Arturo Artal Lozano (Zaragoza, 1978) y Juan Carrascal-Ynigo (Valladolid, 1979) son un tándem creativo de cineastas gestado en la ECAM, Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid. Su debut se produjo con ‘La Bolita: el cortometraje’ y desde entonces han realizado una decena de cortos y un largo documental.
En 2018 y 2019 fueron los ganadores del programa Seminci Film Factory, en la semana de cine de Valladolid, con los proyectos ‘Nameless’ y más recientemente con ‘Nacional 106’, un thriller local con aires de western, hasta ahora su proyecto más ambicioso, que fue estrenado precisamente en la pasada edición de la Seminci.
Se trata de una historia de falso culpable rodada en los pinares que envuelven la capital vallisoletana. El filme arranca cuando un coche se sale de una carretera nacional de forma abrupta. Una patrulla de la Guardia Civil lo ve y se dispone a ayudar, pero se trata de algo más complicado que una simple avería mecánica.
Una de las particularidades de este cortometraje es que fue rodado con la cámara Canon EOS C500 MARK II, casi en su totalidad con cámara al hombro, «queríamos transmitir la inestabilidad psíquica de los personajes a través de los movimientos de cámara. Para este propósito la EOS C500 MARK II fue perfecta, por su peso y tamaño. El operador y la ayudante de cámara estuvieron muy cómodos trabajando con ella y nos transmitieron sus buenas sensaciones con el manejo, botones de acceso rápido, menús…», explica el director del cortometraje, Juan Carrascal-Ynigo.
Artal y Carrascal ya habían trabajado anteriormente con una cámara Canon, concretamente con el modelo EOS C300 MARK II, y ahora ha descubierto las múltiples ventajas que ofrece la EOS C500 MARK II y su inconfundible sello: «Sorprende cómo ha cambiado el cuerpo, se ha mejorado en agilidad y ergonomía en el diseño de la cámara. Por otro lado, a nivel workflow, se trabaja con más seguridad, ya que poder grabar en Raw te da más confianza para poder arriesgarte en ciertos planos que antes podías pensártelo dos veces antes de rodar», aseguran los autores de ‘Nacional 106’ que además destacan: «El nuevo cuerpo que utiliza la gama Cinema muestra una evolución y una adaptación a las nuevas formas de rodar que se están imponiendo en los últimos años en el audiovisual. Mejorando la calidad de imagen con unos códecs muy buenos para trabajar en postproducción y facilitando la compatibilidad con nuevos soportes como drones o estabilizadores», reconoce Juan Carrascal-Ynigo.
‘Nacional 106’ es una carretera que no existe, pero que podría estar en cualquier lugar de España. Su número «106» remite al número telefónico 016 de ayuda a las víctimas de la violencia de género. En ‘Nacional 106’ se presenta la historia de una víctima puede llegar a parecer culpable, pero que encuentra a alguien que la cree y la salva de su agresor. En un primer momento las sospechas recaen sobre María, pero la verdad no tarda en salir a la luz: se trata de un caso de legítima defensa.
Este cortometraje es una invitación a la reflexión sobre la situación de las mujeres maltratadas y la forma en que todos como sociedad abordamos este problema. Ante la proliferación de discursos que niegan la violencia machista, hemos querido ser tajantes: el maltratador es el único culpable. Para ello, dado lo delicado de la temática tratada, han contado en la elaboración del guion con la colaboración de un agente de la guardia civil y de una psicóloga experta en víctimas de violencia de género.
LA PUESTA EN ESCENA
‘Nacional 106’ es un wéstern moderno ambientado en una carretera secundaria. La situación recuerda a los duelos a muerte de los wéstern clásicos. En la primera parte, un duelo psicológico con tres personajes: Julia, María y Telmo. En la segunda, el duelo adquiere violencia física con la aparición del maltratador.
La puesta en escena bebe de la crudeza descarnada de los hermanos Cohen en ‘Fargo’; la elegancia clásica de Ridley Scott en ‘Thelma y Louise’, o el manierismo expresionista de los wésterns de Sergio Leone, entre otros.
