminario de CARTOON y algún mercado/festival que se me esté olvidando, viajamos más que el baúl de la Piquer.
Todo esto mientras recibimos una media de 200 correos electrónicos al día, varias llamadas de teléfono y unos cuantos WhatsApps, ese sistema de comunicación instantánea que ha inventado el demonio (o un santo, depende del momento). Y cubriendo los acontecimientos que no dejan de suceder en Madrid: junkets de prensa por el estreno de la serie tal, pase de la película X y entrevistas con el equipo, puesta en marcha de una empresa nueva, presentación de novedades a cargo de la plataforma X, lectura de nominados a los premios no sé qué… Porque hoy en día la verdadera batalla está en la visibilidad y el embudo llega a medios como el nuestro, a pesar de que nos dirijamos específicamente a profesionales del audiovisual y no tanto al público general.
Sin embargo, en todo este afán por figurar, por tener una entrevista publicada en Audiovisual451, por salir en nuestra newsletter, echamos de menos profundidad de discurso. A menudo nos encontramos con negativas cuando pedimos entrevistas con ejecutivos, nos cuesta horrores obtener información distinta de la que figura en el comunicado de prensa, los productores apenas se atreven a mojarse sobre ciertos temas, en los paneles tampoco observamos que los participantes se salgan del discurso corporativo. Cualquier palabra que se mencione sin estar previamente pactada por las partes implicadas y por los máximos responsables se puede considerar un paso en falso. Y en Audiovisual451 aspiramos a ir más allá.
Esta limitación a lo que se cuenta, cuándo se cuenta y a quién se cuenta hace que muchas veces me acueste pensando que podría haberlo hecho más y mejor. Que sienta cierta frustración cuando en realidad somos una hormiguita frente a súper corporaciones que están en otra esfera. Las seis mil visitas diarias que registramos y los 36.000 seguidores que acumulamos en redes sociales son un motivo de orgullo y a la vez un elemento de presión. Y nuestro compromiso con nuestra audiencia es total y absoluto. Por eso, entre maleta y maleta, seguimos preguntándonos cómo conseguir esa información más preciada o cómo explicarle a nuestros lectores que, en ocasiones, asistimos a presentaciones cerradas en las que ni siquiera se aceptan preguntas de los periodistas.
Así que, al Año Nuevo, ese 2022 que se barrunta igual de vertiginoso que 2021, le pido poder seguir desempeñando este trabajo ameno y cansado a partes iguales con más serenidad, más perspectiva y más acceso a la información.