‘Memorias de un zombie adolescente’ (‘Warm Bodies’) es una puesta al día de la clásica historia de “Romeo y Julieta” llena de romance, acción… y muchos zombies. Protagonizada por Nicholas Hoult, Teresa Palmer y John Malkovich, la película está escrita y dirigida por Jonathan Levine y producida por Bruna Papandrea, David Hoberman y Todd Lieberman. El filme se situó a la cabeza del ranking de taquilla norteamericano el fin de semana de su estreno.
La película cuenta la historia de R (Nicholas Hoult) es un zombie que vaga perdido, solo y sin rumbo tras una plaga mundial que ha convertido a casi toda la población en muertos vivientes. En una excursión a la ciudad junto con su amigo M (Rob Corddry) para buscar algo fresco que llevarse a la boca, R conoce casualmente a Julie (Teresa Palmer), una joven humana a la que salva de convertirse en el menú del día sin saber muy bien por qué. Poco a poco, y gracias a Julie, el corazón muerto de R comienza a latir de nuevo y vuelve a recordar cómo era estar vivo. Aunque el padre de Julie, el general Grigio (John Malkovich), líder de la resistencia humana, no termina de ver con buenos ojos al nuevo amigo de su hija… eOne Films Spain estrena la película en las salas de España el 19 de abril.
‘Memorias de un zombie adolescente’ inició su andadura como un relato corto online de siete páginas titulado “I am a Zombie Filled with Love” que atrajo a un amplio público a través de Internet y llevó a su autor, Isaac Marion, tras recibir el ánimo de sus lectores, a ampliarlo hasta convertirlo en su novela de debut de 2010, “R y Julie”. Su ópera prima, descrita como un “romance zombi” por la publicación Seattle Post Intelligencer, con alusiones incluidas a los amantes “Romeo y Julieta” de Shakespeare, cautivó a la productora Bruna Papandrea, responsable de títulos como ‘Mi nombre es Harvey Milk’ o ‘All Good Things’. “Estaba escrito con un estilo muy elegante y precioso, poseía una gran fuerza y mucho carácter. Pese a tratarse de una obra de género, era una historia increíblemente emotiva, centrada fundamentalmente en los personajes”, afirma Papandrea.
Papandrea, que acababa de poner en marcha su propia productora, Make Movies, se puso de inmediato a hacerse con los derechos cinematográficos y, tres días después, se encontraba en la ciudad natal de Marion, Seattle, para reunirse con el escritor. Al poco tiempo, envió el manuscrito a sus contactos más cercanos de los estudios, entre los que se encontraba Erik Feig, ejecutivo de producción de Summit Entertainment. A los productores les atraía de la novela su descripción de un mundo pos-apocalíptico visto desde el punto de vista de los propios zombis.
Con Summit ya incorporada al proyecto, Papandrea decidió abordar a continuación al guionista y director Jonathan Levine (‘50/50’, ‘The Wackness’), cuya reticencia inicial a realizar una película basada en una novela para jóvenes adultos menguó cuando pudo comprobar por sí mismo lo creativo que era el libro.
“Me identifiqué con el protagonista, y lo cierto es que el libro que escribió Isaac me permitía hacer verdaderas florituras como director y usar un estilo agresivo. Me sentí entusiasmado ante la posibilidad de ser un poco creativo visualmente, y además era un excelente estudio de personajes. Es una aventura. Es un romance. Tiene elementos de comedia. Tiene elementos de terror”, sostiene Levine.
Levine, en estrecha colaboración con el escritor Isaac Marion, se puso a escribir el guión de la película. Explica que vio la relación amorosa entre R y Julie, que constituye la base de la historia, como una mezcla entre “Romeo y Julieta” y “Frankenstein”. Pero en lo referente al look de la película, Levine atribuye al director de fotografía español Javier Aguirresarobe, ASC (‘La carretera (The Road)’, ‘Los otros’) buena parte del mérito de convertir ‘Memorias de un zombie adolescente’ en una película visualmente impresionante.