«Grabamos en XF-AVC 4k 10bits 4:2:2. El rodaje era en exteriores en un paraje natural, por lo que las descargas de material tenían que ser las menos posibles. Habíamos realizado pruebas antes para comparar el Raw con los archivos XF-AVC, en esas pruebas, el Raw que nos dio la EOS C500 MARK II nos dejó asombrados del rendimiento que se le pudo sacar en la postproducción, pero los archivos XF-AVC no se quedaron atrás, y pudimos trabajar con ellos mucho mejor al pesar menos pero con un rendimiento increíblemente bueno a la altura de cualquier Raw, consiguiendo en las imágenes la estética deseada», apunta el director de fotografía, Víctor Hugo Martín Caballero.
Otra novedad que aportó la EOS C500 MARK II al cortometraje fue el False Color: «Me ayudó mucho a la hora de exponer, fue una herramienta que agilizó el rodaje. Solía exponer para cada plano y luego revisar entre toma y toma con el false color fijándome en que los actores estuvieran bien expuestos. Una ayuda para todo director de fotografía», confiesa Víctor Hugo Martín Caballero.
El rango dinámico de la EOS C500 MARK II supera los 15 stops lo que ha ayudado también a la hora de acometer la corrección de color: «Cuando llegué a la sala de Etalonaje de ELORA, con mi amigo Iván Martín Ruedas, con el que trabajo etalonando la mayoría de mis trabajos, me mostró todo lo que íbamos a poder hacer con las imágenes que teníamos, y la verdad es que tuvimos unas jornadas muy entretenidas. Sacamos textura a zonas muy densas, de negros bastante subexpuestos, y recuperamos cielos que en otras circunstancias habría sido imposible hacerlo. También conseguimos el color que quisimos para las pieles de los actores, cosa que no siempre es posible y que es lo más importante en éste tipo de trabajos y terminas muchas veces frustrado de la sala de etalonaje, pero con la EOS C500 MARK II no hubo problema en conseguirlo», añade el director de fotografía, Víctor Hugo Martín Caballero.
Para crear el ambiente sonoro, sus creadores han trabajado con Rubén Marrón, guitarrista e integrante del grupo vallisoletano Arizona Baby. Su estilo musical aporta tensión, suspense y crudeza a este thriller con tintes de western castellano. El tema principal que acompaña a los títulos de crédito, “Cobarde”, está compuesto por Machita, nombre artístico de la actriz Rosalinda Galán en la música, actriz que interpreta en ‘Nacional 106’ a Julia, la cabo de la Guardia Civil.
El quinto personaje de esta historia es el propio lugar de la grabación, los magníficos bosques de pinos que rodean Valladolid. Aunque la historia narra una situación opresiva y asfixiante, ‘Nacional 106’ está rodada totalmente en exteriores, lo que descomprime visualmente el drama que se cuenta.
«Estuvimos dudando si utilizar la C-log2 o la C-log3. Al final nos decantamos por la C-log2 debido a las condiciones en las que íbamos a grabar, ya que era todo en exterior. Todo el rango dinámico que se le pudo sacar con el C-log2 nos vino muy bien en determinadas ocasiones dónde las condiciones lumínicas eran difíciles para la imagen», comenta Víctor Hugo Martín Caballero, que además trabajó con lentes Sumire: «Yo estoy acostumbrado a trabajar con las CN, y la verdad es que siendo muy parecidas en el aspecto y manejo, la combinación entre la C500 y las ópticas Sumire de Canon me ha parecido excelente, parece que estén diseñadas para trabajar juntas, Especialmente me gustó el 50mm, cerca de un 70 por ciento de los planos están hechos con ese objetivo. La mayor parte de las veces llevábamos un T2.8 pero incluso poniendo los Sumire en apuros, abriendo a 1.3 las imágenes que obtuvimos fueron muy buenas», concluye Víctor Hugo Martín Caballero.
SINOPSIS
Un coche se sale de una carretera nacional. La Guardia Civil se dispone a ayudar, pero se trata de algo más peligroso que una avería mecánica. La cabo de la Guardia Civil, Julia García, tiene que decidir si miente a su sargento por ayudar a la propietaria del vehículo o seguir las normas.