“Javier es un artista visual brillante”, asegura el director. “Pero, además, lo estupendo de Javier es que tiene mucho sentimiento y mucho corazón, y conecta con el sentimiento y el corazón de la película”. Aguirresarobe consiguió incluso hacer que las escenas en las que se devoraban sesos resultaran visualmente atractivas. “Es un momento ligeramente violento de la película, en el que R le está abriendo el cráneo a Perry, pero está filmado maravillosamente”, sostiene Hoult. “Tal como Javier lo encuadra e ilumina todo, queda fantástico, hasta los aspectos más horripilantes siguen teniendo algo muy cinematográfico”.
Como parte de la paleta visual del filme, Aguirresarobe ideó un aspecto muy específico para las escenas rodadas de noche. “El aspecto de nuestras escenas nocturnas es fantástico”, afirma Levine. “Ha creado una paleta maravillosa para ellas —un poco azul, un poco verde. Es muy bonito. Me encanta la fluorescencia parpadeante del aeropuerto, la oscuridad del metro y del estadio, y todos esos gigantescos lugares abandonados, iluminados de formas muy expresionistas, que tienen sentido por la clase de mundo en que nos encontramos”.
Pese a la existencia de los llamados “huesudos” (un tipo más avanzado de zombi que ha llegado a un punto en que ya es irrecuperable), ‘Memorias de un zombie adolescente’ también tiene menos sangre y tripas, y menos desmembramientos, que muchas otras películas de su género.
“La verdad es que ni siquiera la veo como una película de zombis. La veo como una película de monstruos, que se convierte en una historia de amor. Estamos operando dentro de la mitología de los zombis, pero estamos utilizando dicha mitología como un medio para alcanzar un fin, como recurso conveniente para referirnos en realidad a otra cosa”, confiesa Levine.
Aunque Isaac Marion insiste en que la película no es “Romeo y Julieta” con zombis, reconoce que el clásico de Shakespeare determinó parte del mensaje de fondo de la película. Hay incluso una escena en un balcón y —en lo que seguramente sea algo que no se ha hecho nunca en este género— un romántico beso entre R y Julie, la humana objeto de deseo de nuestro zombi protagonista.
Los responsables del proyecto tuvieron que ponerse a localizar tres escenarios fundamentales para rodar la película: el aeropuerto abandonado donde viven R y otros zombis; la Zona Verde amurallada, donde vive el general, y la Zona Muerta, más allá de las murallas. Encontrar un lugar con un aeropuerto abandonado parecía algo complicado pero, con la ayuda de Andi Isaacs, jefe de producción física de Summit, consiguieron encontrar todo lo que buscaban en una misma ciudad: Montreal.
Papandrea recuerda que el equipo apenas se podía creer la suerte que tuvieron al poder acceder a todo el aeropuerto abandonado, que se llamaba Mirabel. “Entre todos nosotros, ninguno había visto jamás un exterior que aportara tanto valor a una película. Encajaba a la perfección con el filme que pretendíamos hacer. Además, tenía un aire muy inquietante, de abandono, que resulta estupendo para el género”.
Las otras dos localizaciones principales eran la Zona Verde y la Zona Muerta, que están separadas por un inmenso muro erigido por el general Grigio para mantener a los zombis lejos de los humanos. Levine atribuye al diseñador de producción Martin Whist (‘Super 8’, ‘Monstruoso’) la creación de estos dos mundos de tal manera que consiguió que la película pareciera tener el doble del presupuesto que tenía realmente.
“El contraste a cada lado del muro es muy grande. Una vez dentro de la Zona Verde, que se encuentra en el casco antiguo de Montreal, las cosas se ven más limpias, y se pueden apreciar indicios de una sociedad que intenta sustentarse. Dentro de la Zona Verde, es un estado cuasi-militar; son unos obsesos por la supervivencia”, explica Whist.
Otros lugares clave dentro de la Zona Verde eran el Club Mount Stephen, ricamente decorado, en el centro de Montreal, aunque a cierta distancia del casco antiguo, que hace las veces del hogar del general Grigio, y una iglesia, que era en realidad parte de un antiguo monasterio situado a las afueras de Montreal, en los Montes Laurentinos.
En ciertos momentos del rodaje, el equipo de realización tuvo que pedir que cerraran partes enteras de Montreal, zonas en torno al puerto antiguo, en el casco antiguo y en el distrito financiero. En cuanto a la Zona Muerta, la peligrosa zona más allá de los muros por donde los zombis vagan libremente, Whist y su equipo llevaron plantas y tierra para cubrir el suelo, que utilizaron para mostrar visualmente el paso del tiempo, a medida que la naturaleza iba recuperando los restos de civilización. Pero también quedan señales de los disturbios y la agitación que se produjeron al estallar la plaga que acabó con la civilización, concretamente pintadas con conciencia social. Dado que cubrir de grafitis las paredes de los edificios históricos que flanquean las calles del casco antiguo de Montreal era evidentemente impensable, Whist y su equipo recubrieron las paredes con un material plástico transparente que se ceñía a los contornos de la piedra al calentarlo. “Luego realizamos nuestras pintadas sobre ese material, de modo que parece que el grafiti está directamente sobre la piedra”, explica Whist.
El equipo reclutó a grafiteros de Los Ángeles y Montreal para crear el aspecto de mundo pos-apocalíptico, e incluso se pusieron en contacto con el conocido diseñador gráfico Shepard Fairey para copiar el estilo de una de sus obras más famosas, “Andre the Giant Has a Posse”. Fairey se lo permitió y el equipo utilizó la imagen, sustituyendo a André el Gigante por un huesudo y la palabra “obedecer” por “rezar”.
En cuanto al propio muro, el supervisor de efectos visuales Dan Schrecker y su equipo se valieron de la infografía para hacerlo más larga y más alto de lo que era físicamente posible construir. Otro elemento que aporta un toque surrealista a la película son los numerosos flashbacks que R experimenta a medida que va comiéndose los sesos de Perry, que lleva guardados en el bolsillo.
“A menudo vemos cosas desde el punto de vista de Perry o desde detrás de Perry”, explica Stephen Woolfenden (‘Harry Potter’), director de la segunda unidad, que filmó parte del metraje de esos flashbacks, ciñéndose a menudo a las indicaciones sumamente concretas recogidas en el guión de Levine sobre rodar apuntando al sol, para provocar destellos con los que conseguir un efecto abstracto. “Hemos intentado conseguir tantos destellos como nos ha sido posible en esta ocasión”, confiesa Levine. “Me gusta la idea de distorsionar en cierto modo la imagen. Y eso es algo que los destellos de luz hacen estupendamente”.
Naturalmente, para conseguir una buena película de monstruos hace falta contar con buenos monstruos. Las criaturas más temibles de ‘Memorias de un zombie adolescente’, los huesudos, se crearon mediante infografía y especialistas con trajes de tecnología de motion capture (captura de movimientos). Levine comenta que usar infografía le proporcionó una libertad de la que no había disfrutado nunca antes.
“Lo estupendo de la infografía es que no sólo te permite crear estos personajes, sino que también te permite hacer estilísticamente cosas a las que creo que la gente no está sacando ni remotamente el suficiente provecho. Cuando nos metemos en los sueños de R, por ejemplo, realizamos transiciones surrealistas. Nada más empezar la película, en los diez primeros minutos, más o menos, hay un montón de infografía muy interesante y elegante, que sirve para contar la historia de una manera que nadie había visto nunca. Es una herramienta con la que no había podido contar nunca hasta ahora. Permite que el proceso de montaje pueda ser tan creativo como el propio proceso de rodaje”.
A la hora de crear a los zombis, Levine comenta que el equipo evitó un aspecto con exceso de casquería, valiéndose más bien como referencia de cosas como fotos de la época de la Gran Depresión o imágenes de mineros del carbón, en vez de usar como inspiración referencias más tradicionales del cine de zombis.
“Queríamos hacer una película atractiva para todas las edades, así que por fuerza no podíamos meternos en el tipo de cosas divertidas que hacen otras películas de zombis, el proceso de diseñar el aspecto tanto de los zombis normales como de los huesudos fue bastante largo, y se inició muy pronto, durante la preproducción. Teníamos a gente haciendo esbozos, a artistas sacando imágenes de Nick Hoult de ‘Skins’ o ‘X-Men: Primera generación’, para ponerse a retocarlas y jugar con ellas. Después de mucho trabajar internamente con ellas, se las llevábamos al estudio y realizábamos pruebas de maquillaje”, explica Levine.
Pero ese no fue más que uno de los numerosos retos que el equipo de realización tuvo que superar a lo largo de la producción, entre los que destaca por derecho propio el frío clima canadiense. Dado que el rodaje se prolongó hasta bien entrado noviembre, algunos de los actores de la película acabaron en algunas escenas casi muertos de frío, sobre todo en aquellas que se desarrollaban al aire libre, o en la terminal del aeropuerto, donde no había ningún tipo de calefacción. Palmer recuerda concretamente una escena en la que unos actores conducían un carrito portaequipajes.
Más extremas aún fueron las condiciones durante la escena culminante de la fuente entre Hoult y Palmer. Al principio, el agua estaba caliente pero, hacia el final del día, estaba ya helada. “Es una escena verdaderamente fundamental de la película y allí estábamos, quedándonos absolutamente congelados. Nos castañeteaban los dientes, pero fue muy divertido”, recuerda Palmer.
Por su parte, el departamento de maquillaje tenía el gran reto de crear el aspecto adecuado para los zombis, a los que se refieren como cadáveres en la película. Se trataba de algo especialmente importante en el caso del personaje de R, que tenía que ser un zombi relativamente sexy y apuesto. A Levine le interesaba conseguir esos efectos sin tener que valerse de prostéticos, haciendo uso únicamente de maquillaje, así que decidió recurrir al jefe de efectos especiales de maquillaje Adrian Morot para que se ocupara de esa tarea.
Morot comenta que R tenía que resultar mínimamente atractivo para que fuera factible que Julie pudiera enamorarse de él. “No se le pueden ver los dientes, o un trozo de carne colgando, o parte de las costillas; eso es asqueroso, más propio de otro tipo de película. La idea que tenía yo de él es que tenía que tener un poco pinta de un James Dean muerto viviente”.
Morot explica que se diseñaron cuatro fases distintas de la transformación de R de zombi nuevamente a humano, de las que la primera era la más pálida y más tipo zombi. En esa fase, Hoult tenía que llevar lentes de contacto de un tono azul apagado para darle un aspecto mortecino. Su piel se cubrió de manchas y de una maraña de venas oscuras que se aplicaban a diario con tatuajes temporales. También le rezumaba pus zombi por las orejas y la comisura de los labios.
El mayor reto desde el punto de vista de los efectos visuales era la épica batalla del final de la película, en la que los huesudos y los cadáveres se enfrentan definitivamente. Planteaba un reto evidente para los actores humanos que interpretaban a los cadáveres y tenían que interactuar de manera creíble con personajes imaginarios, creados mediante infografía, que no estaban aún presentes.
También fue complicada en el aspecto técnico la secuencia anterior, en la que los huesudos se presentan en el estadio y aparecen en la rotonda de cristal, sobre los cadáveres. Los cadáveres alzan la vista para descubrir que tienen a los huesudos encima, aporreando el cristal hasta romperlo, momento en el cual caen sobre los cadáveres para el gran final. Además de asegurarse de que la iluminación coincidiera, también surgieron detalles imprevistos, como cuando M lanza a un huesudo por el suelo hacia los soldados.
“Hay muchos cristales rotos por el suelo y, a medida que el huesudo avance por el suelo, esos cristales se van a tener que desplazar. Tomamos un cojín gris y lo lanzamos por el suelo, lo que nos permitió desplazar los cristales de verdad, de manera que, cuando pusimos nuestro huesudo generado por ordenador, no teníamos más que seguir la trayectoria del cojín y los cristales se irían apartando así de su camino”, explica Schrecker.
Aunque Levine es consciente de que a algunos puristas del cine de terror pueda no gustarles cómo juega la película con las convenciones del cine de zombis, espera que sean capaces de mantener una mentalidad abierta al ver el filme. “Conozco muy bien y me encantan películas como ‘28 días después’, ‘Zombies Party (Una noche… de muerte)’, ‘El día de los muertos’ y ‘El regreso de los muertos vivientes’. Pero uno de los mejores aspectos de hacer películas es que puedes usar un género y una mitología para contar distintos tipos de historias”, concluye el director.
También se estrena esta semana: ‘La caza’; ‘Un lugar donde refugiarse’; ‘De jueves a domingo’; ‘Tierra prometida’; ‘Danse la danse’; ‘Serie B’; ‘El payaso’; ‘La venta del paraíso’; ‘On the Road’ y ‘Nana’